Ciudad promisoria
En cuanto a los temas urbanos, si bien no hay grandes obras que celebrar, el recuento de fin de año genera altas expectativas. Éste empieza por el transporte público, con la puesta en marcha de la línea 6 de Metro a fines de 2017 y el anuncio del Presidente Piñera de agregar 57 Kms., 44 estaciones y cinco nuevas comunas a la red, bajo el compromiso que el 2026 el 50% de la población de Santiago podrá caminar desde su hogar a una estación de Metro. A esos anuncios se suma la pronta inauguración de la línea 3, y la introducción de 100 buses eléctricos a la flota de Transantiago. Y en regiones avanzan proyectos como el Teleférico Alto Hospicio-Iquique, y cobran fuerza las iniciativas para un Metro en Concepción y un Tranvía entre Coquimbo y La Serena.
Siguiendo con el transporte, tal vez el punto más controversial del año fue la torpe entrada en vigencia de la Ley de Convivencia Vial, con la exagerada fiscalización de los ciclistas por sobre la educación vial necesaria para entender cómo y cuándo debemos compartir las vías.
En cuanto a los grandes proyectos urbanos, se anunció el Mapocho Río, y en los próximos días se resolverá el Concurso Internacional de Ideas para recuperar el sector Barón en Valparaíso como un gran paseo y parque urbano; la recuperación del sector La Chimba en Antofagasta avanza a pie firme, y luego de décadas de conflicto, se derribaron los muros en la Legua Emergencia, reconectando el histórico barrio con la ciudad.
En cuanto a las políticas y programas, tal vez lo más positivo fue el anuncio del proyecto de Ley de Integración Urbana y Territorial, que más allá de renombrar al Ministerio de Ciudad y Vivienda, plantea nuevas atribuciones a la cartera, la densificación en zonas de desarrollo urbano, una nueva política de Arriendo Protegido, y mayor fiscalización y modificación a viviendas sociales.
La mala noticia vino de la mano del último Catastro Nacional de Campamentos, que da cuenta de un dramático aumento de los asentamientos informales en Chile. Sin duda, un desafío que no debemos abandonar ahora que el foco está puesto en el déficit cualitativo. A estos desafíos se suma la incerteza jurídica que está derivando en un creciente número de litigios y conflictos urbanos, producto de la obsolescencia o inexistencia de planes reguladores y que requiere, con urgencia, la actualización de un adecuado marco normativo para la actividad inmobiliaria.
Finalmente, en términos territoriales, no podemos dejar de celebrar el cierre de 2018 con la toma de razón y creación de 1,3 millones de km2 de conservación oceánica, 43.000 km2 de la red de parques de la Patagonia, el acuerdo de cierre de termoeléctricas a carbón y el anuncio que la próxima cumbre mundial de Medio Ambiente se realizará en nuestro país.
Como podemos ver, un año agitado, con pocas obras, pero que augura un 2019 muy promisorio.