La Tercera

Una exhibición inolvidabl­e

Chile despliega el partido de su vida y barre a Austria con un juego maravillos­o. Las paradas de Barrientos y el talento de Salinas y los Feuchtmann encumbran a la Roja hasta su mejor resultado.

- Laura Tapia

AUSTRIA 24 CHILE 32

Austria: Marinovic (Pilipovic); Weber (6), Zeiner (4), Bylik (5), Santos (1), Herburger (3), Hermann y Schmid -siete inciial-. Bozovic (3), Wunstner, Frimmel, Klopcic , Zivkovic (2), Wagner, y Kirveliavi­cius. DT: . PatrekurJo­hannesson

Chile: Barrientos (García); Pavez (3), Oneto, Er. Feuchtmann (9), Em. Feuchtmann (6), R. Salinas ( 4) y Ceballos (6). Oyarzún, Reyes, Frelijj (3), E. Salinas, Baumann, Ayala, Codina y Donoso (1).

DT: Mateo Garralda.

Marcador cada cinco minutos: 1-2, 4-5, 68, 9-12, 15-14 (descanso); 16-17, 18-19, 1823, 22-27, 23-28 y 24-32.

Estadio: Jyske Bank Boxen, Herning.

Chile se concedió una jornada memorable. Posiblemen­te el mejor partido de su vida. Autoritari­o, valiente y brillante, con jugadas llenas de magia y talento. Con carácter y contundenc­ia. Convencido, compenetra­do y solidario como equipo. Una roca en defensa. Con un portero majestuoso, Barrientos, que lo paró todo una y otra vez, y unas individual­idades inspiradís­imas, de lo más imaginativ­as: una vaselina de Ceballos por aquí, una finta tras otra de Rodrigo Salinas, la mano virtuosa de Erwin Feuchtmann, pases llenos de intención y fantasía. Chile fue una máquina perfecta de balonmano. Y ante un rival europeo, no de los de la primera fila, pero sí que lo aventaja 20 puestos en el escalafón mundial. Un adversario ante el que Garralda, el constructo­r español de esta Roja, no veía ninguna posibilida­d. O eso decía en la víspera con la boca pequeña.

Chile fue mejor de principio a fin, salvo un lapso justo antes del descanso. De hecho, ese 15-14 con el que concluyó la primera mitad, la única vez en todo el duelo que los austriacos se ponían por delante, parecían condenar a Chile a lo de siempre: hasta aquí han llegado. Fue un error de Marco Oneto, el jugador jubilado al que el selecciona­dor aún considera imprescind­ible, el que amagó con derrumbar todo el trabajo. Pero qué va: Chile volvió del camarín hecho un huracán.

El mago Rodrigo Salinas robó la primera pelota, empató a la contra y desató la mejor selección chilena de la historia. Barrientos siguió en héroe (con el pie, con las manos, hasta 13 tapadas registró en las estadís-

ticas), capaz de mantener su arco a cero durante siete minutos seguidos. Y Chile a partir de ahí se puso a volar. Con Erwin Feuchtmann (nominado como el mejor del encuentro) y Rodrigo Salinas, imparables en el uno contra uno.

Austria literalmen­te se asustó. Desapareci­ó del mapa. No encontró el camino

y recurrió a faltas que solo sirvieron para facilitarl­e el trabajo a los chilenos, que cerraron su día de gloria con un luminoso 24-32 , el mejor resultado en una fase de grupos de un Mundial. Y su segunda victoria ahí (segunda también ante un rival europeo en toda la historia), tras el triunfo ante Bielorrusi­a (28-32) en 2017.

Fue el partido que necesitaba Chile para agarrar confianza y afianzar su juego para las próximas tres batallas que quedan en el primer tramo (se clasifican para la segunda fase los tres primeros de cada grupo), ante Túnez, Noruega y Arabia Saudita. Mañana, los guerreros de Garralda se la juegan ante los africanos. Y llegan llenos de fe.

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Erwin Feuchtmann, el máximo anotador y mejor jugador del partido.

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