DESECHOS INDUSTRIALES
SEÑOR DIRECTOR
La prohibición del uso bolsas plásticas en el territorio nacional es una medida radical, que nos pone a la cabeza en la legislación mundial al respecto, convirtiéndose en el primer (gran) paso para hacer de nuestras ciudades lugares más limpios.
Sin embargo, en medio de un activo debate acerca de problemáticas medioambientales, quizás también cabe preguntarse ¿qué pasa cuando construimos nuestras ciudades?
En Chile, cerca de un tercio de la basura es residencial; de los dos tercios restantes , más de la mitad correspondería a desechos de la construcción. “Correspondería”, porque hoy no existe certeza de cantidades ni destinos; es tan impreciso el registro que el último reporte del Ministerio de Medio Ambiente le atribuye casi 230.000 toneladas de desecho en 2015. De ser cierto, considerando la actividad que tiene la industria, esto convertiría a nuestra construcción en un referente a nivel mundial en eficiencia de recursos.
Sin embargo, la realidad es otra, y es un secreto a voces que en Santiago esta industria alimenta gran parte de los más de 70 vertederos ilegales de la capital, haciendo difícil estimar precisamente los desechos que produce, e involucrando altos costos sociales y medioambientales.
Es primordial seguir potenciando iniciativas como el fin de las bolsas plásticas, pero no debemos perder el foco frente a las luces que generan estas iniciativas; Santiago y muchas otras ciudades todavía sufren graves problemas medioambientales, y los vertederos ilegales son uno de ellos.