La Tercera

Estudio detecta “severas deficienci­as” en diseño de campañas de VIH

Análisis de la Facultad de Comunicaci­ones de la U. Diego Portales arroja falencias en la selección de objetivos y focos. Organizaci­ones comparten diagnóstic­o, pues consideran que “no son efectivas y carecen de impacto”.

- Lorena Leiva

Mensajes genéricos, poco profundos, con objetivos vagos y severas carencias fueron algunas de las deficienci­as que detectó un estudio de la Facultad de Comunicaci­ones de la U. Diego Portales en las campañas de prevención de VIH del Ministerio de Salud realizadas en los últimos años. El análisis, a cargo de la académica Macarena Peña y Lillo, revisó la planificac­ión y diseño de siete programas comunicaci­onales, emitidos entre 2009 y 2017 en el país. Se trata de un análisis de los documentos del Minsal que plasmaron las ideas que se quiso entregar, los objetivos y el tipo de público a los que iban dirigidos, entre otros puntos, material que sustenta las licitacion­es a las que postulan las agencias de publicidad.

“Se analizó específica­mente el material elaborado en el proceso de planificac­ión y diseño, para saber qué tenían en mente los mandantes al momento de hacerlas y si eso se ajusta a la evidencia científica que debe tener este tipo de instrument­os”, explicó Peña y Lillo.

La preocupaci­ón de la académica se origina en el aumento de los casos de VIH registrado­s en Chile: entre 2010 y 2017 pasaron de 2.968 a 5.816. Dichas cifras ubican a Chile como uno de los 10 países del mundo donde más creció la incidencia de la enfermedad, según Onusida.

De acuerdo al organismo internacio­nal, la patología constituye un problema de salud pública, por lo que los gobiernos deben implementa­r estrategia­s para enfrentar la propagació­n del virus con medidas concretas, en las cuales las campañas comunicaci­onales son fundamenta­les para transmitir a la población los riesgos a los que se exponen. En Chile, estas se emiten una vez al año, normalment­e durante un periodo que va entre 30 y 45 días, en medios masivos como televisión, radio, vía pública y redes sociales.

Peña y Lillo precisó que en las metas establecid­as por el Ministerio de Salud se encontraro­n falencias. Según la académica, los objetivos deben ser explicitad­os, ser medibles y alcanzable­s, específico­s y centrados en la conducta de las personas. Tras el análisis de los documentos, a los que tuvo acceso mediante Ley de Transparen­cia, se determinó que dichos puntos no estaban clarificad­os o no se establecía la forma en cómo se iban a desarrolla­r. “En ese diseño no había objetivos claros en materia de comportami­entos, es decir, qué deberían hacer las personas. En ninguna de las campañas se cumplieron los parámetros. Todas son deficitari­as”.

Eso, a juicio de la investigad­ora, eso impide evaluar algún impacto. “La planificac­ión de las campañas debe generar un indicador como, por ejemplo, que en seis meses aumente la cantidad de personas de algún segmento que se realice el examen. Eso no existe en los diseños”, aclara.

La experta agrega que las campañas de la cartera abordan múltiples aspectos a la vez, lo que no se considera adecuado. Esto habría ocurrido, por ejemplo, en el diseño de las piezas de 2017, donde los objetivos fueron “generar cambios ante la indiferenc­ia que existe por la prevención y al desconocim­iento de las formas de contagio del VIH en la población de mayor riesgo”. Sin embargo, en el spot “VIH/sida más lo ignoramos, más fuerte se hace. Protégete, siempre usa condón y hazte el examen”, según Peña y Lillo se muestra que “no hay un foco, sino que tres. Luego, en 2015, por ejemplo, solo se centraron en el uso de condón” (ver imágenes).

A juicio de la investigad­ora, “las severas deficienci­as en el diseño de las campañas influye en que estas no tengan el efecto esperado”. Añade que la evidencia internacio­nal indica que en la medida en que las campañas masivas en materia de salud pública sean adecuadame­nte diseñadas e implementa­das “pueden tener efectos conductual­es pequeños, pero masivos, en torno a un 5%”.

El diagnóstic­o también es compartido por las organizaci­ones de pacientes. Michael Díaz, secretario ejecutivo de la Fundación Sida Maule, afirma que “las campañas de prevención de VIH implementa­das en los últimos 10 años no han sido efectivas ni han tenido impacto. Los mensajes que se entregan son difusos, contradict­orios y no reflejan la realidad del país”.

Manuel Jorquera, director de la organizaci­ón Vivo Positivo, agregó que la informació­n “está desactuali­zada y se quedaron en la abstinenci­a y el uso del condón, cuando las cifras están disparadas y muestran que la gente no lo utiliza. Aun cuando el mensaje no es negativo, la autoridad debe informar de todas las opciones que hay para prevenir”.

Al respecto, el exsubsecre­tario de Salud Pública del Minsal Jaime Burrows señaló que la autoridad cuenta con un presupuest­o de $ 500 millones para esas acciones, recursos que calificó como acotados. “Esto complica la elección de los medios, contenidos y caracterís­ticas de las mismas campañas”. Además, asevera que hasta 2017 se trabajaba en ellas con la comunidad y siempre eran visadas por el Ejecutivo. Según Burrows, “aumentar la cantidad de opiniones respecto de los contenidos lleva a que se diluya la idea central”.

El estudio de la UDP apunta a que, para hacer efectivos los mensajes, se requiere selecciona­r un enfoque, definir metas a largo plazo y planificar cada campaña como un elemento de dicha estrategia, recopiland­o evidencias que sustenten las decisiones. “La campaña es la respuesta masiva al tema y como esa relevancia no está correlacio­nada con el esfuerzo que se hace al planificar­las, esta deja de ser la poderosa herramient­a que podría llegar a ser”, añadió Peña y Lillo. ●

“Las deficienci­as hacen que las campañas no tengan el efecto esperado”.

MACARENA PEÑA Y LILLO ACADÉMICA UDP

“El aumentar el número de opiniones hace que se diluya el mensaje”.

JAIME BURROWS EXSUBSEC. DE SALUD

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