Aniversario de Evópoli
HÓscar Godoy Académico oy, Evópoli celebra su sexto aniversario. Un intenso período durante el cual una generación de jóvenes ha construido una alternativa política inédita en el país. Ha hecho oír su mensaje y puesto a disposición de los chilenos un intermediario trasparente, leal y válido de sus demandas más urgentes. Esta obra surge en un contexto de deslegitimación de las instituciones de representación política y el asedio de la izquierda radical, que querría suplantarlas por los poderes fácticos del populismo y los movimientos inorgánicos de las masas.
El horizonte histórico nos indica que transitamos hacia un nuevo estadio de la humanidad. Evópoli aparece en un escenario político en pleno desarrollo de este proceso, cuyo punto de partida fue la caída del Muro de Berlín, anuncio del desplome de las democracias populares y los sistemas económicos socialistas.
Los tiempos actuales son desafiantes. Ofrecen la oportunidad para protagonizar la consolidación de la democracia representativa y la emergencia de una versión del mercado verdaderamente funcional y eficaz para el bienestar y la prosperidad, pero por sobre todo para persuadir a los chilenos que la felicidad es la obra de cada cual y no regalo de un Estado benefactor.
La elección de dos gobiernos de centroderecha en los últimos diez años es un capítulo de este proceso. En este escenario, Evópoli tiene la responsabilidad de ofrecer un programa prospectivo de largo plazo, una definición de metas en las áreas fundamentales de la construcción de una democracia de ciudadanos dueños de sí mismos, solidariamente comprometidos con una tarea común. El programa del gobierno, que Evópoli promueve, es un pórtico de entrada a ese proyecto, porque apunta a fortalecer las libertades y las igualdades necesarias para superar los obstáculos que imponen la inseguridad, las desigualdades, la pobreza, la ignorancia, la incertidumbre previsional, el déficit en el acceso a la salud, la corrupción política y la colusión empresarial.
El ideario liberal reconoce un orden de los bienes básicos humanos: la vida, la integridad corporal y la dignidad personal; la libertad; la propiedad y el disfrute tranquilo de los propios bienes; la igualdad y el cuidado del otro. No hay espacio para ningún despotismo, cuya versión moderna es operar como un poder tutelar a cambio de servidumbre. La identificación de Evópoli con ese ideario es la garantía de que su oferta política es una opción futura veraz, y viable de que las garantías constitucionales de las libertades y derechos, el estado de derecho, la división de poderes y el sistema representativo no son meras declaraciones retóricas, sino fuentes vivas de una verdadera democracia.