La democracia actual
¿Es realmente representativa la democracia actual? La respuesta simple es no. Se supone que los políticos nos representan pero la verdad es que no es así. Las voces del ciudadano corriente no se escuchan, simplemente no hay cómo. Los “representantes” una vez electos hacen lo que quieren, como quieren, y cuando quieren. Hay en Chile una camada no menor de parlamentarios que tienen 3% o menos de votos y por ende no representan a nadie más que a quien los incluyó en la papeleta. Cualquiera en ese lugar hubiese salido y entonces son parlamentarios designados. Hay regiones o circunscripciones donde el voto vale mucho más, ya que eligen el mismo número de representantes o más que otras con mucho más electores. Las minorías la llevan difícil. El poder burocrático y laberíntico del Estado agobia al ciudadano y no hay a quién recla- mar. Las leyes se demoran años de años, y frecuentemente son de mala factura. Entre elección y elección pasa demasiado tiempo para castigar a los malos representantes, que entre tanto son inamovibles. A veces se les elige y dejan sus cargos para aceptar otros de gobierno.
La e-democracia es un camino posible a seguir, el que obviamente es rechazado por nuestros representantes que no están dispuestos a renunciar a sus prerrogativas. Las redes sociales están jugando un rol de creciente relevancia. La internet se está comiendo a la TV y ya desde el 2019 tendrá mayor “audiencia” a su favor, y la consecuente publicidad asociada. Ahora los ciudadanos pueden fiscalizar cosas antes inaccesibles y publicarlas por sus propios medios. Las plataformas tecnológicas actuales permiten la comunicación de varios a varios (VaV) y a las personas les interesa más la opinión de los pares que las líneas editoriales de los medios. De hecho los diarios y revistas, a la par de la TV abierta van a desaparecer, al menos como los conocemos hoy.
La pregunta es cómo el ciudadano pasa de espectador a actor y puede controlar el poder que cedió a su representante. Es tiempo de la comunicación de doble vía todos los días. Ya no tiene sentido dar un voto en blanco por 4 u 8 años. El mandato debe renovarse para toda decisión importante y la tecnología hoy lo permite. Vemos con demasiada frecuencia que nuestros representantes tienen agendas propias y se olvidan con mucha facilidad de sus constituyentes.
¿Por qué tenemos que canalizar nuestras solicitudes a través de los políticos? Hoy se puede hacer de manera directa hasta formar masa crítica, si los gobiernos lo aceptaran o facilitaran. El gobierno de Canadá y Obama lo hicieron https://petitions.whitehouse.gov/;https://petitions.parl.gc.ca/en/Home/Index. Los ciudadanos podrían presentar sus propias iniciativas de reformas y propuestas.
Todo lo anterior requiere un cambio cultural y de la actitud de la clase política. En Chile no hay ni el conocimiento ni menos la voluntad. A lo más han propuesto volver a los cabildos del siglo 19 lo que da entre risa y pena. Peor aún, hoy sólo escuchan a los que meten más ruido, no a los que tienen las mejores ideas.
Estos nuevos roles ciudadanos requieren mayores responsabilidades, un tema que el populismo jamás planteará y seguirá ofreciendo derechos utópicos. Por otro lado la idea de una democracia directa tiene muchas dificultades en un mundo cada vez más rápido y complejo. Es la misma razón por la que la lenta y burocrática democracia está quedando obsoleta.
Hoy vota la mitad o menos de la población porque las opciones posibles simplemente no los representan, ni menos cómo se seleccionan. No somos realmente libres de elegir porque las opciones son limitadas. La regla de la mitad más un voto tampoco parece ser muy justa, y menos cuando vota menos de la mitad de las personas. Hoy en Chile, el Parlamento tiene menos del 10% de apoyo.
En suma, la democracia actual está en crisis. O se renueva o colapsa. ¿Lo harán nuestros políticos?