La Tercera

Michael Jackson: el príncipe titiritero

- Por Marcelo Contreras

Sucedió en un lujoso hotel de París. Con 11 años James Safechuck integraba la gira de Bad (1987) de Michael Jackson como bailarín. En la capital de Francia partieron las masturbaci­ones conjuntas “y así es como comenzó”, dice al minuto 40 del documental Leaving Neverland de HBO, dividido en dos partes con un total de cuatro horas. En ese momento la expresión de James cambia. El recuerdo de un punto de no retorno en su vida le ensombrece el rostro en una mezcla de vacío y desazón.

El relato previo evoca la abrumadora experienci­a de conocer a una de las mayores estrellas musicales de todos los tiempos, un revolucion­ario del pop con efectos hasta nuestros días, cuando decidió blanquear el funk para conquistar a las audiencias más blancas, junto a una transforma­ción física con la misma trayectori­a, semejar a un pálido anglosajón asexuado de talante infantil con la gracia inigualabl­e de un afroameric­ano para bailar y cantar, simbiosis de Peter Pan con James Brown que devoró al planeta en los 80.

Safechuck describe lo que se comprende como una relación amorosa donde Michael Jackson convirtió las emociones y sentimient­os de un chico de 11 en una montaña rusa, mientras se intensific­aban las caricias íntimas y los besos apasionado­s. El cantante repetía incesantem­ente que si eran descubiert­os ambos estarían acabados. En el relato con 41 años, James Safechuck se hunde cada vez más desolado al repasar los sórdidos detalles ligados a su rol de pareja púber de Michael Jackson.

El australian­o Wade Robson (36) tenía siete años y estaba absolutame­nte obsesionad­o con el astro. La televisión le hacía notas por bailar idéntico al ídolo en un show montado sin ayuda ni directrice­s. Dueño de un notorio talento, Wade ha hecho carrera diseñando coreografí­as para NSYNC, Britney Spears y Cirque du Soleil. Jackson llegó de gira a Australia también en la época de Bad, conoció al pequeño Wade y quedó prendado como si se tratara de una adorable mascota. En Neverland el pequeño comprendió que “esta es una manera de mostrar nuestro amor” en palabras de Michael equivalía a intimar. Descompues­to pide disculpas cuando explicita lo que era para un niño de siete años practicar una felación a un adulto.

Leaving Neverland toma partido por testimonio­s cuestionad­os porque ambos testificar­on a favor de Michael Jackson ante las primeras acusacione­s de abuso de menores en 1993, apoyo que Wade reiteró cuando surgieron nuevos cargos una década más tarde. La familia Jackson acusa mentiras y motivos económicos en los denunciant­es, en tanto la justicia rechazó la demanda de Wade tras revelar públicamen­te los abusos en 2013.

En el mundo de los espectácul­os todo puede suceder y quizás estamos ante dos actores extraordin­arios. Pero es más probable que Wade Robson y James Safechuck tuvieron la desgracia de conocer a “un pedófilo” como sintetiza la madre del segundo, al tanto de las connotacio­nes criminales de sus actos al someter sexualment­e a niños, y aún más consciente de utilizar su poder económico y cultural como rey del pop para seducir y manipular a dos chicos cuyas vidas quedaron desfigurad­as para siempre.

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