Nueva etapa de la crisis venezolana
Juan Guaidó enfrenta el riesgo de que aumente la frustración entre sus partidarios, pero a su favor tiene el creciente aislamiento del régimen de Maduro.
La fallida entrega de la ayuda humanitaria el sábado pasado llevó la crisis venezolana a una nueva etapa, cuya evolución resulta hoy incierta. El Presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, había prometido hace dos semanas que el 23 de febrero, cuando se cumpliera un mes de su juramento como mandatario interino, 600 toneladas de ayuda humanitaria ingresarían a suelo venezolano y marcarían un punto de inflexión, abriendo la puerta no solo a la división en las FF.AA. bolivarianas, sino, como inevitable consecuencia de ello, a la caída del régimen de Nicolás Maduro. En todo este proceso contó con el apoyo del Presidente Sebastián Piñera, además de los mandatarios de Colombia, Iván Duque, y su par paraguayo, Mario Abdo Benítez, quienes estuvieron en la frontera colombo-venezolana el fin de semana.
Finalmente el sábado, nada de eso sucedió. Solo cerca de un centenar de efectivos venezolanos optaron por sumarse a las filas opositoras, pero el quiebre esperado no se produjo, lo que al final impidió que los camiones con asistencia pudieran traspasar la primera línea de la frontera venezolana. A ello se sumó el caos durante la jornada, que dejó un dramático saldo de cuatro muertos y más de 280 heridos, producto de la violenta reacción represiva de las fuerzas bolivarianas en los distintos puntos de la frontera por donde se intentó ingresar la ayuda.
Frente a este panorama, Guaidó deberá asumir inevitables costos, considerando que extremó las expectativas e incluso decidió salir de su país, con los evidentes riesgos para su eventual regreso. Pero, en los hechos, lo que sí logró la estrategia del Presidente encargado fue dejar en evidencia al régimen chavista que no dudó en reprimir violentamente a la oposición, con evidentes costos para Maduro.
Estos hechos obligaron a que Michelle Bachelet, Alta Comisionada de DD.HH. de la ONU, se viera obligada a hacer un llamado al gobierno para poner fin a la violencia y frenar a los grupos armados progubernamentales, marcando un contraste con la tibia postura que había mantenido hasta ahora.
Para el Grupo de Lima, sin embargo, esta reacción no parece suficiente, y es así como en la reunión extraordinaria que el bloque celebró ayer en Colombia, volvió a interpelarla para “responder a la brevedad ante la situación de ese país”, demandando que la ONU designe un experto independiente o una comisión de investigación ante las graves violaciones a los DD.HH. En su comunicado, el grupo endureció el tono respecto de Maduro -contra él y su régimen se anunció que se impulsará una denuncia ante la Corte Penal Internacional- y reiteró su pleno respaldo a Guaidó. Estados Unidos, además, aumentó las sanciones contra el régimen y pidió para hoy una sesión especial del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La presión internacional ha sido decisiva en la actual etapa de la crisis venezolana y es importante seguir ese camino y no bajar la intensidad. Pero existe consenso en que solo un quiebre en las filas militares puede acelerar la salida de Maduro, y es allí donde Guaidó y la oposición venezolana están decididos a seguir apuntando.