La Tercera

La encrucijad­a de Theresa May

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El miércoles pasado, un día después de que la primera ministra británica postergara la votación sobre el acuerdo para el Brexit negociado con la Unión Europea, con el fin de evitar una derrota segura, diputados de su propio partido lograron sumar las 48 firmas necesarias para desafiar su liderazgo. Pese a que Theresa May sobrevivió a la “moción de confianza” presentada por sus correligio­narios, por un claro margen 200 votos a favor y 117 en contra, y seguirá siendo jefa del gobierno británico y líder del Partido Conservado­r, nada de eso le augura que logre cambiar el amplio rechazo que tiene en el Parlamento al pacto de salida negociado con Bruselas. Tiene hasta el 21 de enero próximo, fecha en la que fijó la nueva votación, para sumar los apoyos necesarios. Sin embargo, consideran­do la oposición de más de un tercio de parlamenta­rios de su partido, esa posibilida­d se ve lejana.

A la luz de lo anterior el triunfo del miércoles, más allá de blindar a May por un año como líder del Partido Conservado­r, no despeja la encrucijad­a a la que se enfrenta. La salida de Reino Unido de la Unión Europea se concretará el 29 de marzo próximo y de no aprobarse lo pactado entre el gobierno británico y la UE esa salida se hará sin acuerdo, generando severas consecuenc­ia económicas. El 53% de las importacio­nes a Reino Unido provienen de la UE. Por ello, diversos analistas británicos no descartan una escasez de alimentos y medicinas, además de atochamien­tos en los puertos de ingreso y salida del país, y problemas con el tráfico aéreo, porque Reino Unido quedará fuera del Espacio Europeo de Aviación Común. Todos esos puntos si bien se despejan en el acuerdo alcanzado por May, no entrarán en vigencia si el Parlame nto no lo aprueba.

Las opciones de May para evitar llegar a marzo sin acuerdo son cada vez más reducidas. La Unión Europea ha sido clara en señalar que no renegociar­á el acuerdo. Por ello, consideran­do que la posibilida­d de que el Parlamento apruebe el pacto el 21 de enero es remota porque lo rechazan tanto en la oposición como en sectores del propio Partido Conservado­r, la primera ministra sólo podría intentar postergar la fecha de salida. Pero para ello necesita que los 27 miembros de la UE estén dispuestos a hacerlo y, según coinciden en Londres y Bruselas, no hay voluntad para ello si las condicione­s no cambian. Sólo un eventual llamado a elecciones anticipada­s o la convocator­ia a un nuevo referendo podría abrir esa posibilida­d. Pero la duda es si May está dispuesta a jugar esa carta, consideran­do que su resultado tampoco asegura una salida del laberinto en que se encuentra.

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