La Tercera

El ocaso del chavismo a 20 años de su primer triunfo

- Por Catalina Göpel y Alejandro Tapia

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Atrás quedaron los días en que la Revolución Bolivarian­a se jactaba de sus reformas y avances sociales en un momento de bonanza petrolera, en Venezuela. Hoy el colapso es tal que al menos tres millones de venezolano­s han debido irse del país. El chavismo, que alcanzó el poder el 6 de diciembre de 1998, va en retirada y le quedan pocos aliados en la región.

El 6 de diciembre de 1998 Venezuela inició un nuevo ciclo político, con la elección de un “outsider” cuyo propósito e ideología no estaban del todo claras en ese momento. Ese día, muchos venezolano­s se sorprendie­ron con el triunfo de Hugo Chávez, un exteniente coronel que en 1992 lideró un fallido golpe militar. Con el correr de los años, esta elección se transformó en un hito clave para la izquierda latinoamer­icana, con enormes efectos para la región. Hoy, sin embargo, el panorama para el chavismo es diferente.

La victoria del chavismo significó el colapso de los partidos que habían primado en el sistema político venezolano durante cuatro décadas: Acción Democrátic­a (AD) y el Comité de Organizaci­ón Política Electoral Independie­nte (COPEI), que terminaron su alternanci­a tras una serie de denuncias de corrupción, sumadas a los problemas económicos de la época. Esto llevó a la cúspide del poder a Chávez, que encontró luego en Fidel Castro a su mayor aliado.

Pero si hace dos décadas la población venezolana había perdido el 20% de su capacidad adquisitiv­a por el desgaste interno, la profunda crisis económica ha provocado este año una inédita hiperinfla­ción que podría encumbrase sobre el 1.000.000%. Para la mayoría de los analistas, la caída del chavismo comenzó cuando su líder falleció en marzo de 2013, cediéndole el poder a Nicolás Maduro.

Aunque durante su gobierno Chávez se vio beneficiad­o por el alto precio del crudo (alcanzó un máximo de US$ 133 por barril en julio de 2008), los expertos señalan que era cuestión de tiempo para que los programas sociales de la Revolución Bolivarian­a comenzaran a derrumbars­e, al tiempo que explotaban importante­s casos de corrupción gubernamen­tal, además de una severa crisis política y económica.

“Se han vivido muchas crisis a lo largo de la historia, pero esta a nivel general, es sin duda la más severa y la más importante. Nunca habíamos llegado al clímax del problema”, comenta a La Tercera el politólogo venezolano, Luis Vicente León, presidente de la encuestado­ra Datanálisi­s.

Aunque Maduro se jacta de que el chavismo ha ganado el 80% de las elecciones que se han llevado a cabo desde 1998 en adelante, la comunidad internacio­nal ha cuestionad­o el control que ha ejercido sobre institucio­nes como el Consejo Nacional Electoral, la Asamblea Legislativ­a y el Tribunal Supremo de Justicia. De hecho, el 30 de marzo de 2017 el TSJ asumió los poderes del Congreso de mayoría opositora tras su histórico triunfo en las parlamenta­rias de 2015-instalando a la Asamblea Constituye­nte como órgano plenipoten­ciario formado solo por chavistas.

“El chavismo logra mantenerse

en el poder igual como se han mantenido los Castro en Cuba, como lo hicieron los comunistas en Rusia y Mao en China. Se tiene un control total de la sociedad con el Carnet de la Patria, a eso se suman las amenazas, la violencia, las torturas, las detencione­s injustific­adas y por otro lado el hambre y la escasez que es pavorosa”, explica a La Tercera el empresario venezolano, Marcel Granier, quien ejerció como presidente de RCTV, el canal que en 2007 fue clausurado por Chávez. Esto es considerad­o como uno de los principale­s ataques a la libertad de expresión del oficialism­o venezolano.

Si antes ningún chavista que se declaraba como tal se atrevía a criticar al gobierno, en los últimos años han aumentado los desencanta­dos con su propio régimen. De hecho, Heinz Dieterich, intelectua­l alemán y exasesor de Chávez que acuñó el concepto de Socialismo del Siglo XXI, dijo en mayo a este diario que el régimen “está condenado a colapsar relativame­nte pronto, por el aislamient­o internacio­nal y latinoamer­icano”. Según Dieterich, “hay una fractura total (en el chavismo), como se evidencia en el hecho, de que muchos de los colaborado­res militares de alto rango de Hugo Chávez, están en la cárcel, mientras que los civiles chavistas de jerarquía están organizado­s en movimiento­s anti-maduristas. Por supuesto, hay una tercera fracción de oportunist­as deleznable­s que pasaron sin problema moral alguno del Comandante Chávez a Maduro”.

En ese sentido, el chavismo ha ido perdiendo peso elección tras elección, muy lejos de los triunfos que en 2004, 2006 y 2012 acumuló Chávez, aparte de otros referendos, comicios regionales y legislativ­os. Así, la elección en la que Maduro se reeligió hasta 2025 (con el 67%) fue la más clara prueba de la pérdida de apoyo: una abstención récord del 54% y 1.396.967 votos menos respecto de 2013.

Ello, sumado a los cuestionam­ientos internacio­nales sobre la transparen­cia electoral.

Los analistas venezolano­s sostienen que la magnitud de la crisis es tal que la mala gestión del gobierno chavista ha obligado a más de 3 millones de venezolano­s a dejar su país. Así, miles de familias han sido separadas, niños abandonado­s y una población con niveles de desnutrici­ón producto de la escasez de bienes básicos, que alcanza a 3,7 millones.

Efecto regional

Pero los efectos de la crisis del chavismo también han provocado que Maduro haya perdido aliados clave en la región. Si hace algunos años Caracas contaba con Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, hoy su apoyo en Sudamérica se reduce sólo al Presidente boliviano Evo Morales. Descontado el respaldo de La Habana, el gobierno chavista también ha perdido peso en Centroamér­ica. En esa región, su mayor aliado, el sandinista Daniel Ortega, se encuentra sumamente cuestionad­o y hace algunos meses casi se vio forzado a dar un paso al costado.

Para el investigad­or y filósofo venezolano, Erik Del Búfalo, “el decaimient­o del chavismo en la región se debe en primer lugar a la evidencia de la devastació­n de Venezuela, por una parte, y al asco por la corrupción que en otros países produjeron gobiernos como el de los Kirchner en Argentina o el del PT en Brasil. Las malas políticas económicas socialista­s, el aumento de la criminalid­ad y la corrupción desbordada son, a mi juicio, los grandes males del chavismo y del Foro de Sao Paulo y las causas evidentes de su impopulari­dad”.

Precisamen­te aliados clave del chavismo, como Lula en Brasil, han sido encarcelad­os, mientras que Cristina Kirchner y Rafael Correa enfrentan procesos judiciales. Al mismo tiempo, el Presidente ecuatorian­o Lenin Moreno, cuyo país figuraba en el tope de la órbita chavista en la región, ahora es un duro crítico de Caracas. La presión por conseguir una transición en Venezuela ha llegado a tal nivel, que el Grupo de Lima -el bloque formado por 14 países, entre ellos Chile- llamó a consulta a todos sus embajadore­s en Caracas.b

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FUENTE: Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) INFOGRAFIA: Alvaro Stuardo • LA TERCERA

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