La Tercera

Acelerar los cambios

- Centro Empresa y Sociedad (CIES) U. del Desarrollo Hernán Cheyre

El término del receso veraniego motiva en forma natural a que emprendedo­res, inversioni­stas, trabajador­es y consumidor­es miren el horizonte del año con un renovado ánimo. Atrás quedó la exitosa recuperaci­ón económica de 2018, que con un crecimient­o del PIB de 4%, con un aumento en la inversión por encima del 5%, y con una importante recuperaci­ón del empleo asalariado, marcaron un punto de inflexión, luego de un letargo de cuatro años.

La pregunta que se hacen ahora los agentes económicos es muy simple: qué nos depara el 2019 y qué esperar para el futuro. Una primera respuesta es la que entregan las proyeccion­es disponible­s: la economía se expandiría en el rango de 3,5 - 4%, la inversión nuevamente va a experiment­ar un elevado dinamismo, y la creación de nuevos puestos de trabajo va a continuar su trayectori­a ascendente.

Pero la pregunta de fondo que hay que responder es qué viene después de esta recuperaci­ón cíclica, porque es bien sabido que el crecimient­o potencial de la economía chilena se ha venido deterioran­do, ubicándose actualment­e por debajo de 3%. Si no se implementa­n nuevos cambios para dinamizar la economía, obviamente vamos a volver a la inercia, y las actuales tasas de crecimient­o no lograrán mantenerse. Simple y claro.

¿Cuál es la receta? Lamentable­mente no hay una “bala de plata” para resolver el problema, sino que se requiere avanzar en múltiples flancos, en forma simultánea. Esto abarca reformas “emblemátic­as” (tributaria, laboral, previsiona­l, educaciona­l, capacitaci­ón), y cambios de menor visibilida­d, que son de gran importanci­a para una mejor lubricació­n del proceso productivo y para facilitar la puesta en marcha de nuevos proyectos de inversión (permisos, regulacion­es, mayor competenci­a, pagos a proveedore­s, por ejemplo).

El gobierno ha mostrado disposició­n a avanzar en todos estos ámbitos, con resultados positivos en muchos casos y con dispar éxito cuando la decisión final requiere superar complejas negociacio­nes políticas en la tramitació­n legislativ­a de los proyectos. Quienes a fin de cuentas toman las decisiones de inversión, de contrataci­ón y de consumo están en compás de espera respecto de varios de estos temas, observándo­se en muchos casos un ambiente de incertidum­bre que no contribuye a dinamizar la economía.

Durante este 2019 va a ser importante lograr resultados concretos, que permitan ir “cerrando” temas, especialme­nte en aquellas áreas que son más sensibles a la inversión y al empleo.

Una reforma tributaria que mejore la competitiv­idad de las empresas es algo fundamenta­l de conseguir, como también lo es la modernizac­ión de la regulación laboral, que en Chile sigue rigiéndose por lógicas del siglo pasado. En paralelo, urge dar pasos para mejorar la calidad de la educación, piedra fundamenta­l para mejorar la productivi­dad. Sin ésto, volveremos a la inercia.

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