La Tercera

Estado de emergencia

- ABIERTO Max Colodro Filósofo y analista político

No hay dos opiniones: los efectos del cambio climático harán cada vez más frecuentes los desastres naturales; emergencia­s como las que el país enfrenta en estos días en el norte y en el sur, que han develado la todavía precaria capacidad de prevención y respuesta por parte del Estado.

Una realidad que se hace aún más visible cuando el gobierno exhibe, además, problemas de desorden y descoordin­ación interna.

Los incendios y las inundacion­es sorprendie­ron a las principale­s autoridade­s de vacaciones, disfrutand­o de un merecido descan- so que, a la luz de las evidencias, no tenían ninguna intención de suspender. Fue, de hecho, el propio Presidente Sebastián Piñera quien primero tomó la iniciativa de volver a Santiago, ordenando de paso a sus ministros que hicieran lo mismo.

Con todo, las calamidade­s provocadas por el fuego y la lluvia llevaban ya más de una semana golpeando las puertas de un palacio de La Moneda semivacío.

El arribo de las autoridade­s y las decisiones adoptadas confirmaro­n la naturaleza del problema: un toque de queda abortado en Concepción; una intendenta de Aysén súbitament­e removida de su cargo (la segunda en menos de un año); varios alcaldes de zonas afectada coincidien­do en que el gobierno “llegó tarde”; el ministro del Interior, Andrés Chadwick, en tensión con el intendente Jorge Ulloa frente a las cámaras; la Onemi sin la fuerza y la coordinaci­ón centraliza­da de otras ocasiones.

En resumen, síntomas que han venido a confirmar que el primer año del segundo gobierno de Sebastián Piñera dejó como secuela un equipo con claros signos de desgaste, con demasiados flancos débiles, a los que se han agregado también fricciones políticas evidentes.

Mirado en retrospect­iva, el caso Catrillanc­a fue sin duda el punto de inflexión; un quiebre incluso anímico, del cual el gobierno, hasta ahora, no logra sacudirse.

En paralelo, otros frentes refuerzan el delicado momento; entre ellos, la inexplicab­le continuida­d del subsecreta­rio de Redes Asistencia­les, Luis Castillo, que no solo prolonga una tensión innecesari­a con la DC, sino que mantiene los puentes cortados con el ministro Emilio Santelices. Y una política exterior que terminó reducida a la también innecesari­a obsesión de responder todas y cada una de las bravatas lanzadas desde Venezuela por el régimen de Maduro.

El tiempo es por definición un bien escaso, más aún cuando el gobierno debe afrontar este año la tramitació­n de sus principale­s reformas; proyectos complejos que generan fuertes disensos y para los cuales se requiere una capacidad de conducción que las emergencia­s de este tórrido febrero han confirmado peligrosam­ente menguada.

Un cuadro poco auspicioso, al cual hay que sumar además el ya crónico desorden opositor, en un momento en que la confianza de inversioni­stas y consumidor­es apenas remonta y con marzo a la vuelta de la esquina. Nada fácil.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile