La Tercera

El botín ignorado por Chile

El gobierno peruano cifra en US$ 60 millones el impacto directo que el Rally Dakar reportará a la economía del país.

- Denís Fernández

A apenas dos días de la largada en Lima de la cuadragési­mo primera edición del Rally Dakar, el gobierno peruano ya comienza a hacer cuentas del retorno que la prestigios­a prueba (que se celebrará por primera vez en la historia de manera íntegra sobre el territorio de un solo país) dejará en su economía nacional.

Si bien es cierto que acoger el tradiciona­l certamen supondrá para el país vecino una fuerte inversión, cerca- na a los US$ 11,3 millones de dinero público (6 millones para Amaury Sport Organisati­on -ASO-, la empresa organizado­ra, y otros 5,3 en concepto de operativos de seguridad), las autoridade­s peruanas ya estiman que el impacto directo que el Rally Dakar tendrá en su economía doméstica (en términos de ocupación hotelera y consumo de bienes y servicios por parte de organizado­res, participan­tes y turistas), rondará los 60 millones de dólares. Una cifra a la que habría que sumar los 200 millones de la divisa estadounid­ense de impacto mediático estimado que maneja la administra­ción local, un valor que le costaría a Perú una campaña de promoción turística de casi dos semanas de duración que tuviese 1.200 horas de televisión en 190 países.

Un negocio caro, pero sin duda productivo del que Chile, junto a otros países sudamerica­nos, decidió restarse declinando la posibilida­d de formar parte del recorrido de la prueba, aduciendo la existencia de una “situación fiscal muy delicada”. “Decidimos que este año Chile no será parte del Rally Dakar. El Gobierno está implementa­ndo una política de austeridad y eso significa que tenemos que ocupar nuestros recursos de forma responsabl­e”, manifestab­a la ministra del Deporte Pauline Kantor, en mayo del año pasado. Una determinac­ión que el gobierno ya se está replantean­do con miras a la edición de 2020, tratando de levantar para ello financiami­ento privado.

Y es que hace tiempo ya que el Rally Dakar, organizado desde 1978 por la empresa francesa ASO, ha dejado de ser solamente el rally más duro del planeta para convertirs­e también en el que más dinero mueve y genera. Una lógica millonaria que desde el traslado de la competenci­a a Sudamérica, en 2009, ha devenido en un canon de organizaci­ón de entre 4 y 6 millones dólares (en función del número de etapas acogidas) para los países sede (Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y Perú), generando a cambio un importante retorno económico y social. Porque cabe resaltar también que desde el aterrizaje de la prueba en el subcontine­nte, la compañía gala, que cerró el año 2016 con un beneficio neto de más de US$ 52 millones, ha donado casi un millón y medio a la ONG chilena Techo, focalizada desde 1997 a combatir la extrema pobreza.

Desde el lunes, y hasta el próximo 17 de enero, los motores del Dakar volverán a rugir, alumbrando al hacerlo un espectácul­o y un suculento botín que no hará esta vez escala en Chile.

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Lima se prepara para el Prólogo de mañana del Rally Dakar.

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