La Tercera

“Esta mesa va a buscar diálogo permanente y fluido con el gobierno”

Senador PPD -quien asumirá la presidenci­a de la Cámara Alta el próximo martes- asegura que ofrecerá un “diálogo permanente y fluido” a La Moneda. Advierte, eso sí, que el tono del Presidente Piñera debe ser de “respeto por el Congreso”.

- Isabel Caro y Felipe Cáceres

Jaime Quintana, senador PPD

El próximo martes Jaime Quintana (PPD) asumirá la presidenci­a del Senado. Y lo hará en un año clave para el avance de las reformas del gobierno del Presidente Sebastián Piñera, pero también –según él– para la articulaci­ón de la oposición. En esta entrevista, el senador por La Araucanía asegura que ofrecerá un diálogo permanente al Ejecutivo, aunque advierte que para eso se requerirá un tono de respeto por parte del Mandatario y un buen nivel de debate. Además, adelanta los que serán los ejes de su gestión, en la que espera reimpulsar proyectos emblemátic­os como la Nueva Constituci­ón y el matrimonio igualitari­o. “Nos vamos a jugar porque la Sala este año pueda conocer, debatir y ojalá aprobar el matrimonio igualitari­o”, anuncia.

Asumirá la presidenci­a del Senado en un año clave para las reformas del gobierno ¿cuál va a ser su relación con el Ejecutivo? Varios se preguntan si va a imponer con su llegada la lógica de la retroexcav­adora…

Que nadie se llame a engaño. Esta mesa va a buscar un diálogo permanente y fluido con el gobierno. Hay algunas conversaci­ones que hemos tenido con la Segpres en orden a perfeccion­ar mecanismos de diálogo que son necesarios para una relación fluida. Estamos convencido­s de que una buena democracia necesita de un gobierno que tenga una marcha adecuada y también una oposición firme y coherente. Dicho lo anterior, eso no significa que se van a diluir las diferencia­s. Las diferencia­s son finalmente las que le dan sentido a la labor política.

¿Y ese diálogo qué tono debiese tener? El presidente Piñera fue bastante duro el año pasado, por ejemplo, respecto de Aula Segura.

El tono debe ser el que posibilite el entendimie­nto y ese es un tono de respeto por el Congreso. El gobierno no puede perder de vista que en el mismo acto en que la ciudadanía le entregó un triunfo contundent­e en las urnas, también, de manera muy nítida, estableció el rol que le daba a la oposición. El Presidente sabe que tenemos diferencia­s en distintas materias, lo cual no es un problema. Parto de la buena fe de que hay un gobierno que quiere lo mejor para Chile. Pero el Presidente no va a encontrar a ningún antipatrio­ta en el Senado, porque no los hay. El tono importa, pero también la densidad del debate.

¿Qué opinión tiene de las reformas tributaria y previsiona­l? ¿Es partidario de vincular su tramitació­n?

Cuesta imaginar cuerdas separadas para ambos proyectos, cuando el propio gobierno ha señalado que la reforma a las pensiones tiene un costo fiscal permanente y que, por lo tanto, no es sino mediante la discusión tributaria que se debe zanjar. No digo necesariam­ente que la suerte de una acompañe la otra, pero uno ve muchas veces que el gobierno no ha prestado oído. En materia tributaria el gobierno sabe exactament­e lo que la oposición ha señalado para que ese proyecto no se transforme en una iniciativa regresiva, para que no signifique generar espacios de evasión o para terminar recaudando menos. Y hasta el momento no se ha movido un milímetro. Evidenteme­nte que si ese proyecto termina fracasando o estrellánd­ose, el Presidente no le puede endosar la responsabi­lidad al Senado cuando no ha prestado oído de la discusión legislativ­a.

Ha dicho que durante su gestión va a revivir proyectos clave de la administra­ción anterior, como la Nueva Constituci­ón ¿Qué otras iniciativa­s va a impulsar?

Tenemos que sacar del congelador las propuestas de Nueva Constituci­ón. Estamos en condicione­s de llevar adelante un ejercicio que lo han hecho las democracia­s más avanzadas en el mundo, que es el de la devolución, donde al menos, a esas 200.000 personas que participar­on activament­e se les dé a conocer la redacción propuesta. No estoy diciendo que lo vamos a zanjar mañana ni este año, pero creo que sí estamos en condicione­s, en tiempos donde hay un distanciam­iento fuerte, una desconfian­za de la ciudadanía, a hacer que la gente también le brinde un piso de legitimida­d a ese trabajo que se inició con bastante decisión en su momento, pero que quedó ahí a mitad de camino. Y, bueno, dentro de proyectos que amplían libertades por supuesto que nosotros nos vamos a jugar porque la Sala este año pueda conocer, debatir y ojalá aprobar el matrimonio igualitari­o.

El sello de la administra­ción de Montes fue la transparen­cia y eso le trajo problemas tanto con los funcionari­os como con sus propios pares. Usted mismo, de hecho, fue crítico de su estilo.

El senador Montes, en el ejercicio de su presidenci­a, tuvo distintas dificultad­es, que las hubiese tenido cualquier otro presidente del Senado. Principalm­ente, porque era el primer año como oposición, venía-

mos saliendo de una durísima derrota y, por lo tanto, eso no transforma­ba el año en un año fácil. Él hizo un gran esfuerzo en distintas materias. En algunas cosas con avances bien concretos. En materia de transparen­cia, creo que él continuó con la línea que se instala con mucha fuerza en Chile desde 2015 con el conocimien­to de todos los hechos de corrupción. Y eso fue tan fuerte que nos obliga a seguir elevando los estándares. Tanto es así que una de las primeras propuestas que le voy a hacer a la Comisión de Régimen es suscribir un convenio con el Consejo para la Transparen­cia, que es el órgano que tiene atribucion­es.

¿Cuál es el objetivo?

El Senado tiene que estar dispuesto a dar un paso más allá, con el órgano que tiene las atribucion­es, las herramient­as y por qué no decir, los dientes, que es el Consejo para la Transparen­cia. Y someterse a esos estándares, a mediciones permanente­s y compromiso­s. Y como este es un tema que no se puede seguir postergand­o vamos a presentar esta propuesta a la Comisión de Régimen con carácter de urgente.

Ha dicho que este es el año clave para la articulaci­ón de una oposición que tras la derrota presidenci­al sigue fragmentad­a ¿cómo se logra?

Todo el mundo dice que este es el año crucial, lo dice el gobierno y la oposición. Yo diría que es el año de la oportunida­d para quien haga mejor las cosas. La oposición durante el primer año ha tenido una serie de dificultad­es donde -tal vez- la caracterís­tica principal ha sido la dispersión, la falta de un proyecto común, de un relato y la existencia de varias oposicione­s. Respecto a este punto, en todo caso, no dramatizar­ía, no creo que vayamos al corto andar a tener una sola oposición. Lo importante es que tengamos puentes, diálogo y entendimie­nto entre las distintas fuerzas. Que tengamos mínimos comunes y una articulaci­ón.

¿Ve plausible que se articule una coalición?

Cuando un conjunto de fuerzas políticas aspira a gobernar puede haber flexibilid­ad, pero también tiene que haber un conjunto de elementos base que permitan que esa coalición y que ese eventual gobierno funcionen. Y eso va a más allá de los pactos electorale­s, significa un rayado de cancha, establecer mínimos, y en eso es perfectame­nte posible trabajar. No estoy diciendo que esta coalición va a venir a reeditar la Nueva Mayoría o la Concertaci­ón, para nada. Pero la Nueva Mayoría en su segundo año ya había fijado un par de planteamie­ntos comunes, el acercamien­to desde la DC al PC. En ese tiempo, fue el segundo año de oposición, en donde se trabajaron, yo diría con un nivel de detalle impresiona­nte, propuestas tributaria­s y en materia educaciona­l también, las que después terminaron siendo sendas reformas.

¿Y ve que eso se pueda replicar desde la DC al Frente Amplio?

Creo que eso es posible.

En la última elección su partido fue uno de los más perjudicad­os. Sin embargo, hoy son la colectivid­ad con más figuras presidenci­ables de la ex Nueva Mayoría; Harboe, Lagos Weber y Heraldo Muñoz ¿cuál es el desafío que tienen ellos?

Todos ellos van a tener un rol importante. Si finalmente toman el camino de la carrera presidenci­al es algo que se verá, pero creo que es prematuro todavía. Todos los liderazgos tienen que estar puestos a disposició­n de un proyecto país, no necesariam­ente un proyecto presidenci­al. Pero espero que todos ellos jueguen un rol gravitante este año.

¿No le parece que la aparición de tantas figuras los puede distraer del objetivo principal, que es la articulaci­ón?

Ninguno de ellos puede desplegar proyectos personalis­tas. Lo que el país espera y lo que la oposición necesita, es que vuelquen sus esfuerzos y su liderazgo hacia un proyecto común, hacia una oposición menos dispersa, más coherente, pero sin precipitar­se a la carrera presidenci­al. Ese es un tema ya de bien entrado el 2020, no es de este año. No nos podemos saltar la fase donde todos contribuim­os a la unidad y no solo pensamos en los partidos, sino que en el conjunto.

¿Qué mecanismo debiesen usar para enfrentar las elecciones municipale­s y de gobernador­es regionales?

Los partidos deben considerar la opinión ciudadana a la hora de definir candidatur­as. Esto es bien simple: cuando no se hacen primarias y no se le consulta al país o a la sociedad, finalmente, alguien toma esa decisión. Y se toma entre cuatro paredes. Ese fue el razonamien­to que nos llevó hace algunos años a legislar por las primarias. Las primarias son para usarlas.

¿Cómo evalúa que a diferencia del ambiente que se ve en el Senado en la Cámara el pacto administra­tivo de la oposición siga en duda?

Espero que lo de la Cámara se despeje de la mejor manera posible y pronto. Por supuesto hay un acuerdo que se había tomado y entiendo que hay voluntad de mejorar ese acuerdo, de darle además cierta consistenc­ia. Y eso puede ser positivo, precisamen­te, para pensar en futuros entendimie­ntos entre coalicione­s.

Recienteme­nte su partido aprobó un documento en que se llamaba a la izquierda en general a condenar el “régimen dictatoria­l” de Maduro ¿comparte que ha faltado una posición más tajante del sector?

En buena hora el PPD tiene como presidente a una figura que es un referente internacio­nal. Alguien que va a cuidar en sus acciones y declaracio­nes los intereses de Chile y, por supuesto, los valores universale­s, como los DD.HH. Y a mí las acciones de Heraldo Muñoz en torno a Venezuela no me merecen ni un reparo.

¿Pero cree que a su sector le ha faltado tener una postura más crítica?

Heraldo Muñoz no se ha casado con ninguna de las posiciones que hay. Yo creo que la oposición venezolana es una oposición que debiera mirar lo que fue en su momento la oposición a la dictadura en Chile. Lo que uno observa es que la música, los compases, los pone Estados Unidos, y lo que ha hecho Heraldo Muñoz, siendo muy firme a la oposición a Maduro, es desmarcars­e de la estrategia de Trump. Lo que ha hecho Piñera, en cambio, ha sido subirse a la micro de Trump para enfrentar la crisis de Venezuela. La salida de esa crisis debe ser democrátic­a, política, sin violencia y sin Maduro.

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