Un gran regalo para cerrar 2018
El año 2018 cerró con un gran regalo para la ciencia chilena. No solo tenemos un Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, sino que a dos jóvenes y entusiastas científicos en control del timón. Maniobrar no será fácil; habrá que fijar un derrotero, mirar algunas cartas de orientación y mantener el timón firme. En todo ello, la comunidad científica nacional debe cooperar al máximo.
Existen importantes desafíos y oportunidades para el nuevo ministerio. Incrementar los fondos para la investigación siempre es un tema importante y lo seguirá siendo. Sin embargo, es también tiempo de organizar o reorganizar la institucionalidad e incentivar la conectividad entre la ciencia y los ciudadanos. Llamo la atención solo sobre dos temas: primero, la ciencia chilena ha avanzado significativamente en las pasadas cinco décadas; tiene muchísimo que mostrar y de excelente calidad. Aspiramos a que ello se incremente. Pero una necesidad urgente es hacer parte del desarrollo nacional y científico a los ciudadanos. Necesitamos promover la “ciencia ciudadana”, muy especialmente en los colegios.
Segundo, ahora que tendremos en Chile (2020) la próxima reunión de la COP sobre el cambio climático, se abre una ventana de oportunidades que debemos usar en forma sabia, y el Ministerio de Ciencias podría jugar un rol importante en ello. Por ejemplo, Chile se ha convertido en el sexto país del mundo más proactivo en decretar Áreas Oceánicas Protegidas (AOP). No obstante, por ahora, no existen planes sólidos para ir más allá que la simple declaración en el papel de las AOP, y existe una deuda nacional respecto de las costeras propiamente tales. Las áreas marinas protegidas y los parques nacionales terrestres, entre otras cosas, son sólidas garantías de resguardo de ecosistemas a largo plazo, claves para enfrentar los cambios climáticos y mantener procesos naturales de la diversidad de vida en el planeta.
Es probable que en Chile se necesite una interacción interministerial mayor para focalizar el tema. Allí, el nuevo Ministerio podría jugar el rol de catalizador de acciones necesarias a tomar; no nos podemos quedar solo con “parques de papel”. Pero, nuevamente, la conservación no es tal si los ciudadanos y las comunidades no están íntimamente involucrados, poniendo en valor lo conservado, impulsando su cuidado y recibiendo los frutos de tales acciones.
Para la comunidad científica, educativa y para todos los chilenos, las áreas protegidas marinas y terrestres son espacios de inspiración, de observación de la naturaleza, de las interacciones entre las especies y de responsabilidad ciudadana; espacios que esta nueva cartera puede promocionar para el impulso del conocimiento, desarrollo de la ciencia, innovación, diseño, tecnología y en aras de la sustentabilidad. Un regalo que conlleva oportunidades y responsabilidades, no solo para el nuevo Ministerio, sino para todos nosotros.