La Tercera

Muere líder de los Buzzcocks e ícono del punk

Su líder, Pete Shelley, falleció ayer, dejando un legado con foco en las guitarras y el estilo indie.

- C. Vergara

La banda inglesa Buzzcocks podrían no haber tenido ni un solo hit, pero igual la historia del rock les habría garantizad­o un espacio.

De hecho, parte de su relevancia no guarda estricta relación con la música: en 1977, cuando apenas eran un nombre incipiente en la escena de la isla, lanzaron su EP debut, Spiral Scratch, sin ningún apoyo de los grandes sellos discográfi­cos. Simplement­e juntaron plata entre ellos hubo un par de préstamos de sus padres y amigos-, fabricaron mil copias y fueron a venderlas directamen­te al público en la sede de la tienda Virgin de Manchester: fue la cuna de lo que hoy se conoce como industria independie­nte y alternativ­a, aquella forma de concebir la música donde los artistas tienen total control de su obra y la difunden sin intermedia­rios ni espaldaraz­os corporativ­os.

Hoy es habitual hasta en los grandes astros del pop, pero en el epílogo de los 70, cuando el rock aún roncaba y era un gigante que facturaba millones, la jugada era sólo asunto de temerarios. Fue inventar el indie antes de que existiera el concepto.

Pero al hacer sólo foco en su música, los Buzzcocks también ejercieron como vértices de otra revolución. Por eso ayer gran parte de la prensa británica lloraba y despedía a Pete Shelley, cantante del conjunto, quien falleció a los 63 años de un ataque cardíaco en Estonia, país donde residía.

En tales obituarios, la marca estilístic­a de la banda se subrayaba con insistenci­a: punk acelerado, pero melódico, sin perder los coros fáciles, el atractivo masivo y las ganas de agitarse, pese a que están hasta hoy un peldaño más abajo que los Sex Pistols o The Clash. ¿Éxitos? Ever fallen in love (with someone you shouldn’t’ve) y What do I get?

Pero los Pistols fueron quienes finalmente impulsaron a los Buzzcocks. En febrero de 1976, sus líderes, el propio Shelley con Howard Devoto, vieron en Manchester a los hombres de Anarchy in the U.K. y se lanzaron a formar su propia agrupación. Como vuelta del destino, los propios Buzzcocks terminaron teloneando a sus ídolos, lo que hizo a Shelley renunciar a su empleo como informátic­o. Luego aprovechar­on la ola de gloria del punk y la new wave para lanzar una seguidilla de álbumes, pactando su separación en 1981. Shelley inició una irregular carrera solista, para volver con su ex conjunto a fines de los 80, editando nuevos títulos incluso en el nuevo siglo. Pero los tiempos habían cambiado: Shelley partió ayer como una leyenda de su género.b

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► La formación del conjunto inglés en los últimos años, con Shelley (al centro, de barba), como el eje.

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