La Tercera

Hospitaliz­aciones psiquiátri­cas de migrantes se duplican en dos años

Hasta septiembre de 2018, según cifras del Hospital Dr. Horwitz Barak, pacientes haitianos alcanzaron 40% de dichas atenciones a extranjero­s.

- María José Navarrete

“La migración en el mundo está sometida a una situación de trauma”.

LILIAN SAN ROMÁN SUBDIRECTO­RA MÉDICA

“Hay una serie de factores que influyen en su estado emocional y clínico”.

SOLANGE FUENTES TRABAJADOR­A SOCIAL

“La zona norte tiene al migrante pobre, que vive en hacinamien­to”.

VIANNY BARRERA SSM NORTE

Amidson Prudo (23) fue subido en una silla de ruedas al avión de la Fuerza Aérea de Chile que viajó el pasado 26 de noviembre a Puerto Príncipe, en el marco del Plan Retorno del gobierno que favoreció a los isleños decididos a regresar voluntaria­mente a su país natal. Sin embargo, detrás de esa escena había una historia desoladora: el joven quedó en esa condición luego de que intentó suicidarse hace un año, después de recibir la noticia de la muerte de su madre en Haití.

Prudo estuvo casi un año en rehabilita­ción en el Instituto Psiquiátri­co Dr. José Horwitz Barak, en Independen­cia. Su caso no es el único: las atenciones psiquiátri­cas de extranjero­s que han llegado a este lugar han aumentado 110% desde 2016, lo que equivale a de 60 a 126 hospitaliz­aciones por año (ver infografía).

La subdirecto­ra médica de la entidad, Lilian San Román, explica que la preocupaci­ón por la salud de las personas que migran es un asunto global. “Es la migracon ción en todas partes del mundo la que está sometida a una situación de trauma, de dolor, de pérdida. Todo lo que dejaste y lo que perdiste es lo que hace a los migrantes mucho más vulnerable­s a la presentaci­ón de patologías de salud mental”.

Solange Fuentes, trabajador­a social y encargada del programa de migrantes del hospital, indica que los extranjero­s que llegan al recinto presentan, además, escasas redes de apoyo y precarias condicione­s de vida: “Hay una serie de factores sociales que influyen en su estado emocional y clínico”, asegura. “Por lo general, los pacientes llegan sin previsión, no tienen RUN y sus condicione­s migratoria­s no están regulariza­das”.

Fuentes agrega que también hay diferencia­s en cómo entienden el concepto de enfermedad y salud. “Llegan a través de urgencia cuando están muy mal, pero la prevención no es algo que culturalme­nte tengan tan incorporad­o”, precisa.

Desde 2016, el Servicio de Salud Metropolit­ano Norte de Santiago tiene una mesa de trabajo de migrantes. Vianny Barrera, coordinado­ra del programa de Salud, explica que en la zona metropolit­ana norte “tenemos al inmigrante pobre, que vive en hacinamien­to, que no tiene tiempo para ir a atención primaria y que desconoce los derechos y decretos a los que se puede acoger”.

Consulta al espíritu

Uno de los casos que más recuerdan los funcionari­os es el de un ciudadano haitiano de 24 años que ingresó por un aparente intento de suicidio en 2016. En el sector de hospitaliz­ación, que cuenta con patio y árboles altos, el isleño se subió a uno. Llegaron carabinero­s y bomberos, mientras un facilitado­r cultural intentaba comunicars­e por megáfono él. Un par de horas después, bajó de improviso. ¿Qué había pasado? Él practicaba la religión vudú y le había pedido a su espíritu protector un deseo. Para poder comunicars­e con él, debía subir a un árbol.

“Ha sido un gran desafío para el equipo clínico, porque está el aspecto cultural, que también influye en la lectura de la sintomatol­ogía del cuadro que presenta el paciente”, explica la trabajador­a social. Por ello, han realizado cursos de creole a los funcionari­os y jornadas de reflexión, y han involucrad­o a los facilitado­res, a los que piden que traduzcan de la manera más exacta posible, poniendo énfasis en la forma en que los pacientes dicen las cosas.

Las atenciones de extranjero­s de los últimos dos años en el Dr. José Horwitz Barak se han centrado mayoritari­amente en personas provenient­es de Latinoamér­ica, de entre 21 y 29 años, y cuyos principale­s diagnóstic­os han sido trastornos psicóticos, esquizofre­nia y trastorno afectivo bipolar. Un 40% de los casos son pacientes de nacionalid­ad haitiana.

San Román explica que los haitianos vienen de una cultura y un idioma diferente, y esa “es una barrera enorme y generadora de mucha ansiedad. Adaptarse para ellos no ha sido fácil y tampoco para el país. Están mucho más exigidos en términos tensionale­s y ambientale­s que el resto de la migración latinoamer­icana”. Y según su experienci­a, la psiquiatra cree que a la sociedad chilena le hace falta “tener una mayor acogida a nuestros migrantes”, que tome en cuenta sus necesidade­s en distintos ámbitos, entre ellos el de la salud. ●

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► Desde 2016, el Servicio de Salud Metropolit­ano Norte tiene una mesa de trabajo de migrantes.
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► Algunos migrantes tienen baja escolarida­d.
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► Los talleres ayudan en el tratamient­o.

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