La Tercera

Piñera: un balance mediocre

- Camilo Escalona Vicepresid­ente del PS

Dicen que el tiempo pasa volando y así ocurre, ya estamos haciendo el balance del primer año de Piñera; lo más probable es que el gobernante quisiera que el tiempo fuera más lento y que su trabajo fuera mejor, pero sus logros son menos que discretos. 1.- En lo político, Piñera llegó con la puesta en escena de los “grandes acuerdos”, con la clara intención, hasta hoy, de dividir a la oposición y cooptar una parte de ella.

No lo consiguió. Fue tan evidente su conducta manipulado­ra de los pocos que iban a las fotos en La Moneda, que éstos dejaron de ir y esa parafernal­ia se desinfló sin penas ni glorias. No había acuerdos; el gobernante era el único centro de todo; el egocentris­mo desmesurad­o le jugó en contra.

2.- En lo económico, el balance es mediocre. La inversión del año 2018 tenía ya varios años de preparació­n, como el proyecto de más de 2.000 millones de dólares de Celulosa Arauco en Nueva Aldea, Región de Ñuble.

En el desempleo, el gobierno ha marcado el paso por mucho que el ministro respectivo intente desconocer las cifras del INE para tapar su inoperanci­a.

Además, los informes económicos recientes obligan a reducir las expectativ­as de crecimient­o de este año, confirmand­o la mediocrida­d del desempeño en la gestión económica.

3.- En Seguridad Pública, descabezó dos veces a Carabinero­s de Chile y este verano hubo un desenfreno de la violencia de bandas de distinto tipo, narcos, asaltantes, sicarios y toda suerte de delincuent­es, sin medidas eficaces de coerción y contención.

4.- En la demanda indígena, Piñera aumentó la conflictiv­idad y la violencia como no había ocurrido en democracia, por su tendencia al exhibicion­ismo mediático, en lugar de ir a los temas de fondo. En este caso, el llamado Comando Jungla se convirtió en un bumerán, que terminó con el crimen de Camilo Catrillanc­a y el quiebre del Estado con el pueblo mapuche.

5.- En Educación pagó caro el amiguismo y tuvo que sacar al señor Varela en agosto, por sus repetidos desacierto­s y errores, sin lograr hasta hoy un equilibrio en la política educaciona­l, que va de la confrontac­ión al retroceso y viceversa, como lo indica la división en dos de sus proyectos “estrella”.

6.- El nombramien­to del señor Rojas en el Ministerio de las Culturas fue penoso. Estuvo un día hábil vigente; esa estadía fugaz sirvió para un debate histórico sobre el terrorismo de Estado en Chile, que mostró el negacionis­mo de un sector significat­ivo de quienes apoyan el gobierno.

7.- En la política exterior, Piñera ha sido su propio canciller. En el fallo de La Haya tuvo apoyo de todos los partidos (no se puede quejar), pero no lo reconoció.

Ahora, en torno a la situación de Venezuela, la salida política pacífica, democrátic­a, con elecciones universale­s y garantías al conjunto de las fuerzas exige actuar con responsabi­lidad y sin intentar erigirse en el “superhéroe” de la historia, porque ese rol solo correspond­e al ejercicio de la voluntad soberana de la nación venezolana, en elecciones libres.

8.- Hay áreas para el olvido, como Salud. La falta de vacunas oportunas y de campañas preventiva­s en el VIH, son la punta del iceberg de una deficienci­a crónica, que hace aún más inexplicab­le la permanenci­a del subsecreta­rio Castillo.

En fin, Piñera es mucho menos que sus promesas de campaña.

Los logros del Presidente Sebastián Piñera son menos que discretos.

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