La Tercera

Adultos mayores miran de lejos el retiro y siguen trabajando

Según la Encuesta Nacional de Empleo 2018, 674.328 adultos mayores se mantienen en el campo laboral. La cifra es 25% mayor a la de 2014, y la razón principal de este auge son las complejida­des económicas que deben sortear.

- Por Eva Luna Chekh y Belén Velasquez

Ya no porta ganchos ni cuchillos carniceros y solo ve ballenas en los documental­es de la TV. No obstante, su pasado sigue estando presente en cada artefacto que alberga la exballener­a de Quintay, convertida hoy en museo y centro cultural. José Barrios, a sus 88 años, actualment­e resguarda el recinto, declarado monumento nacional y ubicado a 47 kilómetros al sur de Valparaíso.

Allí, los visitantes y curiosos de la historia de la hoy prohibida caza de cetáceos tienen el privilegio de poder conversar con el último de los trabajador­es balleneros que, entre 1943 y 1967, cumplieron esa ruda labor, en las dependenci­as de Indus S.A.

“Es conocer la historia de primera fuente. Lo encuentro increíble”, comenta un turista que recorre el museo.

Aunque sus documentos dicen que nació en 1931, Barrios asegura que tiene más de 90 años. “Lo más probable es que haya nacido en los años 20. Un día, cuando tenía alrededor de cuatro, recuerdo que mi mamá me llevó a inscribir”, rememora.

Más allá de su incierta, pero de todos modos elevada edad, don José lleva nueve años como guardia del museo, donde permanece entre las 11.00 y las 18.00 horas. Sus razones para seguir trabajando son diversas, aunque la más importante, confidenci­a, es

la felicidad de volver al lugar que lo vio crecer y donde trabajó desde los 15 años. “Si no lo hago, me enfermo”, asegura.

No obstante, existen otros motivos para que él decida seguir generando recursos. Su hijo menor falleció hace algunos años, por lo que tuvo que poner el hombro para apoyar a sus nietos. “Casi todos ellos estudian. Por eso también trabajo, para ayudarlos hasta que terminen sus carreras. Mi nuera trabaja, pero a veces no alcanza”, cuenta.

“Cuando no están los papás, tienen que estar los abuelitos para que los nietos puedan salir adelante. Mis años han sido más de sufrimient­o que de alegría. Ahora mis nietos me dan felicidad”, agrega, y afirma que quiere seguir resguardan­do la exballener­a “hasta cuando Dios quiera”.

Necesidad económica

No es un secreto que hoy los adultos mayores viven escenarios distintos a los del siglo pasado. La esperanza de vida ha aumentado y se ha hecho necesario que las personas de edad deban sostener sus condicione­s de vida durante más de 20 años después de su retiro. Esta realidad se ve reflejada en las cifras, ya que el número de trabajador­es activos de la tercera edad aumentó 25,3% entre 2014 y el año que recién terminó.

Según la Encuesta Nacional de Empleo, durante 2018 se mantuviero­n en el campo laboral 674.328 personas de más de 65

años. De ellas, 475.670 son hombres y 198.658 mujeres.

Del total, 124.432 tienen más de 75 años y 2.540 más de 90.

“La esperanza de vida ya superó los 80 años y, por lo tanto, hay muchos más adultos mayores que hace dos décadas en el país, lo que implica que muchos quieran prolongar su vida laboral”, explica Paola Vidalla, seremi del Trabajo y Previsión Social de la Región Metropolit­ana.

Agrega que “muchos adultos mayores, por diversos motivos, quieren seguir activos”.

El principal factor por el que este rango etario continúa trabajando es la necesidad económica, explica Muriel Abad, directora (S) del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama). La autoridad dice que una serie de estudios

relacionad­os con este ámbito comprueban este punto. Los análisis con que cuenta ese organismo evidencian que la primera razón que impulsa a las personas a prolongar su actividad laboral es generar nuevos ingresos para complement­ar sus bajas pensiones. En segundo lugar, buscan independen­cia económica, y en tercero, desean mantenerse activos y vigentes.

“Uno de los principale­s beneficios del trabajo tiene que ver con sentirse integrados a la sociedad. También se vincula con que se sientan capaces de seguir contribuye­ndo y aportando al desarrollo de su ámbito de labores. Y en ese sentido, es un espacio que debe ser adecuado, adaptado y considerad­o para que las personas mayores sigan trabajando de la mejor forma posible”, argumenta la directora (S) de Senama.

“Estoy cansada”

Isabel Enríquez (73) lo único que pide es que la dejen trabajar. Hace ocho años que se instala en una calle del sector oriente de Santiago para comerciali­zar sus productos. Tiene que acarrear por varias cuadras un carro con juguetes de madera que guarda cada noche en una bodega. Tras instalarse, pide prestada una silla a los obreros de un edificio en construcci­ón situado en las cercanías, y en ella permanece durante horas junto a su improvisad­o puesto, formado por cajas de cartón, una mesa plegable y manteles blancos.

“Me duelen los brazos de tanto traer y llevar el carrito con mi mercadería. Estoy cansada”, reconoce. No obstante, asegura que no le quedan más opciones. Su esposo y sus dos hijos sufren una enfermedad psiquiátri­ca que les impide trabajar, por lo que ella se debe hacer cargo de la mayor parte de los gastos del hogar.

“Voy a seguir trabajando hasta que Dios me dé fuerzas para hacerlo”, asegura Isabel. Y dice que lo único que pide para ser feliz es un puesto fijo, para no tener que trasladar sus productos todos los días y no seguir exponiéndo­se a ser expulsada de las veredas por los guardias municipale­s.

“Tienen corazón de piedra. Hasta me han quitado mis cosas”, cuenta.b

 ??  ?? José Barrios (88) trabajó en la Ballenera de Quintay desde los 15 años y hoy es guardia del museo.
José Barrios (88) trabajó en la Ballenera de Quintay desde los 15 años y hoy es guardia del museo.
 ??  ?? Isabel Enríquez (73) vende juguetes de madera desde hace 8 años.
Isabel Enríquez (73) vende juguetes de madera desde hace 8 años.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile