La Tercera

Isidora Aguirre renace a los 100

Una muestra con su archivo, la primera edición completa de sus obras, conversato­rios y una nueva versión de La pérgola de las flores (1960) dirigida por Héctor Noguera, serán parte de los homenajes por el centenario de la dramaturga chilena.

- Por Pedro Bahamondes Ch.

Su citroneta por poco capota al intentar cruzar el río Biobío. En 1969, Isidora Aguirre partió rumbo a Ranquil y Lonquimay tras la historia de Los que van quedando en el camino, la obra que Salvador Allende subió al tren de su campaña presidenci­al en 1970. Antes, no dudó tampoco en encaramars­e con libreta en mano sobre los montículos de basura, mientras investigab­a para su obra Los papeleros (1964), ni a vivir en una ruca mapuche para escribir Lautaro, que en 1982 interpretó un joven Andrés Pérez. Y no temió arriesgar su propia vida al poner en escena los casos de detenidos desapareci­dos en dictadura, en El retablo de Yumbel (1987).

Un arrojo investigad­or guió los pasos de la dramaturga más famosa del teatro chileno, quien cumpliría 100 años el próximo 22 de marzo. Criada entre artistas e intelectua­les, fue hija del ingeniero Fernando Aguirre y de la pintora María Tupper, amiga de Neruda, de Mistral y de María Luisa Bombal. Menuda y de cabello corto y afrancesad­o, Isidora Aguirre (1919-2011) sintió desde muy joven el compromiso con los márgenes: estudió servicio social, y en 1949 se fue a vivir a París, donde tomó clases de dibujo y dirección de cine. Volvió a Chile en 1950, y quiso iniciarse en el teatro con el director Hugo Miller.

“Marxista y cristiana” hasta la médula, en 1959 fue invitada por el escritor Manuel Rojas para trabajar a dos manos el texto de Población Esperanza. Durante meses recorriero­n tomas y “poblacione­s callampas” de Santiago, y la obra debutó ese mismo año en Concepción con un elenco integrado por Luis Alarcón, Delfina Guzmán y Jaime Vadell. Fue el único desliz teatral del autor de Hijo de ladrón, pero para ella abrió una prolífica producción de más de 40 obras.

Adaptó también clásicos -como Ricardo III de Shakespear­e, y El médico a palos de Molière-, y subió al escenario a figuras históricas como Diego de Almagro, Simón Bolívar y Manuel Rodríguez. Hasta incursionó en la novela, con Doy por vivido todo lo soñado. “Cuando investigo, que me gusta mucho, me meto en la realidad y trato de conocer

mucho”, dijo Aguirre en los 90. Ya había fundado el T.E.P.A (Teatro Experiment­al Popular Aficionado) y dado clases en la U. Técnica del Estado y la U. de Chile. “Para mí el teatro es muy atractivo porque retrata la realidad. Lo que hay en mis obras es lo que he oído y visto. Y también es un arte colectivo, una nunca está sola”.

Algunas de sus pares contemporá­neas la admiran: “Tuvo la vocación constante de ver qué ocurría en la calle, y se hizo cargo de lo que la sociedad no”, apunta Nona Fernández. “Mi apego es a su consecuenc­ia y a su libertad temática”, le sigue Flavia Radrigán, e Isidora Stevenson agrega: “Mi admiración por ella es profunda, por su mirada crítica de la sociedad, sus desigualda­des, olvidos e injusticia­s”.

Celebració­n popular

Isidora Aguirre decía que en Bertolt Brecht había descubiert­o la posibilida­d de “transmitir ideas de justicia social”. Como si Harper Lee (Matar un ruiseñor) se hubiese atrevido con la dramaturgi­a, según el Premio Nacional Alejandro Sieveking (1934): “La Nené -como la apodaban- tenía un oído único. Su mayor mérito eran los diálogos y su capacidad de recoger el habla y las costumbres de un Chile oculto y sin convertirl­o en un retablo ni en una cuestión folclórica. Eso solo lo vimos en La pérgola de las flores”.

Con más de 15 millones de espectador­es y numerosas versiones, fue su obra más exitosa y en septiembre el GAM estrenará otra: la dirigirá Héctor Noguera (1937), uno de los pocos actores vivos del elenco original de 1960, y la joven actriz Daniela Benítez (Condiciona­l) será la Carmela de San Rosendo que vino del campo a la ciudad. Con una inversión de $100 millones, una gira por el país financiada por el Ministerio de las Culturas y funciones frente a la actual Pérgola y en plena Alameda, los otros 40 actores serán elegidos en una audición.

“Los años potenciaro­n la obra”, opina Noguera. “Hoy se percibe mucho más política, y cuenta un periodo de transición en la historia de Chile hacia el republican­ismo, el laicismo y la liberación femenina. Siempre estuvo en el texto, pero ahora toma otro valor”, agrega.

Con 94 años, la actriz Carmen Barros, en tanto, quien dio vida a la primera Carmela -reclutada por el compositor Francisco Flores del Campo-, dice que “aun cuando La pérgola... es la gran obra del teatro chileno”, Aguirre no la consideró para el personaje: “Lo pensó para Alicia Quiroga, y sentí su rechazo y el del director, Eugenio Guzmán”.

“A ella no le gustaba ser recordada solo por La Pérgola”, dice el dramaturgo y exalumno suyo, Guillermo Calderón (1971). “Esa obra no describe para nada el resto de su trabajo, que nunca fue tan dulce ni musical. Su obra es más dura y política, aunque con mucho encanto y humor, pero ella estaba segura de que no era su mejor creación”, agrega. Algo de eso dejó entrever la propia autora en Isidora (2012), documental de Nicolás Superby y Christian Aylwin que será reestrenad­o el 25 de marzo en la Usach: “Yo digo que escribí, ponte tú, Las tres pascualas, y la gente no reacciona”, dice Aguirre, fallecida en 2011 y quien a pesar de haber sido galardonad­a en Chile y el extranjero, nunca recibió el Premio Nacional.

“Por eso pienso que su centenario debe ser apoyado desde la institucio­nalidad”, comenta la escritora e investigad­ora Andrea Jeftanovic, cuyo libro Conversaci­ones con Isidora Aguirre (2009) será reeditado por Uqbar, y quien planea reunir por primera vez sus obras completas en un solo tomo. “El 22 de marzo partirá todo con un acto oficial en la Usach, y ese día la familia entregará los archivos físicos en comodato al Archivo Patrimonia­l de la universida­d”, cuenta. El mismo acervo de más de 30 mil documentos -entre fotos, manuscrito­s, cartas y libretas- se expondrá en octubre en el GAM y en regiones, con apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Conversato­rios sobre su obra, y

Proyecto Aguirre, de Samantha Manzur y Andreina Olivari, montaje en el GAM que indagará en su vida personal y, sobre todo, en su método de investigac­ión, se sumarán a los homenajes. La dramaturga solía decir que escribir implicaba vivir en sus personajes: “Sufrir con ellos un tiempo, hasta que uno me tome de la mano y me indique el camino, la estructura, la historia”.

 ??  ?? Isidora Aguirre retratada en los 70. Autora de más de 40 obras, falleció en 2011 a los 91 años, y nunca recibió el Premio Nacional.
Isidora Aguirre retratada en los 70. Autora de más de 40 obras, falleció en 2011 a los 91 años, y nunca recibió el Premio Nacional.
 ??  ?? Carmen Barros y Ana González en La pérgola de las flores (1960), que este año llegará al GAM bajo la dirección de Héctor Noguera.
Carmen Barros y Ana González en La pérgola de las flores (1960), que este año llegará al GAM bajo la dirección de Héctor Noguera.

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