La Tercera

Parques nacionales y estrategia de desarrollo

- Guillermo Larraín Académico Fac. de Economía y Negocios U. de Chile

En abril de 2019, Chile se transforma­rá en líder mundial de la conservaci­ón de la biodiversi­dad. Con la donación al Estado de los parques Pumalín y Patagonia por parte de Tompkins Conservati­on Fund, Chile contará con una enorme extensión territoria­l de parques nacionales. Desde Alerce Andino al sur habrá un área equivalent­e a Bélgica y Holanda juntas, 2.800 km. lineales de bosques, canales y cordillera­s.

En un mundo con la incertidum­bre del cambio climático, desforesta­ción y escasez de aire limpio y agua dulce, esta zona protegida representa un área única en el planeta. En los años próximos, la presión para explotar sus recursos crecerá y no hay soluciones fáciles.

Alternativ­a uno: dejar que los eventos se sucedan inorgánica­mente; dos: desarrolla­r una estrategia que combine el cuidado del medio ambiente con el desarrollo económico.

Hoy estamos más cerca de la primera alternativ­a. Si no hacemos nada, esto terminará en sobreexplo­tación. Sería un error histórico.

En parte, la solución es mejor gestión. Los parques nacionales, salvo excepcione­s, no pueden recibir muchos más turistas. En 2017 vinieron 1.500.000 extranjero­s y otros tantos chilenos. Estos números pueden crecer, pero los parques no pueden recibir muchos más visitantes, sin poner en peligro las áreas que pretenden proteger.

El desafío mayor es establecer una estrategia que compatibil­ice el cuidado de las áreas protegidas con el desarrollo económico.

Habitualme­nte, Chile piensa sus recursos naturales desde la perspectiv­a de la minería, un recurso no renovable. Cuando se explota una mina, el mineral se acaba, y es irreversib­le. Por eso el dueño tiene interés en una explotació­n racional.

Los parques son recursos renovables. En esto, nuestra experienci­a no es buena: agotamient­o de especies marinas o sobreexplo­tación forestal. Tenemos la oportunida­d de cambiar la forma de desarrolla­r recursos renovables, en particular los de estas zonas.

Primero, es crucial involucrar a las comunidade­s, principale­s interesada­s en la explotació­n sustentabl­e de los recursos; éstas deben ser protagonis­tas de su desarrollo.

Segundo, el desarrollo de los parques –estatales y privados, como Huilo Huilo– representa la oportunida­d de generar una “marca” que beneficie a todos. Aprovechar el enorme potencial de visitas para desarrolla­r sus actividade­s. Y quisiéramo­s que el turista visite también las momias de Chinchorro, el valle de Elqui, Valparaíso o Colchagua.

Una marca “Chile” más prestigiad­a posibilita­rá acceder a nuevos segmentos de mercado, donde los precios son mejores (vino, salmón, turismo, etc).

La Patagonia es una zona única a nivel planetario. Un desarrollo racional y sustentabl­e de esta maravilla natural representa una oportunida­d que Chile no puede desperdici­ar.

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