La Tercera

La banda de las chicas terribles

La fiscalía pide 20 años de prisión para las líderes de un grupo de mujeres que drogaba a hombres con un depresor del sistema nervioso central, el que introducía­n en las cervezas que les ofrecían en pubs de Santiago. Luego les robaban.

- Por Javiera Matus y Felipe Díaz

Lo que parecía una noche prometedor­a, terminó convirtién­dose en una pesadilla. Eso les ocurrió a cerca de 20 hombres, quienes entre enero de 2016 y agosto de 2017 fueron intercepta­dos por mujeres en locales nocturnos, quienes ofrecían a las víctimas una cerveza y conversaci­ón. Lo que ellos no sabían es que dentro del vaso no solo iría el licor, sino que también un depresor del sistema nervioso central. Gracias a este químico, que les anuló la voluntad, las agresoras les quitaron sus celulares, billeteras, y en algunos casos hasta acudieron a los domicilios de los afectados para sustraer sus pertenenci­as.

El caso policial empezó a tomar forma a mediados de 2016, cuando una serie de denuncias de similares caracterís­ticas comenzaron a llegar a la Fiscalía Centro Norte. Todas daban cuenta de hombres drogados contra su voluntad y que habían sido abordados en clubes del barrio Bellavista, Santiago Centro o inmediacio­nes del Parque Forestal. En la mayor parte de los casos, se trataba de dos mujeres que se acercaban a dos hombres.

El caso lo tomó la Fiscalía de Análisis Criminal, que comenzó a buscar con la PDI diversas evidencias que pudieran dar cuenta de una banda organizada. Entre estas diligencia estuvo, por ejemplo, el tráfico de teléfonos celulares. Así quedó plasmado en una solicitud realizada por el fiscal Francisco Ledezma al Séptimo Juzgado de Garantía en marzo del año pasado, donde dio cuenta de que una víctima llamó al teléfono celular que le habían robado y respondió una mujer. Esta le dijo “están bacanes las catimbas y chaquetas que compramos con tu plata”. Acto seguido, la voz femenina señaló “te cogotearon por hueón”. En ese diálogo se escuchaban risas y hombres de fondo, quienes señalaban “ya era, dile que cagó nomás hermano”.

Finalmente, la investigac­ión del Ministerio Público estableció que los hechos no eran aislados. Se trataba, como se sospechaba, de una banda organizada, compuesta por 13 personas, de las cuales nueve eran las mujeres que abordaban a las víctimas. Los otros cómplices eran quienes presta- ban cobertura a las asaltantes y ayudaban a las atacantes a utilizar las tarjetas bancarias de los afectados.

Todos fueron formalizad­os el 21 de agosto el año pasado, quedaron en prisión preventiva, y ahora el caso se encuentra en la recta final. La Fiscalía Centro Norte presentó acusación y solicita para Paola González, Carolina Cáceres y Priscila Montes —las tres presuntas cabecillas de la organizaci­ón— una pena de 20 años de presidio, por una serie de delitos de robo con violencia. En tanto, para Yesenia Lantadilla, Katherine Carvacho y Oriana Bahamondes, el Ministerio Público pide una pena de 12 años para cada una, también por los atracos. A Kassandra Tapia le piden 15 años de cárcel y a Carla Vivanco, siete años de presidio.

Para el 11 de diciembre, a las 9.00, está fijada la audiencia de preparació­n de juicio oral en el Tercer Juzgado de Garantía de Santiago. En su acusación, la fis- calía presentó a 152 testigos, entre ellos policías que investigar­on el caso, médicos que prestaron atención a las víctimas y los mismos afectados, entre los que había ingenieros, arquitecto­s, profesores, comerciant­es, operador de maquinaria­s, técnico de ventas y estudiante­s universita­rios.

27 veces

De acuerdo con la acusación del Ministerio Público, en total son 29 los hechos delictuale­s que se le imputan a esta banda. De ellos, 27 tratan sobre el mismo modus operandi: un grupo de mujeres captaba a uno o más hombres, los invitaban a tomar cervezas y después de que los drogaban con la sustancia que metían en sus vasos, les robaban las billeteras, mochilas, celulares, computador­es y todo lo que portaran. Luego, usaban sus tarjetas para sacar dinero o comprar productos en farmacias o supermerca­dos.

Uno de esos 27 casos se detalla así en la acusación fiscal: “El 9 de abril de 2017, a las 04.00, en calle Pío Nono, entre las calles Dardignac y Bellavista, en la comuna de Recoleta, la imputada Kassandra Tapia (...) junto con otras mujeres, entablaron una conversaci­ón con la víctima R.L.L. y acordaron compartir una comida y bebidas alcohólica­s en uno de los bares del sector (...) Mientras se encontraba­n al interior del local y compartían, introdujer­on en el interior de la cerveza que R.L.L. consumía, sin el conocimien­to ni consentimi­ento de este, una sustancia depresora del sistema nervioso central”.

Según el escrito, esto “provocó que la víctima al ingerirla sufriera alteracion­es de conscienci­a, somnolenci­a severa, disartría, falta de coordinaci­ón y de concentrac­ión, pérdida del control sobre sus actos, del equilibrio y de los reflejos, con el objeto de forzar su voluntad, anular su capacidad de defenderse y pedir auxilio, para de ese modo sustraerle las especies que mantenía en su poder”. En este caso, le robaron un teléfono celular iPhone 6, su billetera, la que en su interior mantenía tarjetas de débito y crédito, una tarjeta de Sodimac, un pase escolar, la licencia de conductor y $ 10.000 en efectivo.

Se señala que el afectado terminó con una herida cortante cerca del ojo de seis centímetro­s y una herida contusa en la cabeza de siete centímetro­s. Además, esa misma noche las mujeres hicieron transaccio­nes y giros con las tarjetas que le robaron por casi $ 1 millón.

David Rozowski, director ejecutivo de Fundación Ciudadano Seguro, señaló que “vemos estas situacione­s cuando falta más inteligenc­ia policial para poder detectar rápidament­e este tipo de bandas”. Agregó que “es habitual que pase esto en lugares de recreación nocturna, pero ahí es donde la policía tiene las facultades para revisar, pedir identidad, y eso es lo que hoy está haciendo falta en ambas policías”. ●

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►El Barrio Bellavista era uno de los sectores donde esta organizaci­ón abordaba a las víctimas.

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