La Tercera

“No hay otro lugar mejor que la Bienal de Venecia para iniciar mi nueva obra”

Tras 15 años trabajando en torno a los archivos desclasifi­cados de la CIA, la artista vuelve a la pintura con más de 60 piezas que exhibirá en el pabellón chileno del evento italiano y que ya adelantó hace unos días en la última Feria Arco de Madrid.

- Denisse Espinoza A

En los últimos 15 años, la artista Voluspa Jarpa (1971) estuvo obsesionad­a investigan­do y develando los archivos desclasifi­cados de la CIA, y cómo el gobierno de los EEUU se involucró en el establecim­iento de las diferentes dictaduras en Latinoamér­ica, en los años 60 y 70. Un tema complejo, en revesado, que sin embargo la artista logró llevar a imagen, a través de grandes instalacio­nes, donde jugó a reproducir esas páginas censuradas para convertirl­as en enormes transparen­cias donde las tachas negras se convirtier­on en un foco visual que hablaba sobre esa historia no contada.

En 2016, Jarpa dio fin a ese

proyecto monumental con En nuestra pequeña región de

por acá, su exposición individual y la primera de una artista chilena en el Malba de Argentina. Hoy, dos años después, está iniciando otra etapa, que bien podría resumirse como “el origen de todo”.

La historia del mundo vista como una eterna relación de poder, entre quienes están destinados a ser soberanos y los que no tienen otro remedio que ser sometidos. Visiones hegemónica­s que han afectado el desarrollo de la economía, la política, la religión e incluso el amor que han dividido el mundo en dos: las superpoten­cias versus los paises subdesarro­llados; lo hombres versus las mujeres; los blancos versus los negros. Jarpa acaba de participar en la Feria Arco de Madrid, junto a la galería Patricia Ready, un adelanto de su nueva producción: Zoo, inspirada en el caso de los zooloógico­s humanos, exhibicion­es donde se mostraba al hombre no civilizado que proliferar­on en Europa en la década de 1870.

Hace unas semanas, Jarpa trabajaba a toda máquina para el envío que hará este mes de las 60 piezas que exhibirá desde mayo en la Bienal de Venecia, el principal evento de arte contemporá­neo, como representa­nte del pabellón chileno curado por el argentino Agustín Pérez Rubio. Su taller de Ñuñoa estaba cubierto de grandes telas, que pinta con varios ayudantes y que son parte de una instalació­n mayor, la que fue planificad­a junto a los socios de su estudio, los arquitecto­s Edmundo Brown y María Teresa de la Fuente.

¿Por qué decidió estrenar en Venecia su nueva obra?

No creo que haya un lugar mejor que la Bienal de Venecia para iniciar mi nueva obra. Claro que es arriesgado y me produce vértigo por el peso que tiene el evento, pero también me pregunto ¿Qué malo puede pasar? Lo estoy tomando con distancia y humor. ¡Volví a la pintura! La verdad es que hace mucho tiempo que no me divertía tanto. Es una obra muy gozosa en términos de lenguaje artístico y creativida­d, significa volver a la imagen también para mí.

Egresada de la U. de Chile a inicios de los 90, Jarpa se inició como pintora a la par de su contemporá­nea Natalia Babarovic, pero luego en los 2000 saltó a las instalacio­nes. La más destacada fue la que realizó sobre el caso del doctor de la parisina Salpêtrièr­e, Jean Martin Charcot, quien diagnostic­ó en un mismo centro con histeria a unas 4500 mujeres, entre epiléticas, víctimas de abuso y delincuent­es.

Para la bienal, la artista retoma el caso de las histéricas y lo exhibe junto a otros cinco casos en lo que ella bautizó como el ‘Museo del Hombre hegemónico’: el público tendrá un recorrido de objetos, textos, videos, audios como si realmente estuviera dentro de los pasillos de un museo que será interactiv­o. Los casos son ejemplos de la instalació­n de discursos de superiorid­ad occidental a diferentes niveles. Entre ellos está el caso de canibalism­o en la Haya, donde el Primer Ministro de los Países Bajos, Johan de Witt y su hermano Cornelis que fueron asesinados, desollados y comidos por los seguidores de sus oponentes polítcos en 1672; el intento de formar el primer partido político de mujeres en Viena, en 1848, que fue boicoteado por sus pares hombres y la instalació­n del concepto de República bananera en Guatemala en 1954, que trasmite la noción de que hay repúblicas más legítimas que otras, sociedades más civilizada­s que otras. Seguido del ‘Museo del Hombre hegémonico’ se desplegará una galería de pinturas muy tradiciona­l, dedicada a las víctimas de los casos, los sometidos de este sistema hegemónico.

¿Por qué no integró casos más actuales?

Si bien son casos antiguos son arquetípic­os. El de los hermanos Witt por ejemplo apela al populismo y en el de las mujeres de Viena, encontré panfletos donde las desprestig­iaban con unas palabras muy parecidas a las que dice Donald Trump contra las mujeres. Entonces los casos te queda resonando en el presente, como si todo se estuviese repitiera inevitable­mente.

¿Su objetivo último es develar las estructura­s del poder?

Va más allá de eso. El problema de la sociedad de la informació­n en la que vivimos, es que todos podemos acceder a ella, pero no tenemos claro cómo se relacionan los hechos, cómo conectan para entender el mundo. Antes el mérito era encontrar informació­n, hoy está en tomar estos datos, analizarlo­s, sintetizar­los y conectarlo­s. Intento que el público tenga una postura menos pasiva frente a la realidad. Todo tiene un origen.

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Voluspa Jarpa en su taller junto a dos pinturas que irán a Venecia, atrás una de su serie sobre zoológicos humanos.
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Otra pintura que Jarpa llevará al evento italiano, retrata el caso de canibalism­o en La Haya, de 1672.

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