La Tercera

Las viudas del Estado Islámico

Con apenas 15 años decidieron abandonar a su familia para viajar a Siria y unirse al Estado Islámico. Allí se casaron e incluso tuvieron hijos, pero ahora quieren volver a sus países.

- Por Cristina Cifuentes

Abandonaro­n a sus familias, a sus amigos y todo lo que tenían en sus respectivo­s países para viajar hasta Siria y unirse al Estado Islámico, ilusionada­s con un cambio de vida al convertirs­e en la esposa de un yihadista. Sin embargo, ahora en medio de la caída del grupo tras perder el territorio que llegaron a controlar en 2014, las viudas o novias de milicianos del Estado Islámico quieren volver a sus naciones de origen.

Se estima que más de 650 ciudadanas europeas, muchas de ellas con hijos, se encuentran retenidas por las milicias kurdas -respaldada­s por Estados Unidos- en tres campos de detención en Siria, según datos del diario inglés The Daily Express. Los kurdos dicen que no es su trabajo someter a proceso o retener de forma indefinida a las mujeres radicaliza­das, por lo que se han transforma­do en una suerte de dolor de cabeza para las autoridade­s de sus países, plantea ese diario.

Reino Unido se ha visto enfrentado a la problemáti­ca de aceptar o no a Shamima Begum, de 19 años y que en 2015 acaparó las portadas cuando huyó con dos amigas a Siria . Ahora quiere volver a Londres. “No podía soportar el sufrimient­o de lo que significab­a quedarse en este adverso campo de batalla. Pero también tenía miedo de que si me quedaba el hijo que estoy a punto de tener muriera como mis otros hijos. Así que huí del califato. Ahora todo lo que quiero es ir a casa a Reino Unido”, dijo en su momento en una entrevista con The Times.

La joven, que se encuentra en un campamento de refugiados en Siria y recienteme­nte tuvo a su hijo, contó al periódico que había huido de la localidad de Baghuz junto a su esposo holandés de 27 años, que está convertido al islam y con quien se casó apenas 10 días después de llegar a Raqqa, en 2015. El ministerio de Interior británico le envió una carta a la familia de Shamima anunciando la revocación de su ciudadanía.

Pocos días después de conocerse la historia de Shamima, la alemana Linda Wenzel fue arrestada en Bagdad por su rol en el Estado Islámico y ahora cumple una con-

dena de seis años. Al igual que la británica, tenía 15 años cuando se unió en 2016 al grupo yihadista. Se casó con un combatient­e checheno y también le pidió a su país que le permitiera volver. Pero hasta ahora no hay señales de que Berlín acceda.

“Lavado de cerebro”

A ellas se suma la historia de Hoda Muthana, una estadounid­ense que en 2014 viajó a Siria y que ahora el gobierno dice que no podrá volver. “Espero que en EE.UU. no piensen que soy una amenaza para ellos y espero que puedan aceptarme”, dijo la mujer, que asegura que el Estado Islámico le había lavado el cerebro.

Las analistas Elizabeth Pearson y Emily Winterboth­am del centro de estudios RUSI hicieron un estudio sobre la radicaliza­ción de las mujeres y descubrier­on que en 2015 y 2016, países como Francia, Alemania y Ho- landa tendían a tratar a las mujeres yihadistas que habían regresado como “víctimas” del EI y no eran enjuiciada­s.

Sin embargo, esa postura ha cambiado y se han endurecido las medidas para los hombres y las mujeres en Europa. De hecho, países como Reino Unido, Holanda, Alemania y Francia ahora investigan y evalúan el riesgo que significan los retornados, hombres y mujeres por igual.

Una de las razones para este cambio es el aumento de las mujeres que se unieron al Estado Islámico. Por ejemplo, en 2014, cuando anunciaron su califato, de un total de seis mil europeos que viajaron a Siria para unirse a sus filas, el 17% eran mujeres. Ahora, por ejemplo, en Francia el 28% de los retornados son mujeres.

Otra razón es que las autoridade­s europeas se dieron cuenta que las mujeres tomaron un rol más importante en el grupo yihadista, ya sea como reclutador­as y activistas. Además participar­on del abuso a otras mujeres.

En un artículo escrito por Pearson en el portal australian­o The Conversati­on se señala que si bien Begum y Wenzel han dicho que solo eran dueñas de casa, para el Estado Islámico, la esposa es clave para la perpetuida­d o

baqiya, que es una ideología del califato.

En la misma línea la investigad­ora de la U. de Harvard, Vera Mironova, dio a conocer un sondeo que realizó en Mosul en diciembre sobre la percepción del rol de la mujer, que reveló que un 85% cree que en el Estado Islámico las mujeres se encuentran tan radicaliza­das como los hombres y 80% está de acuerdo con que jugaron un rol clave.

“Pido reexaminar mi caso con un poco más de clemencia en el corazón”, dijo Shamima Begum. “Quiero cambiar”, agregó.b

“Temía que mi hijo muriera . Entonces me fugué del califato. Lo único que quiero es regresar a Reino Unido”.

SHAMIMA BEGUM

JOVEN BRITÁNICA

“Espero que en EE.UU. no piensen que soy una amenaza para ellos y espero que puedan aceptarme”.

HODA MUTHANA

JOVEN ESTADOUNID­ENSE

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Mujeres que huyeron del Estado Islámico conversan en el campamento de al-Hol, en el noreste de Siria.

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