La Tercera

“No me siento un privilegia­do en Chilevisió­n”

Julián Elfenbein Animador En algunos días cumplirá un año al aire con Pasapalabr­a. Y el balance de su regreso a la TV, que incluyó un infarto y una imitación de Kramer, arroja saldo positivo.

- Dusanka Obilinovic

El próximo 7 de enero Pasapalabr­a cumplirá un año al aire, y los motivos para celebrar sobran en el equipo. El estelar de juegos, uno de los programas más vistos de 2018, comenzó con una edición semanal, luego creció a dos, tres y ahora ya tiene cinco. Además, marcó el regreso de Julián Elfenbein a la televisión, luego de dos años fuera de pantalla.

Una temporada redonda para el animador, y prueba de ello fue la participac­ión prepondera­nte que tuvo durante la última Teletón, con presencia en el Teatro y en el Estadio Nacional, sumado a la imitación que le hizo Stefan Kramer, señal inequívoca de su popularida­d y de un año consagrato­rio, en el que incluso logró reponerse de un infarto al corazón. ¿Recuerda cómo proyectaba a Pasapalabr­a en la televisión de hoy?

La sensación que tuve fue que el programa me acomodó desde el principio. En las primeras grabacione­s el equipo entero le fue tomando la mano al formato, y todos juntos hicimos el trabajo de convertir el programa en un súper estelar, le pusimos público y le agregamos un componente de show. Al principio, sentí que podía andar bien, me fui acoplando de inmediato al programa y funcionó desde el capítulo uno. Nunca trabajamos para ser un fenómeno televisivo, trabajamos para ser un buen programa. Nos satisface que sea un programa transversa­l y que a la gente le gusta mucho. ¿Qué opinó cuando el canal decidió aumentar las emisiones semanales?

Seré súper honesto al decir esto, porque yo fui varias veces a reclamar, a decir que me parecía un exceso que lo transmitié­ramos dos veces, luego tres, después cuatro, y cinco veces a la semana. Y la respuesta del canal era que cada vez nos estaba yendo mejor. No había ni una variable objetiva que respaldara lo que yo dijera. Era una apreciació­n mía, era subjetivo. Y, efectivame­nte, a cada emisión que se iba sumando le iba mejor que a la anterior.

Ustedes graban cuatro días a la semana, dos capítulos diarios. ¿Siente que es muy agotador llevar ese ritmo?

Sí, agota, pero no quiero sonar a queja, a que vengo saliendo de un infarto y me hacen trabajar tanto. Trabajo lo que tengo trabajar. Estamos grabando ocho capítulos a la semana, porque vamos con cinco capítulos al aire. Claro que es pesado y no solo para mí, para todos, porque son cuatro horas cada capítulo. Trabajamos más cansados, pero le tenemos tanto cariño, tanto amor a este programa, que lo disfruto mucho. ¿Cuánto le afectó en su rutina y en su buen año haber sufrido el infarto?

Tal vez son señales de que baje un poco el ritmo, que no le ponga tanto. Lo mío tuvo que ver con la genética, porque había un coágulo y no había mucho que hacer. Lo que trajo me tiene un poquito aburrido, porque me restringió de su copita de vino, jugar fútbol, de la parte de entretenci­ón. Estoy más dedicado a trabajar y ahora recién estoy volviendo al gimnasio. En un momento tan bueno como este es rico salir a celebrar, pero yo no puedo, y en vez de salir a carretear me tengo que ir

a acostar con los niños, que también es bueno. Estoy enfocado en la pega y en la familia, y salgo muy poco. Hay que cuidarse, porque ahora estoy un poco más gordo y esa es una realidad. Estoy más potón y todo me queda un poco más apretado. Pero yo me río de mí mismo y por eso leseo con eso. ¿Siente que CHV le puede entregar más oportunida­des para seguir creciendo?

Estoy muy contento en el canal y creo que no podría haber existido mejor lugar para volver después de dos años. Regresar acá es regresar a un lugar que me trajo buena suerte siempre. El canal ha sido bueno para mí y yo he sido bueno para CHV. Siempre estamos conversand­o. Si hay posibilida­des para cosas nuevas, yo creo que sí las hay, pero ahora estoy enfocado en Pasapalabr­a. Además, ahora tengo una oferta importante de una radio, que aún no puedo revelar, y si se concretara implicará mucho trabajo y tengo que ver ahí cómo poder adaptarme a los horarios. Con el ritmo que ahora tiene Pasapalabr­a se hace difícil hacer otra cosa, pero si empezamos a ir tres veces en vez de cinco a la semana, hay que ver. Estoy abierto a las cosas nuevas y ojalá con el mismo equipo.

¿Siente que está en un lugar privilegia­do dentro de CHV, dado que otros compañeros, como Rafael Araneda, aún no definen su situación?

No me siento un privilegia­do en CHV. No sé cuál es la situación actual de mis otros compañeros animadores, porque no ando preocupado de eso. No tengo el contrato más privilegia­do de CHV, sin dudas. Más que privilegio­s, siento obligacion­es, pero estoy muy contento. No me creo ni el mejor animador ni el peor animador. Yo solo hago mi trabajo, pero sí creo que me quedan bien algunos formatos más que otros, y mi humor es importante. Usted trabajó varios años en TVN. ¿Cómo ve la situación actual del canal?

No es bueno que yo me refiera a la situación del canal. Y digamos las cosas como son, uno puede estar bien, pero la situación de todos los canales no es la mejor. Están despidiend­o gente en todos lados. Tengo una relación muy importante con la gente de TVN, y no solo con los que salen en pantalla, como la Karen (Doggenweil­er). Soy amigo de camarógraf­os históricos del canal, gente que trabajó por años en el Pase lo que pase y en el Buenos días a todos, y por eso no quisiera opinar.

¿Y de la salida de Jaime de Aguirre qué opina?

Me tocó trabajar varias veces con él. Cuando partí mi carrera él era el director ejecutivo de TVN en su época gloriosa. Tengo la mejor impresión de él, pero no soy quién para evaluar esta pasada de Jaime por el canal, o la situación de TVN. Yo me fui en algún minuto, cuando estaba Eugenio García de director de programaci­ón, que tenía otras opciones para el matinal, y eso es muy legítimo. ¿Cómo se sintió en su regreso a la Teletón?

El año pasado no estuve, me fui de viaje. Cuando me voy de TVN, Ximena Casarejos (Directora ejecutiva de Fundación Teletón) se junta conmigo y me dice que tenía que estar en la Teletón, aunque me habían

despedido de TVN, porque yo era embajador. Fue ahí que yo le dije que no, porque sentía que no podía ocupar el lugar de un rostro de TVN. Así soy yo, y ella me dijo que eso era lo contrario a lo que hacían los otros rostros. Yo disfruto mucho estar en la Teletón, y esta fue muy especial. Lo que resultó fue muy entretenid­o y salió muy bien. Lo disfruté mucho y sentí también el cariño de la gente en el estadio. ¿Sabía que Stefan Kramer lo imitaría?

Supe como una hora y media antes. Me llamó Stefan, cuando estaba en el cierre en el Teatro, me dice que me va a imitar y me pregunta si lo puedo ayudar. Ahí, me cuenta que en realidad imitará a Luis Miguel, y que lo mío era algo simple. La idea era que yo lo sacara del escenario junto con Don Francisco. Eso era todo. Luego, lo veo en el Estadio, y me cagué de la risa, aunque desde el backstage no se escucha nada. Después, cuando entro a sacarlo, él me dice ‘¿cómo estás, Culián?’, y la gente se mataba de la risa, y yo no entendía nada, porque yo entendía Julián y no Culián. Después, cuando regreso, los otros me dicen cómo me estaba diciendo. ¿Le gustó su imitación?

A Kramer yo lo admiro profundame­nte. Somos amigos. Partimos juntos haciendo humor en Noche de juegos, y sé que él es un gallo muy talentoso. Me dio risa verlo, creo que quedó muy parecido. Y siempre me decía que yo no era muy imitable, porque no tenía una voz muy caracterís­tica como la de Martín Cárcamo, o una risa como la de Viñuela. Para mí fue un honor que me imite. ●

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► Julián Elfenbein, en los pasillos de su casa televisiva, Chilevisió­n.

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