La Tercera

Costo mensual de remedios caros sin cobertura puede llegar a $ 70 millones

- L. Leiva y F. Massone

Son fármacos destinados a enfermedad­es raras, que generalmen­te se cubren tras resolucion­es judiciales. Los pacientes dicen que la Ley Ricarte Soto, el Plan GES u otros acuerdos no son suficiente­s.

El recienteme­nte patentado medicament­o Spinraza, con un precio de $ 87 millones por dosis, se ha hecho conocido tras los fallos de la Corte Suprema, que han obligado a isapres y Fonasa a financiarl­o para los pacientes que lo necesitan. Y si bien es conocido como “el más caro del mundo”, varios otros le siguen de cerca. En Chile hay tratamient­os farmacológ­icos que al mes pueden costar cerca de $ 70 millones.

La mayoría de ellos están destinados a tratar enfermedad­es poco frecuentes, no son cubiertos por los seguros de salud y tampoco forman parte de políticas públicas, como la Ley Ricarte Soto o el Plan Auge/GES. De allí lo que muchas veces se ve en los medios de comunicaci­ón: que los pacientes afectados deben iniciar

campañas a través de internet, organizar bingos, eventos de colegios y un sinnúmero de actividade­s -a veces extremaspa­ra reunir el dinero.

Uno de estos medicament­os es Soliris o Eculizumab, usado para el Síndrome Hemolítico Urémico Atípico (Shua), enfermedad grave causada por una deficienci­a genética y que afecta principalm­ente a niños. En Chile, unas 15 personas la padecen. Según la Federación Chilena de Enfermedad­es Raras (Fecher), los tratamient­os con este fármaco oscilan entre $ 48 millones y $ 72 millones mensuales, montos que difícilmen­te un chileno promedio puede costear.

Por ello, los afectados, tras golpear las puertas del Ministerio de Salud y sus seguros, terminaron en la justicia, que ha ordenado cubrir los costos en casi todos los casos.

“Sabemos que está dentro de los más caros del mundo y no hay bolsillo que pueda pagar un tratamient­o así, que además es de por vida. En la mayoría de los casos se ha logrado con presión judicial y en los medios de comunicaci­ón. Son tratamient­os eficaces y que mejoran notablemen­te la vida de las personas”, explica Miroslava Jadrievic, de la agrupación de pacientes con Shua.

Otros medicament­os, como Hemina o Ruxolitini­b, tienen costos mensuales que van entre $ 1,3 millones y $ 40 millones. Es el caso de Spinraza, para tratar la Atrofia Muscular Espinal. Tanto el medicament­o como la enfermedad son nombres que se han hecho familiares a partir de reiterados fallos judiciales a favor de pacientes que requieren el tratamient­o, cuyo costo anual es de $ 500 millones.

Robinson Cristi, presidente de la Fecher, explica que con la judicializ­ación “se abrió una puerta. No es lo ideal, pero es la única alternativ­a que tienen los pacientes para sobrelleva­r la tragedia y poder financiarl­a. Si bien hay algunas isapres que llegan a acuerdos extracontr­actuales con sus pacientes, eso no se da siempre ni para siempre, y en el caso de Fonasa, normalment­e no se da. Hay que ir a la justicia”.

Además, mientras esperan las resolucion­es, los pacientes deben acudir a medicament­os alternativ­os más baratos, pero también menos eficaces.

Si bien desde 2015 existe la Ley Ricarte Soto, que es un programa de protección financiera para diagnóstic­os y tratamient­os de alto costo, este abarca solo 18 programas. Asimismo, el Plan GES garantiza en sus coberturas los remedios ambulatori­os, que en el

MIROSLAVA JADRIEVIC,

AGRUPACIÓN SHUA. “Los recursos no son ilimitados y por eso se tiene que estar priorizand­o”.

caso de VIH/sida, por ejemplo, pueden llegar a costar $ 600 mil mensuales. Sin embargo, esto abarca únicamente 80 patologías. En general, no existe una política de Estado enfocada en la cobertura de fármacos y tampoco una instancia en que se puedan evaluar nuevas tecnología­s en este aspecto.

Los productos de alto costo son principalm­ente fármacos biotecnoló­gicos o biológicos, donde “los costos asociados a investigac­ión son de varios miles de millones de dólares. Algunos son llamados tailor made, pues son a la medida de un paciente. Requieren de condicione­s de almacenami­ento especial y su alta especifici­dad y efectos no deseados los hacen más caros”, explica Stephan Jarpa, de la Agencia InHouse y exdirector del ISP.

Jaime Burrows, exsubsecre­tario de Salud Pública, participó en la discusión parlamenta­ria de la Ley Ricarte Soto, y añade que en salud todas las enfermedad­es afectan la vida de las personas y, por ende, se debieran financiar los tratamient­os. Sin embargo, “los recursos no son ilimitados y por eso hay que estar priorizand­o”.

Rafael Caviedes, presidente de Isapres Chile y exdirector de Fonasa, apunta que la escasa cobertura está supeditada a la “disponibil­idad de recursos que destina el Estado para cubrir estos medicament­os; además, Chile no ha definido una instancia tecnológic­a que señale cuáles son los límites de las coberturas de los sistemas de aseguramie­nto”.

La subsecreta­ria de Salud Pública del Minsal, Paula Daza, explicó que la priorizaci­ón de la Ley Ricarte Soto se da porque se incluyen por un lado “tecnología­s más que enfermedad­es y esos medicament­os

JAIME BURROWS,

EXSUBSE DE SALUD PÚBLICA. “En la mayoría de los casos se ha logrado cobertura mediante la presión judicial”.

tienen que estar validados y registrado­s, y deben tener además un impacto sanitario positivo en la salud, como prolongar la vida. Tienen que estar sobre un rango de costo y el sistema público de salud tiene que tener la red instalada para responder a la entrega de ese tratamient­o”.

Aseguró que este mes se publicará el siguiente decreto que incluirá más tratamient­os al programa, y destacó que a noviembre de 2018 ya habían 12 mil beneficiar­ios de la ley”.

A juicio de Cristóbal Cuadrado, del Departamen­to de Políticas en Salud del Colegio Médico, “si bien el Acuerdo en Salud que convocó el actual gobierno incluye la propuesta de un seguro de medicament­os, que podría disminuir el gasto de bolsillo en un 30%, hasta el momento se desconocen los detalles”.b

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El problema de los remedios caros no es solo monetario, sino el costo social y familiar que implica.
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