Muerte de niña en la frontera: “Estamos de duelo”
El cónsul de Guatemala en Del Río, Texas, cuenta que recién ahora el padre de la menor “está más tranquilo”.
La noche del 8 de diciembre, Jakelin Amei Rosmery Caal Maquin, de siete años, murió en un hospital en la ciudad de El Paso, Texas. Había recorrido más de 3.000 kilómetros, desde San Antonio Secortez, una aldea remota de Raxruhá, Alta Verapaz, en Guatemala, donde partió el 30 de noviembre acompañada de su padre Nery Caal, de 29 años. La idea de ambos era llegar a Estados Unidos para juntar dinero y enviarlo a la madre y tres hermanos de la menor.
Jakelin murió bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. después ser detenida junto a un grupo de 163 migrantes en el desierto de Nuevo México tras ingresar ilegalmente al país.
Después de ser detenidos, fueron trasladados a una estación migratoria. En el viaje, Jakelin llegó a tener 40° de fiebre, vómitos y dejó de respirar. Ante esto, la agencia estadounidense la trasladó en helicóptero a un hospital en El Paso, donde los médicos le habrían diagnosticado una inflamación en el cerebro y falla hepática. Según el diario The Washington Post, después de dos infartos y 24 horas hospitalizada, la menor murió presumiblemente por un “choque séptico, fiebre y deshidratación”.
“Estamos de duelo. La familia proviene de una comunidad indígena que habla la lengua maya Q’eqchi, lo que dificulta la comunicación. Ayer hablé con el papá, que ya está más tranquilo”, cuenta a La Tercera Tekandi Paniagua, cónsul de Guatemala en Del Río, Texas.
Después de la muerte de la menor, la agencia de Protección de Fronteras señaló que Jakelin no había consumido agua durante varios días. Sin embargo, el padre de la menor aseguró que no le faltó ni agua, ni comida en el viaje.
“La oficina forense entregó el cuerpo con un certificado de defunción con la causa de muerte pendiente para poder retirarlo”, señala Paniagua.
Al ser consultado sobre la declaración del padre, Paniagua agregó: “sólo pedimos que EE.UU. aclare las causas del fallecimiento de Jakelin. Nery está en un albergue en EE.UU. Se encuentra bajo una orden de supervisión, lo que quiere decir que fue dejado en libertad por las autoridades de migración por razones humanitarias y debe presentarse en enero ante ellos, pero lo único que quiere es trabajar”.
Recién el martes, la menor fue sepultada. Su madre, Claudia Maquín, de 27 años, pudo darle su último adiós. Lo hizo en Q’eqchi.b