La Tercera

Theresa May en su hora más crítica

La primera ministra británica sufrió su segunda derrota por el Brexit y podría tener sus horas contadas. Metódica y ordenada, May asumió el poder en 2016 en un escenario complejo e ingrato para ella, ya que hizo campaña a favor de la permanenci­a de Reino

- Por Alejandro Tapia

Llegó al 10 de Downing Street a apagar un incendio. En julio de 2016 Reino Unido aún se sacudía del referendo en el que el 52% de los británicos votó a favor de la salida del país de la Unión Europea, votación que le costó el cargo al primer ministro conservado­r David Cameron, cuando Theresa May tomó el poder. Y lo hizo ante una situación sumamente incómoda, ya que durante el debate por el Brexit hizo campaña a favor de la permanenci­a de Londres en el bloque europeo. Pero ni su temple ni conocida perseveran­cia fueron suficiente­s para que May convencier­a ayer a los Comunes, que por segunda vez rechazaron el acuerdo de divorcio con la UE. La premier británica, que asumió como la primera mujer desde la gestión

de Margaret Thatcher, tendría ahora sus horas contadas.

Metódica y ordenada, Theresa May intentó convencer a los británicos de que el Brexit se debía concretar con un acuerdo de salida con la UE, bueno para ambas partes. Pero ni siquiera sus correligio­narios del Partido Conservado­r –qué decir de la oposición laborista- le perdonaron la concesione­s que hizo, especialme­nte por la llamada salvaguard­a irlandesa, mecanismo para evitar una frontera física entre la República de Irlanda (que pertenece a la Unión Europea) e Irlanda del Norte (provincia que forma parte de Reino Unido).

Quienes la conocen sostienen que precisamen­te una de las debilidade­s de May fue estirar el hilo hasta un límite que finalmente se le salió de control, como quedó demostrado ayer en el Par-

lamento británico, pero también en enero, cuando su propuesta de acuerdo fue rechazada con una diferencia de 230 votos, una verdadera paliza. Aunque la diferencia de la votación de ayer fue de 149 votos, esta era su última oportunida­d para imponer sus propios términos. Ahora, los laboristas se lanzarán a su caza y podrían presentar una moción de censura en la que es altamente probable que no sobreviva. Si fuese un partido de fútbol, la pelota quedó dominada por la oposición laborista. Además, podría ser obligada a renunciar.

Theresa May pasó meses advirtiend­o que una salida de la Unión Europea sin acuerdo sería algo “catastrófi­co”, pero enfrentó profundas divisiones en sus propias filas. Incluso señaló que la mera salida de Reino Unido del bloque sería también “fatal” para

Escocia, porque los escoceses buscarían nuevamente la independen­cia vía un nuevo referendo.

Al mismo tiempo, la premier siempre se opuso a una segunda consulta ciudadana por el Brexit y también a la extensión del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que pone en marcha la salida.

Por eso Theresa May había puesto todas sus esperanzas en la segunda votación de los Comunes. “Si este acuerdo no se aprueba, podría perderse el Brexit”, había advertido. May, de 62 años y amplia trayectori­a en la política británica, podría ahora intentar por tercera vez un acuerdo parlamenta­rio. Esto, con la esperanza de que los legislador­es puedan cambiar de opinión si se vuelve más probable que Reino Unido permanezca en la Unión Europea.

En una muestra palpable que las horas corren en contra de May, las casas de apuestas británicas daban como favorita la opción de que la primera ministra pueda presentar su renuncia. Días atrás, estas mismas casas de apuestas vaticinaro­n la derrota de May en la Cámara de los Comunes.

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