CRISIS DE CARABINEROS
SEÑOR DIRECTOR
En el lamentable y reprensible proceder de Carabineros de Chile, hay dos hitos que reflejan con especial fulgor, la dimensión a la que ha llegado su desgaste institucional. Ellos son el alevoso asesinato del comunero Catrillanca y la ausencia de espíritu republicano que algunas de sus más altas autoridades, partiendo por el depuesto general Soto, han evidenciado.
En efecto, y como si algo faltase para dramatizar aún más esta increíble trama que ha vivido Carabineros, su General Director se negó a aceptar la solicitud de renuncia que le pidiera el Presidente de la República, forzando así su despido. Las explicaciones de Soto para acometer este acto, de “cuasi” rebeldía, son verdaderamente infantiles y ciertamente no están a la altura que la democracia y el republicanismo demandan de sus autoridades. Todo esto coronado con las vistosas actividades oficiales que el general continuó desarrollado, mientras esperaba la tramitación del decreto de su destitución.
En suma, ha hecho mal el general Soto al desoír el requerimiento presidencial y con ello solo ha contribuido a desprestigiar la ya alicaída imagen que su institución ha experimentado durante el corto lapso bajo su mando. Hay momentos en la vida en que las personas deben saber dar un paso al costado. El general Soto no supo hacer uso de la grandeza republicana que esta difícil coyuntura le deparaba. Prefirió tirar el mantel.
Solo queda esperar que el gobierno, junto al congreso y al nuevo Director General, puedan alcanzar un acuerdo transversal amplio, para así efectuar las correcciones indispensables que permitan a Carabineros de Chile retomar su imagen de prestigio, seriedad y respeto, otrora tan enraizada en el alma nacional.
Ricardo Concha Gazmuri