ASONADAS CONTRA LA PRENSA EN VENEZUELA Y NICARAGUA .
El cierre forzoso de medios independientes o su hostigamiento son nítidos ejemplos de la deriva autoritaria de estos regímenes.
El pasado 14 de diciembre, el periódico venezolano El Nacional -uno de los pocos bastiones que quedan en pie para enfrentar al propagandismo chavistaanunció que dejará de circular en su versión impresa -manteniéndose por ahora en internet-, debido a la falta de papel prensa, cuyo suministro se encuentra fuertemente restringido por el gobierno. El cierre de uno de los diarios de mayor tradición de dicho país constituye un nuevo golpe a las libertades de expresión y prensa en Venezuela, donde el régimen de Nicolás Maduro ha sido exitoso en doblegar a la mayor parte de los medios que no le resultan afines, mediante una política de hostigamiento y restricciones de insumos básicos, a lo que recientemente se suman denuncias de bloqueo a sitios de noticias en internet.
El acoso a los medios de comunicación también se ha dejado sentir en Nicaragua, donde el reciente allanamiento a las sedes de la revista digital Confidencial así como a una serie de organizaciones de la sociedad civil han sido condenadas por la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) -por constituir un grave ataque a la libertad de expresión y a la democracia- y también por el Alto Comisionado de DDHH de Naciones Unidas.
Es ilustrativo que estas asonadas a la prensa tengan lugar en países donde la democracia ha sido sofocada y se ha dado paso a gobiernos dictatoriales que buscan mantenerse aferrados al poder mediante la violencia, la cooptación de instituciones y el amedrentamiento a la prensa independiente, esta última fundamental para poder ejercer un indispensable rol de fiscalización al poder establecido y brindar a la sociedad puntos de vista distintos de los que al gobierno le resultarían afines.
Sin una auténtica libertad de expresión no es posible que la democracia pueda prosperar -ambos conceptos son consustanciales-, haciendo más lejana la posibilidad de que las profundas crisis políticas y sociales por las que atraviesan ambos países puedan ser superadas por vías pacíficas. Esto último resulta especialmente grave -en entrevista con este medio, el presidente director de El Nacional no descartó que pueda ocurrir una “explosión insurreccional” en Venezuelay por ello la comunidad internacional debe actuar con más decisión para lograr una pronta salida por vías pacíficas, urgencia que parece haberse diluido en el último tiempo.
Mientras más se dilate una solución, el enquistamiento de estos regímenes se va haciendo cada vez más fuerte, y por tanto su capacidad de sofocar toda oposición que les resulte incómoda. La SIP recuerda que éste ha sido uno de los períodos más duros para el periodismo y los medios independientes en Venezuela, y solo en el último año han dejado de operar más de 50 medios en el país -debido a sanciones, problemas económicos y falta de insumos-; a la par, el chavismo cuenta ya con centenares de medios de comunicación a su favor. La SIP y Reporteros sin Fronteras han reiterado, por su parte, la preocupación por los retrocesos de la libertad de prensa y expresión en Nicaragua, denunciado prácticas incluso letales, lo que debe ser un llamado de alerta para toda la región.