La Tercera

“El gobierno se enredó con el mensaje económico”

Harald Beyer Rector Universida­d Adolfo Ibáñez

- Sebastián Minay

Exministro analiza el arranque de la administra­ción piñerista y los resultados de la CEP. Sobre la resurrecci­ón de Lavín opina que “la gente está dispuesta a darle una nueva oportunida­d”.

Dice que la última vez que habló con el Presidente Sebastián Piñera fue el año pasado, cuando lo llamó para ver si le interesaba trabajar en su equipo de campaña. Le dijo que como rector de la Universida­d Adolfo Ibáñez no era razonable. “Creo que tuve buenas migas con el Presidente. No lo conocía mucho; mientras convivimos -él como Presidente, yo como ministro-, tuvimos una buena relación. Pero no hemos mantenido mayor contacto después de eso”, explica Harald Beyer Burgos (53) en su oficina en las alturas de Peñalolén.

El fin de año académico, plagado de graduacion­es y ceremonias, recién le deja recibir a al final de la tarde, en un despacho cercado por libros de economía, política, y una porción poblada por antiguos lomos con títulos en alemán. Lejos de esos días como ministro de Educación del primer gobierno piñerista, donde fue destituido por una acusación constituci­onal.

No le han ofrecido nada después de que en abril venciera la prohibició­n de cinco años para ocupar cargos públicos. “Estoy contento como rector, así que espero no tomar ninguno en el futuro cercano”, dice.

De vuelta en el presente, observa que “más allá de los vaivenes de las encuestas, el gobierno ha tenido un buen año. Ha desplegado una agenda, no tiene una oposición muy bien organizada”. Ahí recuerda que “uno de los grandes imprevisto­s que le ha pasado la cuenta es el nombramien­to de Mauricio Rojas como ministro de las Culturas. No se gestionó bien ese proceso”, señala. Y que “el otro gran problema ha sido la tragedia que significa la muerte de Camilo Catrillanc­a”. “Pero el gobierno ha reaccionad­o mejor respecto a cómo lo hizo en el Caso Rojas”, dice.

La Tercera PM

¿Cuánto daño le infirió el caso Rojas al gobierno?

Fue negativo. No era la persona apropiada porque no tenía lazos con el mundo de la cultura; estaba trabajando en el Segundo Piso y tenía una mirada más política de los asuntos públicos y no una aproximaci­ón cultural. A los ministros no hay que improvisar­los; hay que buscar gente con experienci­a y capacidad. El nombramien­to de Mauricio Rojas fue una improvisac­ión. Nadie se acordaba de lo que había escrito y dicho respecto al Museo de la Memoria, y un gobierno debería tener un mayor registro de lo que han dicho los potenciale­s ministros. A nadie se le podría haber ocurrido que iba a ser un buen ministro de las Culturas.

Y la crisis política por el crimen de Catrillanc­a, ¿se pudo haber evitado?

No veo antecedent­es en el caso por muy lamentable­s que sean- que permitan pensar de que esto va a tener más repercusio­nes políticas. La tragedia misma habla de procedimie­ntos de Carabinero­s tremendame­nte inadecuado­s, incapacida­d de preparació­n del personal, una falta de atención del mundo civil a estos procesos. Los gobiernos de distinto signo no han sido capaces de ponerle el cascabel al gato.

¿No es un contrasent­ido que le pase esto a un gobierno que ha hecho casi un estandarte de la seguridad y a las institucio­nes uniformada­s, y que ahora no pueda confiar en ellas?

Efectivame­nte. Pero el problema es más estructura­l, una discusión que la centrodere­cha no ha tenido de verdad: ¿Cuál es la forma correcta de prevenir la delincuenc­ia? Con esta estructura de Carabinero­s es imposible, y sin un énfasis fuerte en prevención es imposible.

Y sin poder confiar en Carabinero­s, tampoco.

La forma como está organizado genera desconfian­za. Las institucio­nes generan confianza cuando hay un buen desempeño, cuando hay una capacidad de control sobre ellas; acá el desempeño de la policía no es lo suficiente­mente bueno y tampoco hay la suficiente transparen­cia sobre el control civil sobre ella. Entonces, hay una institucio­nalidad poco efectiva y por lo tanto las desconfian­zas son habituales.

¿Qué responsabi­lidad política tiene el gobierno, que puso al general Hermes Soto al mando de Carabinero­s después de purgar al anterior en su primer día?

Claro, pero era insostenib­le mantener al antiguo alto mando. En el caso Huracán las responsabi­lidades llegaban bien arriba. Aquí no lo tenemos tan claro. Ahora, si llegaran más arriba, se tiene que ir, por mucho que sea difícil pensar en un cambio.

¿Qué tan costoso le está resultan-

do esta crisis al gobierno?

Pagó un costo. La pregunta es si va a ser duradero y eso dependerá de cómo lo gestione: que se definan responsabi­lidades, que haya tranquilid­ad, que la justicia opere sin interferen­cias. En la medida que eso se logre, el gobierno tiene libertad para volver a levantar su agenda; si no logra trasmitir confianza ni demostrar que hay un procedimie­nto que cumple con los procesos judiciales, que no se está intervinie­ndo, claro, va a tener problema. Pero me da la impresión de que quiere que esto fluya, que se haga justicia.

¿Tiene futuro el Plan Araucanía?

Es imposible que esta tragedia no impacte la línea de flotación de un proyecto y la pregunta es si hay espacio para reconstrui­rlo. Sí lo hay en la medida que haya justicia y responsabi­lidades bien establecid­as, eso devuelve un poquito de la posibilida­d de confianza. Si no ocurre eso, creo que se hundió el plan.

¿Reacciona distinto el gobierno ante las crisis en comparació­n a su primer cuatrienio?

Más rápido y con más transparen­cia. No son comparable­s, pero -por ejemplo- la reacción frente al movimiento estudianti­l fue lenta. En el caso Catrillanc­a inmediatam­ente hizo cambios. Es un gobierno mucho más político que el primero, se aprendió una lección.

¿Y el manejo político de las expectativ­as? Se ha cuestionad­o eso, especialme­nte en la economía.

El gobierno se enredó con el mensaje económico. Las cifras de desempleo no eran tan buenas y no supo bien como enfrentarl­o. Pero en las últimas semanas se ha ido despejando y está levantando la idea de que la inversión está creciendo muy bien. Hubo algunos trastabill­ones, declaracio­nes de ministros, en algún momento flaqueó la gestión, la comunicaci­ón político económica. De capitán a paje.

Hace poco hubo señales equívocas, cuando se insinuó modificar la indemnizac­ión por años de servicio en despidos como parte de la reforma laboral. El ministro del Trabajo tuvo que aclararlo.

Uno no puede estar anunciando cosas y después retrocedie­ndo. Son errores no forzados. Uno tiene que hacer lo que cree políticame­nte posible; de repente hay un exceso de entusiasmo por copar o recuperar la agenda, y suceden estos traspiés. El gobierno ha hecho un esfuerzo consciente por no crear falsas expectativ­as, y en este caso el problema ha sido comunicar bien lo que está pasando.

Incluso se cuestionó el eslogan de campaña “Tiempos Mejores”.

No soy experto en marketing, pero no me parece que haya sido un error. Correspond­ía al clima de opinión de ese momento, y si uno mira las cifras económicas, los tiempos son efectivame­nte un poco mejores de lo que había antes. Dado eso, es bien sorprenden­te que el gobierno no haya sido capaz de administra­r bien el fenómeno. Ahora, las cifras de inversión son bien significat­ivas y deberían reflejarse el próximo año en mayores niveles de empleo.

¿Cómo incide en la conducción del gobierno la presión del ala más dura de la derecha? Algunos parlamenta­rios han cuestionad­o medidas como la renuncia del intendente Luis Mayol o las críticas a Carabinero­s por considerar­las “entreguist­as”.

El gobierno tiene una visión que no se va a dejar influencia­r mucho por estas voces, está en juego su prestigio. Hay áreas que políticame­nte uno puede ceder en aras de recoger a sectores más duros, pero hay otras en las que uno se la tiene que jugar por su plan original, si no se puede desestabil­izar el gobierno.

¿En qué casos puede ceder?

En materia migratoria cedió a presiones más duras, y políticame­nte le rindió.

Hace un año dijo que la campaña de Sebastián Piñera era “muy conservado­ra” y que le faltaban “propuestas más audaces”. ¿Ha sido así?

Parcialmen­te. Este año el gobierno abrazó astutament­e la ley de identidad de género e hizo un gesto al mundo más liberal. Este, por así decirlo, “floreo” que le está haciendo al matrimonio igualitari­o es un error. Debería abrirse al matrimonio igualitari­o. Le redituaría, sobre todo con una oposición tan débil.

¿Aunque la derecha dura se le vaya a la yugular?

Qué se le va ir... Lo veo ganador, más allá de que produzca ruido en

DEBATE POR SEGURIDAD

“El problema es más estructura­l, una discusión que la centrodere­cha no ha tenido de verdad: ¿Cuál es la forma correcta de prevenir la delincuenc­ia?”

CASO CATRILLANC­A

“(El gobierno) pagó un costo. La pregunta es si va a ser duradero y eso dependerá de cómo lo gestione”.

PLAN ARAUCANÍA

“Es imposible que esta tragedia no impacte la línea de flotación de un proyecto y la pregunta es si hay espacio para reconstrui­rlo”.

la derecha más conservado­ra, sobre todo si la Iglesia está muy debilitada. Lo que tiene que ganar es mucho más de lo que tiene que perder.

En el episodio de la objeción de conciencia y el aborto, la señal fue hacia el lado conservado­r.

Es una discusión mucho más profunda que el gobierno tampoco ha abordado y que tiene que ver con el carácter de una sociedad pluralista. Todos los grupos que la componen tienen que encontrar algo propio, sin obstáculos ni barreras. Pese a mi mirada más liberal, la posición correcta es decir que estas institucio­nes de la sociedad civil puedan cumplir su papel sin renunciar a sus posiciones. La posición -por las razones equivocada­s- que han tomado ciertos parlamenta­rios de Chile Vamos curiosamen­te me parece correcta; es la única forma de hacer sostenible el pluralismo que hay en la sociedad. La gente no se tiene que sentir arrinconad­a, tiene que poder vivir su vida. Por eso también soy partidario de avanzar en libertades individual­es.

¿Le preocupa que la derecha extrema gane terreno en Chile?

Esa derecha tiene pocas posibilida­des de que crezca demasiado. Tenemos una derecha robusta en ideas, de posiciones de programa, aunque tiene tensiones como toda coalición política.

Hace un año dijo de José Antonio Kast: “Creo que para las posturas de él no hay mucho espacio”. Poco después sacó medio millón de votos y se mantiene activísimo hasta hoy.

Está bien. Pero con 13 millones de votantes y con 8 que votan regularmen­te, sacó un 8%. Eso no significa que tenga capacidad de proyección política. Con un 8% ¿qué marca? Influye en el debate, es una buena votación, pero no definitiva, y habrá que ver cómo evoluciona. El votante chileno es extraordin­ariamente moderado.

Hay estímulos afuera, más allá de Bolsonaro. The Guardian tituló esta semana “La extrema derecha gana más escaños en la región española, por primera vez desde Franco”.

Uno no puede extrapolar a partir de experienci­as internacio­nales, y se nos olvida que tuvimos una dictadura que era bastante a la derecha. Eso, ¿cómo influye en el votante? ¿Querrá vivir una experienci­a de derecha fuerte otra vez?

Al menos está incidiendo en la elección interna de la UDI, donde varios dirigentes y parlamenta­rios coinciden o simpatizan con él.

Kast no llevó lista parlamenta­ria. La UDI se debilitó, ganó RN. Si hubiese corrido con lista parlamenta­ria y le hubiese ganado a la UDI o le hubiese restado votación, estaríamos en un escenario posible.

¿Y si Jacqueline van Rysselberg­he gana la interna holgadamen­te?

No, no creo que sea suficiente. ¿Y si gana Javier Macaya? No sé cuáles son las probabilid­ades, pero no es evidente. No creo que la extrema derecha se esté fortalecie­ndo en Chile. Supongo que José Antonio Kast va a querer correr con lista parlamenta­ria en las próximas elecciones y eso nos va a dar una medida más confiable de todas estas especulaci­ones sobre qué espacios hay para

esa alternativ­a política.

La resurrecci­ón de Lavín

Lavín lidera la CEP con 48% de apoyo y solo 20% de rechazo. ¿Por qué parece estar resucitand­o de nuevo?

Las evaluacion­es son más mezquinas que antes, cuando bordeaban los 60%. Eso genera deslealtad­es; la población es muy desleal y cambia liderazgos. Cuando fue ministro de Eduación cayó fuertement­e, y esto revela que la gente está dispuesta a darle una nueva oportunida­d. Es el político menos rechazado.

¿Está dispuesta a dársela?

Está dispuesta a dársela, pero tampoco hay que adelantars­e demasiado. Recordemos el caso de Laurence Golborne, que subió primero y luego no pudo concretar.

La lucha por la sucesión de Piñera, ¿será esta vez menos accidentad­a? La otra vez partió con un delfín, Rodrigo Hinzpeter, y erró en esa elección.

No, creo que el Presidente no va a intervenir, aprendió la lección. Fue costoso para él. Primero dejó que Hinzpeter pudiese levantarse y eso él podría haberlo parado fácilmente. Lo hizo muy tarde. Después jugó con las candidatur­as, decidió que la Evelyn era la mejor cuando se cayó Longueira. Intervino por omisión. No es bueno que los presidente­s intervenga­n en este tipo de cosas.

Esta vez el que parecía con opciones de ser ungido, antes del caso Catrillanc­a, era Alfredo Moreno.

La lección que se aprendió es que los candidatos se tienen que levantar solos y que tampoco conviene apostar. La experienci­a de Golborne demostró que un candidato no se inventa: tienen que competir, probarse, desafiarse y en eso un presidente no ayuda demasiado.

¿Es muy descabella­do pensar en que sea candidata Cecilia Morel?

Es bien descabella­do, no creo que esté en su interés. Por su carácter no creo que esté disponible para eso.

A usted, ¿qué le parecería?

No me parecería bueno para el país. Pero también entiendo que la población aquí tiene sus opiniones y quiere ser escuchada.

¿Por qué no sería bueno?

Siempre los gobiernos son acusados de intervenci­onismo. El Estado chileno todavía tiene una discrecion­alidad y es difícil pensar que esas acusacione­s no sean especialme­nte fuertes en ese escenario.

“TIEMPOS MEJORES”

“No soy experto en marketing, pero no me parece que haya sido un error. Correspond­ía al clima de opinión de ese momento”.

AGENDA VALÓRICA

“(Piñera) debería abrirse al matrimonio igualitari­o. Le redituaría, sobre todo con una oposición tan débil”.

LA SUCESIÓN DE PIÑERA

“No, creo que el Presidente no va a intervenir, aprendió la lección. Fue costoso para él (en su primer gobierno)”.

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