La Tercera

El reality show de Boric

- Luis Larraín Director ejecutivo Libertad y Desarrollo

El diputado Gabriel Boric pareciera creer que el escenario de su actuación política no es el hemiciclo de la Cámara de Diputados, sino un reality show. En estos programas, recordemos, un grupo de jóvenes son sometidos a un encierro en una casa por un período de tiempo y grabados en sus interaccio­nes con los demás ocupantes. La atmósfera que se crea es tal, que los integrante­s parecen olvidar por momentos que están siendo grabados por cámaras. La situación de encierro y la atractiva apariencia de muchos de los jóvenes desatan la líbido, y parte del morbo de estos programas es mostrar en las pantallas las escenas a las que esto da lugar. También se realizan abundantes revelacion­es personales, que tienen alto rating, y se revelan interesant­es facetas de la naturaleza humana: entre ellas, nuestras miserias, como la mentira, la violencia y la traición. La promiscuid­ad es la sensación ambiental predominan­te, y los jóvenes compiten por permanecer en el reality y no caer en la fatídica condición de eliminado.

Boric fue elegido diputado y, como tal, tiene la enorme responsabi­lidad de elaborar las leyes que nos rigen a todos los chilenos. Demás está señalar la importanci­a que tiene esta función, en cuanto limita nuestras libertades, establecie­ndo obligacion­es y deberes. Pero los líderes políticos tienen, además, otras responsabi­lidades: como autoridade­s públicas, sus actuacione­s son miradas con atención por la ciudadanía, que ve en ellos ejemplos de comportami­ento.

Gabriel Boric, junto a la diputada Maite Orsini, se reunió secretamen­te en París con Ricardo Palma Salamanca, el asesino confeso y condenado por la justicia chilena del senador Jaime Guzmán, en el marco de la campaña que el exfrentist­a hacía para lograr que no lo extraditar­an a nuestro país.

Ha trascendid­o después un video, anterior a estos hechos, donde Boric se burla del senador Guzmán, al celebrar festivamen­te el regalo de una polera con la imagen de su rostro acribillad­o por las balas. Ya antes había alabado el rol que jugó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez en nuestro país. Nadie con ese comportami­ento reiterado y contumaz, de apoyo al uso de la violencia política para eliminar a los adversario­s, puede ahora venir a rasgar vestiduras por los atropellos a los derechos humanos en Chile. El desprecio por la vida ajena que muestra el diputado Boric es impactante, y quienes tratan de minimizar su falta demuestran que su condena a las violacione­s a los derechos de las personas es hipócrita, pues solo alcanza a sus aliados políticos. Una disculpa innominada no es suficiente. Si Boric quiere estar seriamente en política debe pedir perdón y dejar de lado la arrogancia y frivolidad con que ejerce su cargo. Si sigue comportánd­ose como un chico reality, puede terminar eliminado de la política.

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