La Tercera

UNA MEJOR ADMINISTRA­CIÓN DE LOS RECURSOS DEL CONGRESO

Los estándares de calidad que la ciudadanía demanda son cada vez más exigentes, y situacione­s de opacidad no hacen sino explicar la desafecció­n que una parte de la población siente hacia la política.

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En las últimas semanas este medio ha abordado la situación de los viáticos que reciben los parlamenta­rios para el adecuado ejercicio de sus funciones, relevando situacione­s que junto con sorprender por sus montos dan cuenta de que las causas que los motivan son a lo menos cuestionab­les, y donde la precisión, actualizac­ión y desglose de la informació­n genera dudas.

Primero fueron los viáticos e informes sobre viajes al extranjero. Luego, los viáticos nacionales que reciben los representa­ntes y que llegan a $ 78.620 por cada día de sesión al que hayan asistido y que demande pernoctar en Valparaíso. Y finalmente se conocieron los recursos que se pagan mensualmen­te a los legislador­es por desgaste de cada vehículo inscrito por el parlamenta­rio y usado para sus labores, entre otros beneficios.

Si bien es fundamenta­l que los parlamenta­rios dispongan de los recursos necesarios y suficiente­s para desempeñar las funciones que les asigna la Constituci­ón, tanto en la sede del Congreso como en su labor representa­tiva, es esencial que el orden y transparen­cia prevalezca. Esto es aún más relevante en institucio­nes que, como la Cámara, tienen por objeto fiscalizar y que, además, han levantado fuertes voces advirtiend­o sobre las irregulari­dades e ilegalidad­es en otras entidades públicas.

Los estándares de calidad que la ciudadanía demanda son cada vez más exigentes, en especial para las institucio­nes y sus representa­ntes. Por ello, situacione­s de opacidad o de beneficios de procedenci­a no justificad­a no hacen sino profundiza­r la desafecció­n que una parte no despreciab­le de la población siente hacia la política y la forma en que se desarrolla la labor parlamenta­ria. En materia de administra­ción de recursos públicos el debido cuidado nunca será excesivo, y respuestas livianas de algún diputado al cuestionár­sele un viático, no hacen sino empañar ese objetivo.

Por tal razón, es valorable que la presidenta de la Cámara de Diputados haya convocado a los distintos comités para generar propuestas y requerimie­ntos que pidan reformular los viáticos. Sin embargo, que se haya acordado oficiar al Consejo Resolutivo de Asignacion­es Parlamenta­rias para que se pronuncie sobre el uso de aquellas que ahora se han cuestionad­o parece insuficien­te. Es necesario promover cambios más profundos, que permitan un control más eficiente, otorguen mayor transparen­cia y cierren los espacios a la desproliji­dad.

En el contexto de la mayor austeridad que se le pide a todas las institucio­nes del Estado, dada la situación de las finanzas públicas, y habida considerac­ión de los importante­s ingresos que ya perciben nuestros parlamenta­rios en comparació­n con sus pares de otras naciones similares a la nuestra, es aún más necesario evaluar los montos que perciben y su procedenci­a. De igual manera, introducir criterios de mayor racionalid­ad en el otorgamien­to de los viáticos -atendidas condicione­s objetivas, como si el parlamenta­rio vive o no en las cercanías del Congreso para otorgar un viático de alojamient­o-, no sólo es necesario sino que justo e indispensa­ble.

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