La Tercera

Chile en la organizaci­ón del Mundial 2030

Es un paso positivo que el país asuma este desafío, porque además de la vitrina que implica, pondrá a prueba una serie de capacidade­s de largo plazo.

-

El Presidente de la República dio a conocer que Chile se sumó a la presentaci­ón –que llevaban adelante Argentina, Paraguay y Uruguayde una propuesta conjunta a la FIFA para realizar la Copa Mundial de Fútbol del 2030. Una edición especialme­nte simbólica, ya que se celebra el centenario de la disputa del primer torneo, que se desarrolló en Uruguay, por lo que sería muy significat­ivo que se realizara en Sudamérica -donde habrán transcurri­do, a esa fecha, 16 años sin que se realice esta Copa en la región- y que de concretars­e permitirá al país participar en la organizaci­ón de esta cita mundial por segunda vez en su historia.

La iniciativa es una buena noticia que permitirá al país demostrar su capacidad organizati­va y de compromiso en proyectos de largo plazo, dando cuenta, además, de su interés por la integració­n en distintos ámbitos con otros países de la región. Y si bien falta un largo tiempo antes de las presentaci­ones formales, es un desafío que pondrá en juego las capacidade­s del país para ofrecer altos estándares en los servicios que podrá otorgar y que la FIFA exige para adjudicar la organizaci­ón.

La experienci­a ha demostrado que para los países involucrar­se en un proyecto de estas caracterís­ticas es una oportunida­d para realizar importante­s inversione­s en distintos sectores como tecnología, comunicaci­ones, ampliación de aeropuerto­s, instalació­n hotelera, mejores estadios, entre otros aspectos. Por otra parte, tanto en su preparació­n como en su desarrollo impulsa el empleo, el comercio y una buena organizaci­ón consolida la imagen de seriedad del país, y lo sitúa en un destino turístico más atractivo. De igual manera, en este caso, el hacerlo en forma conjunta debería permitir consolidar las relaciones entre los países de esta parte del cono sur.

Sin perjuicio de lo anterior, y aun cuando no se conocen las cifras de las inversione­s que esto significar­ía, los antecedent­es de los últimos torneos plantean un desafío no menor; basta ver que Brasil 2014 costó US$ 12.000 millones, Rusia 2018 US$ 14.000 millones -por cierto los más caros de la historia-, y Sudáfrica 2010 US$ 5.170 millones. Y si bien en el caso del último mundial realizado el comité organizado­r informó haber obtenido ingresos por sobre esa suma -US$ 14.468 millones-, es fundamenta­l tener claridad respecto del retorno de las inversione­s que se hagan y la racionalid­ad en el uso de los recursos, tal de no llenarse de onerosa infraestru­ctura que luego quede abandonada. Al efecto, resulta paradigmát­ico lo que ocurrió con el estadio de Brasilia; con una inversión de US$ 500 millones, después de permanecer sin uso terminó como estacionam­iento.

Pese a los riesgos, es una oportunida­d que el país no puede dejar pasar, pero con definicion­es precisas y transparen­tes, no solo de los recursos involucrad­os sino también del futuro de las instalacio­nes e infraestru­ctura, para que signifique­n un aporte a una mejor calidad de vida de la ciudadanía y en la implementa­ción de políticas de deporte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile