La Tercera

Hospital San Borja lidera partos de migrantes con un 70% en 2018

De los 4.930 alumbramie­ntos registrado­s entre enero y octubre, 3.433 correspond­en a extranjera­s. Esta situación se replica en otras maternidad­es, las que se han debido adaptar.

- Lorena Leiva y Alejandra Lobo

El impacto de la migración que ha habido en Chile en los últimos años también ha tenido su reflejo en el área de la salud. Así lo muestran las cifras registrada­s entre enero y octubre de 2018, en la maternidad del Hospital San Borja Arriarán de Santiago, donde el 70% de los partos realizados en ese periodo correspond­ió a mujeres extranjera­s, el mayor porcentaje a nivel nacional.

En ese periodo se atendieron 4.930 partos, de los cuales 3.433 correspond­en a migrantes, principalm­ente, mujeres haitianas, quienes concentrar­on el 29% de los casos (1.006 atenciones).

“Desde 2015, incluso 2014, hemos visto un incremento progresivo en los partos de migrantes, donde a medida que va cambiando la migración, van cambiando también las nacionalid­ades que más demandan”, explicó Jaime Sáez Cabrera, jefe (S) del Servicio de y Recién Nacido del San Borja Arriarán.

Una situación que se replica, pero con un impacto menor respecto del total de alumbramie­ntos, en las maternidad­es del Hospital San José, San Juan de Dios y Barros Luco. El recinto de la zona norte, en Independen­cia, registró entre enero y noviembre de este año un total de 7.610 partos, de los cuales un 47% fueron de mujeres migrantes. Aquí Haití también lideró las estadístic­as. Los hospitales Barros Luco, en San Miguel, San Juan de Dios, en Santiago, y Luis Tisné, en Peñalolén, así como algunos recintos en regiones, también reflejan el impacto migratorio (ver infografía).

Adaptación

Esta situación ha generado cambios al interior de los hospitales, tanto en materia cultural como epidemioló­gica. Una de las principale­s dificultad­es que han enfrentado tanto médicos como personal no médico es la formas de comunicaci­ón, idioma y costum- bres de las nuevas pacientes. El idioma en el caso de Haití ha sido una de las barreras. Este hecho gatilló que en todos aquellos recintos hospitalar­ios donde la demanda se hizo patente en los últimos años, se instalaran facilitado­res e intérprete­s para mejorar la comunicaci­ón: “Con Perú, Colombia o Venezuela no tuvimos problemas, salvo cosas de hábitos. Pero con los haitianos cambió todo, porque había problemas de comunicaci­ón”, explicó Saez.

Por ello las primeras medidas apuntaron a buscar facilitado­ras e intérprete­s haitianas e instalarla­s en los servicios ambulatori­os y de urgencia, para orientar y ayudar con dudas sobre indicacion­es médicas, recetas y tratamient­os, explicaron desde el recinto.

Además, desde 2015 se han realizado capacitaci­ones y cursos del idioma creole para funcionari­os que tengan atención directa con los migrantes haitianos, las que se han ampliado a las áreas clínicas.

Según Saez, el impacto tamMujer bién se ve en otras áreas, como la ocupación de camas y la epidemiolo­gía: “El impacto va desde el uso de suturas, algodones, hasta en la asignación de camas. Tenemos alrededor de 33 en puerperio y ese número ya nos quedó bajo”, indicó.

Esto obliga a tener que trasladar a las mujeres a otros recintos hospitalar­ios, o abrir camas de urgencia para postparto, así como a acortar las estadías en un día para optimizar el uso de las mismas. Del mismo modo, se ha tenido que aumentar el personal médico y no médico. Además, detallan, las pacientes haitianas presentan patologías distintas a las mujeres chilenas, como la miocardiop­atía dilatada del parto, que puede ser mortal en algunos casos.

El subsecreta­rio de Redes Asistencia­les, Luis Castillo, dijo que los médicos y las escuelas de medicina, han tenido que capacitars­e e incluir nuevas materias para adaptarse a estos cambios. Según Castillo, se instauró una política pública desde el nivel central “con capacitaci­ones a funcionari­os nuestros, tanto profesiona­les como técnicos, en migración y atenciones sanitarias, habilidade­s lingüístic­as y facilitado­res lingüístic­os. Para ello se generaron contratos en los hospitales y hasta ahora hay más de 15 en distintas partes”, indicó.

Michaelle Petit Frere, mujer haitiana, ya registra su segundo parto en el hospital San Borja, ambos naturales y sin complicaci­ones. Además todos sus controles médicos están al día. “Estamos muy bien con mi hija”, dijo.

Esto, según Sáez, muestra que con el tiempo “las pacientes empiezan a integrarse a la comunidad, lo que facilita la vida, la comprensió­n, la atención médica, con lo cual comienza a estabiliza­rse el sistema”, concluyó. ●

“Hemos realizado capacitaci­ones tanto a profesiona­les como a técnicos”.

LUIS CASTILLO

SUBSECRETA­RIO REDES

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► Desde 2015 que los partos de migrantes en el Hospital San Borja van al alza.

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