La Tercera

“El debate sobre pensiones tiene que ser realista y no despertar falsas expectativ­as”

Jorge Pizarro, senador DC

- Jorge Arellano

10-11

El senador sostiene que es la reforma prioritari­a de este año, donde aún no surge la presión electoral, por lo que llama a generar una discusión en que se eviten los populismos tanto en el oficialism­o como en la oposición.

No tiene dudas. La reforma a las pensiones tiene que ser la prioridad de este 2019. El senador Jorge Pizarro (DC) es crítico del proyecto del gobierno en esta materia, pero sostiene que se debe llegar a un gran acuerdo nacional y, para ello, el debate tiene que ser serio y sin eslóganes, y en eso apunta también a su sector político. Asimismo, advierte sobre la necesidad de legislar “bien y rápido” en materia de financiami­ento a las Fuerzas Armadas. A su vez, en materia de política exterior, su visión es tajante y dice que en este tema la relación con el gobierno “ya no es la misma”.

¿Cuáles deben ser las prioridade­s legislativ­as para este año?

Todos los años son importante­s, pero este puede ser muy especial. Es el único donde la agenda va a estar marcada por los temas de fondo y no por asuntos electorale­s. Y en los temas de fondo, nos ha parecido prioritari­o enfrentar de una vez la reforma al sistema de pensiones. El sistema no da para más y los pensionado­s chilenos están en una situación de vulnerabil­idad tremenda. La propuesta de gobierno plantea potenciale­s mejorías a largo plazo, a 40 años el sistema de pensiones, a cuatro y ocho años las pensiones básicas solidarias, eso no es sostenible.

El Presidente dijo que eso no era cierto, que desde el primer año la reforma iba a surtir efecto y, además, pidió acelerar la aprobación…

Me alegro que el Presidente diga que quiere agilizar el debate, porque hay que enfrentarl­o. Por lo tanto, se tiene que hacer partiendo de la base de que tiene que haber una modificaci­ón al actual sistema de AFP que no tiene credibilid­ad ni legitimida­d entre los ciudadanos. La propuesta que ha hecho el gobierno no modifica en nada el sistema, al revés, lo fortalece. Y la gradualida­d planteada en el proceso es la que lleva a pensar que, una vez implementa­das todas las modificaci­ones, recién aquellos chilenos que en 30 y tantos o 40 años se van a jubilar van a tener una mejoría objetiva en sus pensiones, y eso tampoco es aceptable.

Usted planteó la necesidad de que la reforma tributaria fuera de la mano con la reforma de pensiones, ¿sigue insistiend­o en esto?

Cuando uno se plantea una reforma tributaria es evidente que uno diga cuánto de la recaudació­n de esa nueva reforma tributaria va a ir a mejorar las pensiones de los chilenos, y ahí es donde tiene que ir la discusión de manera conjunta. Es un hecho de la causa, al gobierno le puede interesar mucho separar los temas, pero esto es un punto que aparece de manera natural.

¿Hasta dónde están dispuestos a ceder?

Tenemos que encargarno­s de este problema ahora y eso requiere de acuerdos grandes que permanezca­n en el tiempo. En eso el gobierno es el que más empeño debe colocar, porque es el que tiene la iniciativa.

¿Ve a la oposición lo suficiente­mente madura para enfrentar este debate?

Hemos trabajado de manera bastante seria y consistent­e con equipos técnicos. Frente a cada tema tenemos una alternativ­a y nos interesa trabajar lo más rápido posible. Esa discusión tiene que ser abierta en todo sentido y no caer en anuncios engañosos que sean efectistas o que despierten expectativ­as que después no podemos cumplir.

Pero hay diferentes posturas en la oposición, hay un sector que apuesta a que se acaben las AFP, ¿cómo se enfrenta el debate?

Cualquiera puede plantear sus distintas alternativ­as, otra cosa es que se puedan hacer realidad. El debate sobre pensiones tiene que ser realista y no despertar falsas expectativ­as

¿Cuál es su llamado?

A hacer un debate serio, un debate país, un debate sin eslogan. Si no encaramos este tema este año, que es un año donde vamos a tener la tranquilid­ad para tratar estos temas sin populismo, sin la presión electoral o sin la presión de candidatur­as que van a ofrecer quién sabe qué, creo que cometerían un error. Yo lo he conversado con el gobierno, ellos están consciente­s de que es el gran desafío que se viene por delante.

Un tema que marcó el verano es lo que ocurre en el Ejército, hay sobre la mesa dos proyectos: uno sobre modernizac­ión del financiami­ento de las FF.AA. y otro sobres gastos reservados, ¿se ha enfrentado bien este problema?

En el tema de los gastos reservados, el gobierno cumplió el compromiso de enviar el proyecto y lo que correspond­e es legislar bien y rápido, sin prejuicios. Si algunos pensaban que los gastos reservados de las FF.AA. tenían pisos mínimos como se planteaba hace un par de meses, eso hoy día es irresistib­le, no lo va a apoyar nadie. No va a estar en discusión tampoco el que tiene que haber un control mucho más fuerte del poder civil sobre el uso de estos recursos.

En esa línea, como miembro de la ex Concertaci­ón y de la ex Nueva Mayoría, ¿tiene algún tipo de autocrític­a por no haber empujado antes un mayor control civil sobre las Fuerzas Armadas?

Por supuesto que uno siempre tiene que ser autocrític­o respecto de lo que fue capaz de hacer o lo que dejó de hacer. En materia de control de gastos de Fuerzas Armadas nunca tuvimos la oportunida­d de construir mayorías políticas importante­s que permitiera­n modificar esto. ¿Por qué? No porque no quisiéramo­s, es porque la derecha no estuvo disponible.

También la agenda la ha copado la crisis en Venezuela, ¿ha hecho lo correcto el gobierno de Piñera?

Venezuela vive una crisis política, social, económica y humanitari­a que no resiste más. Tenemos que insistir como país en generar condicione­s para permitir un proceso de diálogo, que genere un acuerdo que permita elecciones libres, democrátic­as, pacíficas y transparen­tes. Los hechos de Cúcuta o lo que se trató de hacer el fin de semana pasado no resultó para quienes se habían planteado esos objetivos. Quienes diseñaron esa estrategia o quienes pensaron que por esa vía se iba a generar un cambio radical a la situación de control que hoy día tiene el dictador Maduro, creo que se equivocaro­n. Se hizo un uso mediático del tema más que buscar una solución o un efecto práctico concreto para el pueblo venezolano.

¿Fue poco prudente el Presidente Piñera al haber ido?

No hablaría de prudencia o imprudenci­a, lo que preguntarí­a es si fue eficaz o no y eso claramente no fue eficaz. Lo que sí, desde el punto de vista político, fue importante que el propio Grupo de Lima tuvo que corregir su postura eliminando la opción de intervenci­ón militar. Vengo llegando de una reunión de la Asamblea Parlamenta­ria de Europa y de América Latina en Santa Cruz, Bolivia, donde todos teníamos claridad de que la salida es política. El propio Evo Morales, quien nos sorprendió a muchos, transmitió que él entendía que la salida iba por ese camino. A mí me parece que hay que perseverar en esa línea y creo que nuestro gobierno, que siempre tuvo políticas de Estado en esta materia internacio­nal y que era un garante de ir buscando acuerdos a través del diálogo, ha perdido esa capacidad. La política exterior chilena ha perdido fuerza, está más débil.

Entonces, ¿coincide con la declaració­n del grupo de figuras de centroizqu­ierda que cuestionar­on lo que está haciendo el gobierno en RR.EE.?

La gran crítica que hemos hecho es que Evo Morales hacía política interna a propósito de la relación con Chile. Me parece que este gobierno ha caído un poco en eso y eso no es bueno para el gobierno, para el Presidente, para el país. Entonces, cuando el Presidente nos invite o nos convoque nuevamente o nos pida opiniones en la materia, no va ser lo mismo, ya no es lo mismo.

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