DE LA MAREA AL TSUNAMI FEMINISTA
SEÑOR DIRECTOR
Este fue un 8 de marzo histórico. Las marchas convocadas fueron las movilizaciones feministas más masivas de la historia del país, y en conjunto, probablemente las más multitudinarias desde 1990. Organizadas por colectivos de mujeres agrupados en una coordinadora sin una estructura institucional permanente y sin vínculos con actores políticos formales. De un carácter cualitativamente distinto al de años anteriores: menos mixtas y más femeninas, mostrando que el llamado respecto de la participación de hombres tuvo efecto, más feministas en sus consignas y puesta en escena, más diversas en términos sociales y políticos.
Si bien las jóvenes fueron protagonistas, estas no fueron marchas estudiantiles, ni solo de mujeres profesionales de clase media, se movilizaron y convocaron a trabajadoras, académicas, funcionarias, escolares, artistas y una enorme masa de mujeres independientes que se organizaron para marchar en familia, con sus hijas/os, amigas, vecinas, compañeras de trabajo. Expresaban rabia y denuncia por la violencia, el acoso, pero también esperanza, alegría y entusiasmo por lo que las mujeres han logrado, su poder colectivo, y por la posibilidad de seguir empujando cambios hacia mayor igualdad.
Pero la expresión callejera fue solo la punta del iceberg. Independientemente del éxito de la convocatoria a una huelga general, las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer removieron al país. Desde colegios, fundaciones, universidades, empresas, al gobierno y los partidos políticos buscaron conmemorar el día con eventos significativos en pro de la igualdad. Los medios se desplegaron para entregar cobertura y las periodistas tuvieron un papel protagónico apoyando su difusión. A pesar del debate entre las élites, las personas de todos los sectores políticos se sumaron desde sus espacios e ideas.
El 8M mostró que las demandas feministas han llegado para quedarse, que lo que se inició en las universidades en la primavera del 2018 ha logrado permear amplios sectores de la sociedad, que cuenta con un apoyo mayoritario y que reclama urgencia para las transformaciones pendientes. Una marea que se está convirtiendo en tsunami feminista.
Marcela Ríos
Representante Adjunta PNUD