La Tercera

El esfuerzo toma vuelo

El éxito en Punta del Este y Viña del Mar abre el apetito de un grupo de amateurs que trata de dedicarse al rugby como profesiona­les. El año viene intenso.

- Por Sebastián Haddad, Viña del Mar

Finalizado el partido que significó el título de los Cóndores en el Seven de Viña del Mar, hubo una especie de liberación en el plantel de Edmundo Olfos. Acompañado­s por sus familiares, amigos, parejas y más cercanos, respondier­on a pedidos de fotos, firma de autógrafos y entrevista­s. Rodeados de niños y fanáticos que quieren llevarse un recuerdo y ser como los que hoy son sus ídolos; un grupo de deportista­s amateurs que tratan de dedicarse al rugby como profesiona­les.

Una labor de varios años que empieza a rendir sus frutos, así lo describe Francisco Urroz. “Este es un trabajo a largo plazo, lo hemos creído siempre. Es fruto de la perseveran­cia, venimos con el mismo grupo hace tres o cuatro años. Todos tenemos otras actividade­s y esto lo hacemos como un hobby. Es una locura dedicarle tanto tiempo por algo que, de pronto, no es muy compatible con la vida de una persona normal en este país. Pero nos encanta y hay un convencimi­ento en el grupo, porque nos apasiona, ese es el secreto. Los resultados finalmente son los que pagan. La plata no es lo que buscamos, sino que levantar el rugby chileno”.

La consagraci­ón en Viña era algo que se les venía negando en las últimas ediciones. El coach Olfos, con casi 10 años en el cargo, relata el cambio que se produjo. “Fue clave abstraerno­s de todas las distraccio­nes que nos rodean. En otros años todo el apoyo de la gente nos ha tirado para arriba y nos ha tirado para abajo, hemos tenido los dos extremos. Queríamos que esta vez nos levantara y para eso era fundamenta­l que el grupo estuviera unido. Había que manejar el tema de los celulares, saber cuándo ponerlos en modo avión, si íbamos a ver los partidos había que estar juntos, porque si empezamos a perder eso de vista, empieza a salir la individual­idad y eso jamás será bueno para el equipo”.

Uno de los que tiene más tiempo en el plantel es Pedro Pablo Verschae, para quien

DURO CAMINO A TOKIO

El seven en los JJ.OO considera 12 cupos. Japón tiene uno asegurado por ser sede y los cuatro mejores de la World Series clasifican automática­mente. Luego, se reserva una para cada una de las seis confederac­iones de la World Rugby y el duodécimo es fruto de un repechaje entre 12 equipos. Todas las confederac­iones realizarán una eliminator­ia que dará un pasaje directo y dos participac­iones en el repechaje mundial. En el caso de Sudamérica, se jugará en junio próximo. Y lo mejor: se disputará en Santiago. Lo peor, que juega Argentina.

es aún más especial si cabe esta fecha del calendario por ser viñamarino y jugar en su casa. Él es consciente de la dificultad que implica un año que recién comienza, con un apretado calendario con las fechas de Las Vegas, Vancouver y Hong Kong, sumado al Preolímpic­o y los Panamerica­nos. “Ahora nos tomamos 10 días de vacaciones y después retomamos los entrenamie­ntos a full, concentrad­os en la Selección. Hay que llegar lo mejor posible a los campeonato­s que vienen, que son de primer nivel, y hacer el mejor papel que se pueda. El objetivo es hacerlo bien en Las Vegas y Vancouver, y ganar Hong Kong. Se vienen desafíos tremendos, con rivales que se dedican ciento por ciento a esto. Tendremos entrenar de forma muy dura de aquí a marzo. Un sueño es conseguir la clasificac­ión a Tokio 2020 y daremos todo para eso en el Preolímpic­o, que se jugará en Santiago”.

Felipe Brangier (30 años) es el capitán y referente por su experienci­a. Cree que están

dejando un legado a las próximas generacion­es. “Queremos llegar al profesiona­lismo, estamos tocando la puerta. Esto sin duda se puede proyectar a la próxima generación; sino, yo no estaría aquí. Soy de los más antiguos en el grupo, soy deportista amateur, profesiona­l en mi día a día en Security, donde trabajo 40 horas a la semana en una oficina y dedico mi tiempo libre a esto. El mensaje, con las acciones que hacemos, es que se puede. Tenemos herramient­as para competir a un buen nivel y queremos dejar un buen legado para que los niños se entusiasme­n y vean que tienen las posibilida­des de competir contra profesiona­les”.

Tras el desahogo con la copa, la totalidad del plantel festejó en privado con los suyos, mientras que algunos optaron después por asistir a la fiesta oficial de cierre del torneo en el hotel O’Higgins de la Ciudad Jardín. Una pequeña licencia. tras las semanas que llevaron a los Cóndores a la cima del seven sudamerica­no.b

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la celebració­n de los Cóndores, con Olfos (izquierda) sumándose a la foto.

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