La U cae ante Unión y revive sus fantasmas
Los hispanos remontan y vencen a los azules, que nuevamente exhiben su fragilidad futbolística y mental. El cuadro rojo, con una idea clara y buenos intérpretes, se ratifica como uno de los animadores del campeonato.
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La Universidad de Chile se entrampa. Cae ante la Unión Española y no sale de su irregularidad. No hay caso con esta U, que sigue luciendo débil futbolísticamente y, lo que es peor, también de la cabeza.
En un duelo que manejó a ratos con comodidad, los de Kudelka finalmente sumaron una nueva decepción y dejaron entrever todas sus falencias.
Hay más confianza, sí. Al menos la hubo a ratos. La idea del cuerpo técnico empieza a cuajar en el renovado plantel laico. O eso parece. Pero todavía el equipo es incapaz de
mantener su propio ritmo e intensidad durante un partido completo.
Así fue, esta vez, ante los hispanos. Sin consistencia, los estudiantiles pudieron ser protagonistas y dominadores solamente por la actitud pasiva de los rojos sobre la cancha del Estadio Nacional. Los adiestrados por Fernando Díaz se echaron atrás y aguantaron los embates azules que, aunque exhibieron una mejor cara en algunos pasajes del comHerrera
promiso, carecieron de ideas y profundidad. Fueron menos tibios esta vez, pero casi tan poco efectivos en el último tramo del campo de juego como todo este 2019.
Los de colonia, en tanto, con pocos argumentos, aguantaron cerca de su arco con un libreto claro. Cerraron los caminos y apostaron todo al contragolpe. Una apuesta exitosa, en todo caso, en el inicio por lo menos, pues, en media hora, ya habían obligado a Johnny
a intervenir dos veces de manera notable para salvar a su equipo.
Pero Matías Rodríguez tenía la llave. Al menos transitoria. Con un centro que mandó al área con la pierna izquierda y una enorme cuota de fortuna, ya que su tiro buscaba la cabeza de un compañero y se metió en el segundo palo, al ángulo. Golazo. Y tranquilidad momentánea para la U.
La fortuita apertura de la cuenta bajó los niveles de tensión
entre los estudiantiles que, a partir de ahí, esta vez sí tuvieron algo de tranquilidad para manejar la ventaja.
O eso se veía en la cancha, donde la tónica se mantenía invariable: con el conjunto rojo replegado y con los de Kudelka haciendo el desgaste. Y es que, a pesar del adelantamiento de los hispanos sobre el cierre del compromiso, sus embates ofensivos no generaban real preocupación a la zaga universitaria.
Todo eso hasta que el colombiano Yulian Mejía cambió la historia. El cafetero rompió la inercia y marcó el empate con un zurdazo inatajable desde casi 30 metros. Por eso el “¡dejémonos de joder!”, pronunciado con rabia y a viva voz por Kudelka, y que se escuchó con nitidez en la transmisión televisiva, estaba plenamente justificado. El DT, como la mayoría de los hinchas, exhibía sin disimulo su incredulidad ante lo que ocurría.
El empate fue un golpe demasiado duro para la U, que luego no encontró respuestas. El paraguayo Caballero, a dos minutos del final, venció a Herrera y silenció a los 30 mil azules que llegaron a Ñuñoa. Para ganar el partido, reafirmar a su elenco como protagonista del torneo y para devolverle la amargura a los universitarios, que jugaron mejor que otras veces, pero pagaron cara su, a estas alturas, indisimulable fragilidad.b