Así se “esculpe” el robo de obras
La PDI tiene en la mira a una serie de intermediarios, dedicados a la sustracción de antigüedades por encargo. Según la policía, pululan cerca de los locales que se dedican legalmente a la venta de objetos de épocas pasadas.
Rubén lleva 20 años dedicado a la venta de antigüedades en el Centro Comercial Balmaceda-Brasil. Recuerda que entre sus clientes alguna vez estuvo Raúl Schüler, el empresario que se encuentra formalizado y en arresto domiciliario como posible responsable de delitos de receptación e infracción a la Ley de Monumentos Nacionales, luego que se encontraran en su propiedad más de 20 piezas de interés histórico reportadas como robadas.
Una estatua de San Miguel Arcángel y seis copas se llevó Schüler desde la tienda de Rubén (quien no quiso decir su apellido), hace ya unos 15 años. Luego de la incautación de piezas realizada por la Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medioambiente y Patrimonio Cultural (Bidema) de la PDI, efectuada a fines de noviembre pasado, el comerciante presentó ante los detectives las guías de procedencia de los bienes para descartarlos del grupo de piezas robadas que tenía el empresario en
su propiedad de San Francisco de Mostazal.
Más allá de eso, los ojos de los investigadores se fijan en el recinto comercial y sus redes, que se extienden tanto dentro como fuera de ese espacio capitalino.
Un total de 230 locatarios laboran en el lugar, también conocido con el nombre de “Galpón de los Reyes”, fundado hace 27 años. Aquí el tiempo pasa lento. El movimiento parece ser mayor en el exterior del inmueble, que funcionó durante las primeras décadas del siglo XX como bodega de tranvías. Sentados en un costado de calle Brasil, una decena de hombres dedican el día a buscar objetos que puedan vender a los comerciantes establecidos, y también a los visitantes amantes de las piezas con valor histórico. Se trata de los denominados “busquillas”.
Estos sujetos, bien conocidos en los barrios por recorrer las calles con sus carritos, se entremezclan con otros conocedores del rubro, aunque dedicados al robo de piezas. Según fuentes de la investigación, sería a través de ellos que
“Quien realiza el robo en sí puede que no sea la persona que tiene el contacto con el solicitante de la pieza”.
CRISTIÁN CERDA
MERCADO DE BIENES ROBADOS PDI
Schüler obtuvo las obras robadas. De acuerdo a quienes frecuentan el sector, el empresario realizaba constantes visitas al restaurante junto al galpón.
Intermediarios
Estas personas, según explica el subcomisario Cristián Cerda, jefe del equipo de Mercado de Bienes Robados de la PDI, hacen de especialistas y de intermediarios entre la banda que concreta el robo por encargo y quien pide la obra. “Se usa la figura del intermediario. Quien realiza el robo en sí puede que no sea la persona que conoce el valor real, maneja la información o tiene el contacto con quien solicita la pieza”, precisa el detective.
Osvaldo Muñoz, administrador del centro comercial y el anticuario
más grande de Santiago, coincide con este punto, aunque enfatiza que este tipo de hechos ocurre, principalmente, en el exterior del lugar. “No puedo hablar por todos, pero sí por la gran mayoría. Acá no compramos nada que no tengamos la seguridad que sean obras originales”, señala. Al mismo tiempo, asegura que en su caso la adquisición la realiza en remates o compra a familiares que venden sus antigüedades.
En todo caso, el mundo del “dealer” de estas piezas excede a lo que ocurre en Balmaceda con Brasil. Las ferias libres o el Persa Biobío son otros puntos en que pueden ocurrir estos delitos.
Fuentes ligadas a estas investigaciones aseguran que no se trata de un solo individuo dedicado a los robos por encargo. No obstante, hay un nombre que se maneja en los cuadernos policiales: José Aurelio Moreno (60).
Más conocido como “el Aurelio”, este hombre posee antecedentes delictuales por robo de obras en el Cementerio General, de un telescopio antiguo de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Chile y de un ángel de la Iglesia de San Francisco. Incluso forma parte de los denunciados por el robo de la espada del expresidente Manuel Bulnes desde el Museo Histórico Nacional en Santiago, en agosto de 2016.
Nuevas reglas
Osvaldo Muñoz asume responsabilidad colectiva por el escaso uso que se hace entre los comerciantes del acta de procedencia que asegure el origen del objeto. “Es una culpa que tenemos. Pero hace mucho no le compro a desconocidos. Hay gente que anda vendiendo, pero uno desconoce la procedencia y se nota de inmediato cuando es robada. Por ejemplo, no voy a comprar un centro de mesa de plata a $ 200 mil. No se puede comprar un Mercedes Benz a precio de un Fiat 600”, señala.
En tanto, en la PDI avanzan en nuevas reglas para mejorar la trazabilidad de las piezas. En este marco, preparan la creación de un registro de comercios habilitados para la venta de antigüedades. ●