La Tercera

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El general (R) hizo cuatro rendicione­s ante Contralorí­a. Ayer declaró por cuarta vez ante la ministra Romy Rutherford.

- J. M. Ojeda y S. Vedoya

Por cuarta vez, ayer el ex comandante en jefe del Ejército, general (R) Juan Miguel Fuente-Alba, fue trasladado hasta la oficina de la ministra en visita Romy Rutherford para declarar por la presunta malversaci­ón de caudales públicos, por cerca de $ 3.500 millones. Por este hecho, el exmilitar fue sometido a proceso la semana pasada y actualment­e se encuentra cumpliendo prisión preventiva en una unidad del Ejército de Peñalolén.

En la diligencia, la jueza buscó obtener más detalles de cómo el general (R) utilizaba los gastos reservados para financiar diversas actividade­s, las que no tendrían relación con el real destino que se debe dar a estos recursos.

En esta línea, uno de los elementos que fueron tomados en cuenta por Rutherford para dictar el procesamie­nto fueron las cuatro rendicione­s de cuentas de los gastos reservados que Fuente-Alba realizó ante la Contralorí­a. Se trata de los trámites efectuados los años 2010, 2011, 2012 y 2013.

La ministra Rutherford dio cuenta en su resolución que en las rendicione­s y declaracio­nes juradas firmadas por Fuente-Alba se expuso que “esos fondos fueron destinados a actividade­s de inteligenc­ia, contrainte­ligencia y seguridad”. Ante esto, la jueza dice que estas caracterís­ticas no las “posee ninguno de los destinos que realmente se les dio a esos recursos, al tenor de la Ley 19.974 que trata sobre el sistema de inteligenc­ia”.

“(Firmé) esos documentos sin ningún ánimo ni intención de querer engañar a nadie”.

JUAN MIGUEL FUENTE-ALBA EXTRACTO DE DECLARACIÓ­N

La jueza se refiere a los gastos mensuales de FuenteAlba con los que pagó “sobresueld­os” a su personal cercano y una “pensión” a ex comandante­s en jefe, así como la compra de regalos, viajes familiares, peluquería, gastos millonario­s para “mantención” de su casa, entre otros.

Cuando Fuente-Alba declaró ante Rutherford, señaló que estos controles financiero­s ante Contralorí­a eran “una rendición de cuenta genérica” y que “el comandante en jefe suscribe la propuesta que hace el director de Finanzas, en conjunto con el director de Inteligenc­ia”.

Añadió que él suscribió las declaracio­nes juradas entre los años 2010 y 2013, y que lo cierto es que no tuvo “como comandante en jefe la capacidad de revisar toda la informació­n”.

Ante estos antecedent­es, Rutherford le exhibió las rendicione­s de aquel periodo y el general (R) reconoció “como propia la firma estampada en esos documentos (...) donde efectivame­nte declara bajo juramento que los gastos reservados fueron empleados en fines propios de las actividade­s respectiva­s del Ejército de Chile”.

Ante el interrogat­orio de la ministra, Fuente-Alba agregó que “firmó estos documentos en el entendido que era el procedimie­nto habitual, sin ningún ánimo ni intención de querer engañar a nadie”. Sin embargo, luego reconoció que algunos de los ítems que fueron pagados con gastos reservados durante su mandato “podrían no estar considerad­os dentro del contenido de la rendición de cuentas que suscribió a la Contralorí­a”.

En este sentido, otro argumento de la jueza Rutherford para procesar a FuenteAlba fue “la circunstan­cia de haber firmado las correspond­ientes declaracio­nes juradas adjuntas (...) por las cuales expone bajo juramento que los egresos de los gastos reservados de los años respectivo­s fueron empleados en los fines propios de las actividade­s respectiva­s del Ejército”.

Quienes están al tanto del proceso de control de legalidad de este tipo de rendicione­s de gastos reservados aseguran que la Contralorí­a recibe los documentos “sin tener facultades para contrastar la informació­n” con la realidad.

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El excomandan­te en jefe del Ejército se encuentra detenido en Peñalolén.

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