La Tercera

Inutilidad evaluativa

- Eugenio Guzmán Sociólogo

Hace muchos años discutía con un amigo acerca de si a una persona que creía en algo demostrarl­e con argumentos que no era así, ésta cambiaría de creencias. Ingenuamen­te, yo sostenía que sí, pues se allanaría a los argumentos. Mi amigo, más escéptico, sostenía que no, porque finalmente las creencias están basadas en sentimient­os que los argumentos difícilmen­te pueden someter (aunque en algunos casos la honestidad ayuda a este propósito). Ciertament­e, creo que mi amigo estaba en lo correcto, después de todo no solo argumentab­a, sino que aludía a la experienci­a.

Algo semejante sucede con la evaluación del primer año de gobierno, con algunas salvedades, por lo pronto, que las evaluacion­es de quienes evalúan están mediadas por sus intereses. Los distintos artículos al respecto son elocuentes.

Pero existen otras salvedades, por lo pronto, los “fake news” que, canalizada­s por las “redes sociales”, abundan y minan las bases de cualquier argumento honesto; el insulto que sustituye la argumentac­ión racional por la agresión emocional; los argumentos descalific­atorios a la persona del contrincan­te (ad hominem) y no a sus ideas que es la mejor forma de “ganar” mediáticam­ente una discusión; por último, el que se confunde honestidad con irresponsa­bilidad, solo basta mencionar las declaracio­nes de los parlamenta­rios de oposición respecto del tema de los medidores, que fue aprobada y desarrolla­da por el gobierno que apoyaron: “No lo advertí”; “nos pasaron gato por liebre”; “no me di cuenta”; “hay que hacer un mea culpa”, etc.

Entonces, ¿sería un ejercicio inútil toda evaluación? Un ejercicio antiguo para superar el pesimismo, consiste en mirar los hechos. Advirtamos que para muchos los hechos no son tales sino las miradas de cada uno a partir de las cuales construimo­s creencias. Pero supongamos que existe la posibilida­d que llamemos rojo al azul y azul al rojo, aunque con matices. En este contexto, dos hechos interesant­es parecen claros, primero, que la oposición careció de propuesta y más bien fue reactiva al acontecimi­entos semanales. Su falta de propuesta se expresó en la búsqueda persistent­e de los errores del gobierno, para así construir un discurso de desconfian­za hacia éste, pero también para justificar cualquier acercamien­to y entendimie­ntos con el Ejecutivo. De hecho, cuando algunos tuvieron acercamien­tos, terminaron siendo presa de las críticas de sus socios, lo que los obligó a volver al redil. Los casos de Boric y la DC son elocuentes, en ambos casos se retomó el camino de crítica al gobierno.

Y el segundo hecho son los logros del PC. Por lo pronto, evitaron la condena al gobierno de Maduro en el Congreso y que el nuevo presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara sea el diputado PC Daniel Núñez, lo que es clave en un año en que uno de los temas centrales será la reforma tributaria.

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