PACTO MIGRATORIO
SEÑOR DIRECTOR
Es conveniente precisar que las migraciones están compuestas de dos etapas, la emigración y la inmigración.
La emigración, salida de una persona de su país de origen o nacionalidad, es indiscutiblemente un derecho humano. Ningún gobierno tiene la potestad para impedir ese movimiento; aunque algunos, como Cuba, sí lo hacen. La inmigración, por otra parte, o el ingreso de una persona a un país extranjero, no es un derecho humano. Los países tienen la facultad soberana de regular, e incluso impedir, el ingreso a su territorio a las personas foráneas o no nacionales. No pueden, eso sí, prohibir el ingreso de sus propios ciudadanos, como lamentablemente sucedió en Chile durante la dictadura militar, y continúa sucediendo en Cuba.
En consecuencia, hacen bien los países al actuar con cautela antes de suscribir acuerdos o pactos internacionales que puedan, de alguna forma, debilitar su derecho a controlar las inmigraciones, por muy políticamente correcto que ello parezca. Si bien la decisión del gobierno en esta materia ha resultado un tanto desprolija, siempre es mejor ingresar tarde a un acuerdo, o simplemente no ingresar, que tener que salirse de él.
Ricardo Concha Gazmuri
Exdirector General Consular y de Inmigración Ministerio RR.EE.