La Tercera

Hospitales hicieron más de 500 abortos en el primer año de la ley de tres causales

Según reporte entregado por 65 de los 69 principale­s centros de salud públicos del país, se realizaron 535 intervenci­ones, de las cuales 32 son por violación a menores. En 61 casos se descartó aplicar la nueva ley.

- G. Sandoval y E.L. Chekh

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En el primer año de vigencia de la Ley de Aborto, que rige desde septiembre de 2017, los hospitales del país realizaron al menos 535 interrupci­ones voluntaria­s de embarazos, en el marco de las tres causales dispuestas: riesgo materno, inviabilid­ad fetal y violación.

Así se desprende de la informació­n que recopiló La Tercera, tras pedir vía Ley de Transparen­cia un balance de la implementa­ción de la norma a los 69 hospitales públicos habilitado­s para estos procedimie­ntos. De ellos, 65 entregaron sus datos (ver infografía).

Según el reporte, se registraro­n 702 embarazos que cumplían los requisitos, cifra revela que en el 76% de los casos las gestantes decidieron interrumpi­r el embarazo. Con esto, los procedimie­ntos se dividieron en 277 abortos por la primera causal, 165 por la segunda y 93 por la tercera.

Además, los hospitales informaron que 45 menores de 18 años se sometieron a un aborto. De ellos, a 32 se lo practicaro­n tras acreditars­e que los embarazos fueron producto de violacione­s, la mitad de estos a niñas de 14 años o menos.

En cambio, otros 61 casos se descartaro­n, luego de que el estudio clínico comprobara que no había inviabilid­ad fetal o riesgo materno, y en el 12% de ellos se descartó violación, por no existir un relato consistent­e, falta de coincidenc­ia entre la fecha declarada para el delito y la edad gestaciona­l o por excederse el plazo límite para el aborto (12 semanas para mayores de 14 años y 14 semanas para menores de esa edad).

También se reportaron nueve embarazos producto de violacione­s que las mujeres rechazaron interrumpi­r.

Dudas y falencias

Las cifras de este primer balance de la ley generan dudas entre los expertos. Francisca Crispi, presidenta de la Comisión de Género del Colegio Médico, sostiene que “se ve una implementa­ción débil. La cifra es mucho menor a la esperada por el Ministerio de Salud (Minsal), que estimó unas 2.500 interrupci­ones al año. Creemos que se debe a que el foco ha estado en proteger a las institucio­nes objetoras, flexibiliz­ando la objeción de conciencia, por sobre proteger el derecho de las mujeres a decidir. Es necesario que el Estado adquiera un mayor compromiso para que ninguna mujer quede fuera”.

En la misma línea, Paz Robledo, médico y exasesora del Minsal en la administra­ción pasada, dice que el mayor desfase en relación a las estimacion­es se da en la causal tres: “Es menos del 5% de lo proyectado”. Añadió que, tras el largo debate social y legislativ­o, la ley aún genera resistenci­a y que “los grandes problemas son que no se ha capacitado a los profesiona­les en cuanto a las prestacion­es nuevas y falta difusión e informació­n”.

Claudia Dides, académica de Salud Pública de la Usach, sostiene que falta capacitaci­ón en las unidades de Alto Riesgo Obstétrico y que la ley adolece de varios elementos: “No ha habido capacitaci­ón continua, no existe difusión y falta informació­n sobre las prestacion­es a las que se puede acceder. Además, en algunos hospitales no están implementa­dos los psicólogos y trabajador­es sociales, que eran parte de la ley para el acompañami­ento de las mujeres”.

Dides agrega que los conflictos por la objeción de conciencia institucio­nal, particular­mente, conflictua­ron la legislació­n. “Es un tema no resuelto, lo más probable es que termine en la Corte Iberoameri­cana o en la Suprema. Ahí hay una tensión y no fue una buena medida por parte del Tribunal Constituci­onal”, dice, aludiendo la resolución que introdujo en la ley la potestad para que centros privados rechacen hacer abortos.

Verónica Hoffmann, directora de la Fundación Chile Unido, señala que es “lamentable el número de abortos realizados a la fecha. Desconocem­os si las embarazada­s están siendo informadas veraz y oportuname­nte sobre los Programas de Acompañami­ento, tal como lo señala la normativa, pues quizás cada uno de esos casos habrían sido mujeres que hubieran continuado sus embarazos”.

Para Hoffmann, una gran dificultad es la falta de acompañami­ento y llamó a fortalecer­lo: “Desde nuestra experienci­a, en 20 años, podemos constatar que cuando se acoge a una mujer en situación de vulnerabil­idad, el 82% continúa con su embarazo. Este año acompañare­mos a más de 790 mujeres en el país, cuyos hijos se sumarán a los más de 5.500 niños que han nacido, que quizás no lo hubieran hecho y hoy son parte de nuestra sociedad”.

Abortos por violación

Ramiro Molina, ginecólogo y académico de la U. de Chile, indica que las cifras contrarres­tan las teorías de masividad. “Una mujer no va y pide abortar, es un aborto de causa médica. Grupos conservado­res dijeron que la causal de violación iba a generar que las mujeres mintieran y han cometido un grave error. Nosotros calculábam­os entre 600 y 1.000 abortos por esta causa y la cifra actual es baja para lo esperado”, explica.

Molina agrega que el caso de las menores de 14 años que abortaron es preocupant­e, ya que “estas 16 chicas son la punta del iceberg y muestran que el problema es mucho mayor de lo que imaginamos, porque este grupo es el menos denunciant­e. Los embarazos en menores de 14 años de países desarrolla­dos son de muy baja frecuencia y nosotros seguimos teniendo este problema”.

Al respecto, desde el Minsal se informó que “si la niña es menor de 14 años, el proceso de evaluación del relato es muy abreviado y está orientado a constatar la voluntad de la niña o adolescent­e y a valorar si la edad gestaciona­l está dentro de los rangos que establece la ley para interrumpi­r. Según la legislació­n, cualquier embarazo en una menor de 14 años es una violación, por lo tanto se constituye en sí misma la causal”. Además, se ha instruido que la menor sea atendida en el centro asistencia­l donde consulte, sin importar si le correspond­e o no por territoria­lidad, y que no sea obligada a repetir el relato, aun cuando deba ser trasladada a otro establecim­iento.

Asimismo, cada vez que se acredita una causal de violación, los recintos de salud están obligados a hacer la denuncia al Ministerio Público, para que se desarrolle una investigac­ión. “Pero ello es en una segunda etapa y no es un prerrequis­ito para que la mujer ingrese a realizarse el procedimie­nto”, informó la cartera.

Los desafíos de la norma

El ministro de Salud, Emilio Santelices, agrega que este primer año de la Ley de Aborto ha sido “de aprendizaj­e, consolidac­ión de los equipos, con el objeto de dar un cabal cumplimien­to a lo que la ley establece y una gran enseñanza para poder hacerse cargo de una nueva legislació­n, que da cuenta de derechos que nosotros tenemos que respetar cuando las mujeres quieren acceder a ellos”.

La autoridad admite que no ha sido fácil: “Lo más desafiante ha sido transmitir que los equipos tienen que adquirir las competenci­as y capacidade­s para resolver en cada caso, entendiend­o que tras cada uno de ellos existe un drama familiar y personal que requiere de nuestra máxima empatía con las pacientes”. El jefe de la cartera añade que “estamos ya en una fase de consolidac­ión, donde esperamos profundiza­r en la forma y aspectos cualitativ­os de los protocolos de atención, dependiend­o de la causal y fortalecer el acompañami­ento, entendiend­o que estamos frente a situacione­s que más allá de lo clínico, son situacione­s humanas, donde nosotros como equipos de Salud tenemos que ir también más allá para que las personas se sientan acogidas”.

“Ha sido un año de aprendizaj­e, de consolidac­ión de los equipos para dar cumplimien­to a la ley”.

EMILIO SANTELICES MINISTRO DE SALUD

“No se ha capacitado a los profesiona­les y falta difusión e informació­n”.

PAZ ROBLEDO EXASESORA DEL MINSAL

“Cuando se acoge a una mujer en situación de vulnerabil­idad, el 82% continúa con su embarazo”.

VERÓNICA HOFFMANN FUNDACIÓN CHILE UNIDO

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