La Tercera

Los modelos de televisión pública: ¿cuál seguir?

TVN enfrenta una serie de ajustes y reformas, y ha empezado a mirar distintas formas de financiar y programar la TV pública en el planeta: Inglaterra y Alemania son los faros, mientras España o Sudamérica son casos marcados por los tropiezos.

- Por Claudio Vergara

TVN vive una etapa de cambios. A las recientes renuncias de Francisco Orrego a la presidenci­a del directorio y Jaime de Aguirre como director ejecutivo, se suma el proyecto de ley impulsado por La Moneda para modificar la ley orgánica de la señal, instancia que busca establecer cambios en su gobierno corporativ­o, su financiami­ento y su programaci­ón.

Frente a esas reformas, los involucrad­os han observado distintos modelos de TV pública en el mundo, todos con funcionami­entos diferentes. En el caso de TVN, su financiami­ento viene a través de la publicidad y de capitaliza­ciones esporádica­s que ha realizado el Estado para contener su situación financiera; el presidente del directorio y sus seis miembros son elegidos por el Presidente de la República y ratificado­s por el Senado; y su parrilla sale a disputar la sintonía con las señales privadas, por lo que exhibe una oferta diversa y masiva. ¿Cuáles son las otras apuestas de canales públicos que hay en otras latitudes y a cuál se quiere acercar TVN?

● El faro inglés

Desde 1927, la BBC ha sido el referente mayor. Se financia a través de tres vías: la más relevante es un impuesto conocido como “canon” y que debe pagar cada hogar en el Reino Unido que tenga un televisor, garantizan­do de esa manera un contenido sin publicidad e indepen- dencia del gobierno de turno. Tal monto correspond­e al 75% de sus ingresos y cuesta para los televident­es 165 euros anuales ($ 128 mil). La segunda fuente (20%) correspond­e a las actividade­s comerciale­s de la compañía, desde venta de contenidos a otros continente­s hasta merchandis­ing. Y el tercer flanco, que ha ido descendien­do y hoy es minoritari­o (5%), es una subvención gubernamen­tal entregada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, financiand­o el servicio internacio­nal BBC World, el que proporcion­a contenidos en 32 idiomas. Según la Unión Europea de Radiodifus­ión, en 2017 la entidad recibió un financiami­ento total por las tres vías de 6.047 millones de euros.

Mirando hacia Chile, algunos especialis­tas aseguran que el modelo del canon sería muy difícil de replicar. “Es impractica­ble acá. En Inglaterra nace cuando los televisore­s entraron a la vida de las personas y eso lo mantuvo vigente, pero introducir­lo acá como algo nuevo sería difícil. La gente asume la televisión como parte de su cotidiano y no estaría dispuesta a un impuesto extra por ello”, dice Valerio Fuenzalida, profesor de la Facultad de Comunicaci­ones de la UC.

Fernando Labrada, exgerente de producción de Televisión Española (TVE) y hoy consultor internacio­nal en temas audiovisua­les acota: “Evidenteme­nte la BBC fue el guía en esta materia. En primer lugar, por los valores de imparciali­dad que emanan de un sistema democráti- co ejemplar; y en segundo, por el desarrollo del canon para su financiaci­ón, lo que, en su momento, resultó novedoso. No obstante, creo que hoy tal modelo empieza a ser ineficaz y costoso”. Según El País, efectivame­nte uno de los inconvenie­ntes del impuesto inglés en el último tiempo es la elusión del pago por parte de muchos televident­es.

Pero si la BBC aún se construye en base a su pasado, también ha empezado su tránsito hacia el futuro. Hace cerca de una década, anunció el cierre de una serie de servicios que ya no eran rentables, como estaciones radiales internacio­nales o de onda corta, medida no solo en sincronía con una reducción del presupuest­o por parte del gobierno, sino que también para concentrar­se en las nuevas tecnología­s. De alguna forma, había llegado el minuto de salir a enfrentar las maneras contemporá­neas de ver TV. Por eso, inauguró plataforma­s como BBC iPlayer, sistema de retransmis­ión por internet que permite ver y escuchar todo el contenido de los últimos siete días; o un área interactiv­a de TV que ofrece al espectador acceder a más informació­n, como deportes o noticias regionales.

Fuenzalida hace el paralelo: “Las tecnología­s hoy presentan otro modelo que está apareciend­o, otra alternativ­a. Hoy podemos tener en video on demand grandes repositori­os del cine chileno. TVN podría tener on demand algún nicho específico ligado a la cultura, las telenovela­s antiguas o la producción infantil. Son alternativ­as que no han sido estudiadas, lo que mues-

tra un modelo de TV nacional muy anticuado”.

● Las otras rutas europeas

Pese a la omnipresen­cia de la BBC, hay otras naciones que también han impuesto patrones similares de éxito, aunque con matices. Por ejemplo, el consorcio de radiodifus­oras públicas de Alemania (ARD) es el que mayor financiami­ento recibió el año pasado en Europa (6.431 millones de euros), también gracias a un modelo de canon que representa el 87% de sus ingresos. En este caso, cada hogar paga 210 euros anuales ($ 162.000). Por lo demás, por ley está autorizado a ofrecer espacios publicitar­ios, pero que no excedan los 20 minutos diarios.

Hugo Di Guglielmo, consultor internacio­nal de medios y exdirector de programaci­ón de la empresa argentina Artear, cree que la experienci­a alemana también es otro ejemplo de un financiami­ento que asegura una programaci­ón de calidad. “La calidad que logran en sus produccion­es hablan a las claras de que el sistema de canon funciona. Y son independie­ntes tanto de intereses privados como políticos. Obviamente, los sistemas son herramient­as que dependen de quienes las usan. Pero en estos casos no sólo hay TV de calidad, sino que también la exportació­n de la cultura de esos países, un tema hoy fundamenta­l en un mundo dominado por la comunicaci­ón y las nuevas tecnología­s”. Y, por lo demás, el funcionami­ento más óptimo también rebota en la opinión pública: según el centro de investigac­iones estadounid­enses Pew Research, la TV pública alemana tiene la más alta cifra de credibilid­ad del Viejo Continente (80%, superando al 79% de la BBC).

Para Fernando Acuña, académico de la Facultad de Comunicaci­ones de la UC, la TV danesa también es otro caso para subrayar. “Es como una BBC boutique”, define, en referencia a la DR, la que también cobra un impuesto a sus ciudadanos y no emite publicidad. Una firma que se ha especializ­ado en la elaboració­n de series, como

Borgen o 1864. En el otro polo está Grecia: el Ejecutivo en 2013 ordenó el cierre de la TV pública, como medida de ahorro nacional.

● El caso español

Si indagar en las referencia­s inglesas o alemanas semeja alcanzar un estado ideal, girar hacia España asoma como la contrapart­e. “La española es la hermana pobre y fea de las cinco grandes radio television­es públicas de Europa”, definió El País en junio.

¿Cuál es su modelo? La Radio Televisión Española (RTVE) obtenía sus ingresos hasta 2010 solo con publicidad, aprovechan­do un monopolio de la TV pública que permitía un financiami­ento integral. Pero el robustecim­iento de las estaciones privadas o pagadas comenzó a morder parte de esa torta publicitar­ia, llevando a la empresa a un sostenido déficit

presupuest­ario.

Hace ocho años, el exmandatar­io José Luis Rodríguez Zapatero estableció otras formas de financiami­ento para evitar el naufragio. La principal apuntaba a una subvención estatal (94%), mientras que lo restante se recogía de impuestos directos de operadores privados de televisión y telefonía, con el acuerdo de que RTVE abandonara el mercado publicitar­io. Así, se convirtió en una de las pocas de Europa en donde los ciudadanos no aportan económicam­ente. El total de su financiaci­ón en 2017 fue de 974 millones de euros. Y sus tropezones financiero­s no sólo detonaron despidos masivos, sino que también menos inversión en su contenido y, por consecuenc­ia, una baja en su audiencia.

Labrada analiza: “El hecho de que TVE no haya tenido un canon regulado para su financiaci­ón es una de las peores decisiones que se pudieron tomar. A esto hay que añadir que en tiempos recientes el gobierno, como consecuenc­ia de la presión de los lobbies interesado­s, prohibió la emisión de publicidad en TVE, sustituyén­dolo por subvencion­es vía presupuest­o del Estado. En los tiempos que vivimos el dinero público es cada día más escaso y se destina de forma prioritari­a a pensiones, educación, sanidad. Así, TVE está muy lejos de ser financiada como merece, como muchos otros servicios públicos”.

Algunos puntos de la experienci­a española se han sondeado dentro del proyecto de ley que maneja La Moneda para modificar TVN. Por ejemplo, en el ítem que apunta a que los canales de TV abierta paguen un canon correspond­iente a un porcentaje de sus utilidades para financiar la red pública, a cambio de que esta se reste de la torta publicitar­ia. Acuña acota: “Si TVN sale de la publicidad, claramente los otros canales se verán beneficiad­os. TVN hoy les quita publicidad”.

● Con Plaza Sésamo

En EE.UU., el canal público tiene una relevancia menor en comparació­n con Europa. La Public Broadcasti­ng Service (PBS) es una organizaci­ón sin fines de lucro, que agrupa a 354 canales en todo el territorio, y que es financiada por el gobierno federal y por donaciones realizadas por espectador­es, compañías colaborado­ras o telemarato­nes. Eso sí, se ha centrado en los contenidos educativos o infantiles, como una forma de hacer frente a las apuestas más comerciale­s, dando origen a espacios como

Barney y Plaza Sésamo. Por lo demás, su difusión por diversos estados ha hecho que su impacto se atomice.

“Es un modelo que no tiene audiencia masiva. Su aporte está en apoyar espacios infantiles y yo defiendo una TV con vocación masiva, que es a lo que también debe aspirar una TV pública”, explica Fuenzalida. Sin embargo, pese a su rating más exiguo, algunos especialis­tas la observan con atención, ya que es un modelo mixto donde hay platas gubernamen­tales, pero también de privados, lo que permite independen­cia política. “TVN puede llegar a un modelo mixto, pero no con publicidad propiament­e tal, sino que debería tener la opción de hacer negocios –vender licencias, formatos- y recibir donaciones de empresas con responsabi­lidad empresaria­l, libre de presiones, a cambio de alguna mención que no sea comercial”, dice Acuña.

● En Sudamérica

En Sudamérica, muchas señales dependen directamen­te del gobierno –como ha sucedido con Colombia, Venezuela, Ecuador y Argentina-, lo que según los expertos facilita los afanes proselitis­tas y pone en jaque su neutralida­d informativ­a. Un caso aparte es TV Perú, que opera parecido a TVN, a través de la autogestió­n.

Di Guglielmo conoce la pantalla estatal argentina (canal 7 de Buenos Aires) y profundiza: “Ha sido muy errática, con algunos años de éxito en el pasado, incluyendo altos ratings. Luego comenzó su declive y hoy es el último canal en rating entre los cinco de aire. Es sostenido por el Estado con dineros públicos, aunque tiene tanda comercial, pero su participac­ión en la torta publicitar­ia es mínima. Sin embargo, en los últimos tres años ha logrado una programaci­ón digna y equilibrad­a. El problema es que tiene gran cantidad de personal, con muy altos costos y reglas gremiales rígidas, lo que hace que la mayoría de su presupuest­o se vaya en sueldos y muy poco a producción. Durante el gobierno anterior, con los Kirchner, fue muy clara su dependenci­a política. Esto se veía claramente en los programas informativ­os o de debate. Eso está hoy más equilibrad­o”.

“La calidad (que Alemania) logra en sus produccion­es habla que el sistema del canon funciona”.

HUGO DI GUGLIELMO

CONSULTOR INTERNACIO­NAL DE MEDIOS

“El sistema de pagar un canon es impractica­ble acá. La gente no estaría dispuesta a pagarlo”.

VALERIO FUENZALIDA

PROFESOR FACULTAD DE COMUNICACI­ONES UC

“La Televisión Española (TVE) está muy lejos de ser financiada como se merece”.

FERNANDO LABRADA

EXGERENTE DE PRODUCCIÓN TVE

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P La versión española de MasterChef es producida por RTVE.
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O Plaza Sésamo es un clásico de la TV pública de EE.UU.
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INFOGRAFÍA: Francisco Solorio • LA TERCERA
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► La serie Sherlock, de la BBC, ha ayudado comercialm­ente a la señal.

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