LA POLERA DE BORIC
SEÑOR DIRECTOR
La desafortunada y lamentable acción del parlamentario Gabriel Boric, al mostrar como una prenda de moda una polera con la imagen del entonces senador Jaime Guzmán con balazos en su cabeza, me hacen reflexionar sobre la “guerra” que se despliega en temas de valores entre la derecha y la izquierda chilena.
Nuestra legislación no cuenta con leyes duras acerca de lo que se conoce como incitación al odio. La Constitución Política de Chile, en su artículo 31 sobre “Libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo”, sería la “única norma nacional de rango legal que proscribe estas conductas” (Cavada H., Delito de incitación al odio o violencia. Legislación nacional, internacional y extranjera, 2018), llegando a multas solo en dinero de hasta 100 UTM.
Muy alejado de la realidad internacional, donde es casi imposible no pensar en el ejemplo alemán. La Volksverhetzung, traducida literalmente como instigación de masas, no solo prohíbe, sino también castiga con hasta cinco años de prisión a quien incite el odio o haga convocatorias para acciones violentas o arbitrarias en contra de un sector de la población y/o atenta contra la dignidad humana.
Dicho lo anterior, es urgente que este tipo de actos, realizado por cualquier sector político, sea sancionado como es debido. El anhelado desarrollo del país, al cual muchas de nuestras autoridades pregonan incluso como campaña política, no ha de ser logrado sin reconocer y aprender de nuestra historia y la mundial. Lamentablemente, cuando los valores de un pueblo no son los adecuados, hay que recurrir a las sanciones legales.
Pablo Martínez Correa