Avello ahora no es transgresor
El comediante del momento se plantea ante su futuro luego del éxito en Viña e insiste en la búsqueda de un humor más transversal. “Lo transgresor es ser muy suave”, asegura.
Asegura no haber hecho nada por llegar al Festival de Viña. “Nada”, recalca Felipe Avello, sentado junto a las dos gaviotas que recibió la noche del domingo, y explicando con detalle las decisiones que lo llevaron casi sin quererlo al mayor espectáculo del país.
“Solo coincidió con que
empecé a hacer rutinas más transversales, más blancas, como para ir en contra de mis amigos que hacían rutinas más al choque. Yo en televisión hacía cosas más transgresoras, pero en un bar lo transgresor es ser muy suave, y cada vez fue más suave. Incluso creo que en la rutina de ayer (domingo) se me pudo haber pasado la mano”, cuenta el comediante chileno del momento.
¿Cómo fue entonces que hace tres años (cuando estaba fuera de la TV y metido de lleno en el circuito del stand up comedy) Avello le vaticinó a Stefan Kramer en Kamaleón que terminaría yendo a Olmué y luego a Viña? “Lo dije como riéndome de la gente que planifica y cuenta sus objetivos”, asegura.
Nueva propuesta
Si bien se ha consolidado
como el más popular humorista nacional del último tiempo, gracias a una apuesta original, autobiográfica y en la que cuesta distinguir realidad y ficción, a la hora de analizar su camino hasta el mayor escenario del país Felipe Avello es concreto y explicativo.
“Yo intuía que podía gustarles (la rutina de Viña) porque ya la había probado en diversos públicos, en festivales gratuitos, como el de Los Muermos. Allí iban a ver a Damas Gratis, yo era un obstáculo en su noche. Y allí mostré lo del baile y lo de Piñera. Gustó”, cuenta, en su estilo.
Una semana antes, en Iquique, en su última presentación antes del debut en la Quinta Vergara, el ex panelista de SQP siguió testeando sus chistes en un evento que incluía a Noche de Brujas, Los Enanitos Verdes y Augusto Schuster. Allí invitó a
éste último a participar de su rutina en el Festival.
“En Olmué, donde todavía era un poco más oscuro, hubiese sido ideal meter a Zalo Reyes por ejemplo. Y aquí era ideal que estuviera Schuster. Es el humor que quiero hacer, más liviano, como es Augusto Schuster”, dice, al tiempo que insiste con total seriedad que su búsqueda artística apunta a volver su estilo cada vez más familiar y transversal. “Eso es lo que me gusta: llegar a niños, a jóvenes, a caballeros mayores”.
Cada vez queda menos del notero provocador de años atrás, expulsado de TVN y “congelado” en Chilevisión por su acumulación de denuncias al Consejo Nacional de Televisión. El mismo que hace doce años, recién contratado por Canal 13, se lanzó a la piscina del hotel O’Higgins durante la semana festivalera para quedar desnudo en el agua y ser despedido
días después por la exseñal católica. “Aquella vez yo intenté hacer humor dentro de las posibilidades que tenía. Era panelista de un programa y quise hacer algo diferente. Pero estaba más nervioso, fue hace muchos años. No es que haya madurado, son distintas propuestas”, aclara.
Pareciera que ni él mismo comprendiera del todo las razones del fenómeno que protagoniza, o por qué, para toda una generación de comediantes más jóvenes, es su principal referente. “En Viña conté historias que yo encontraba súper naif, y se reían”, ejemplifica.
Ahora, el nuevo Avello prepara su regreso a la televisión tras cinco años, como conductor de Detrás de las risas
(TVN) y un nuevo espectáculo unipersonal. “Afortunadamente me quedaron algunas cositas que no alcancé a mostrar en Viña”, comenta.b