La Tercera

Palestino rescata empate ante River y UC gana a Rosario

En una definición de infarto, la UC derrota a Rosario Central por 2-1, en la última jugada. Los argentinos empataron en los descuentos, pero Aued cerró de penal el triunfo épico de la franja.

- Álvaro Poblete

El fútbol se construye sobre las gestas de los héroes. Con relatos de jugadores que son capaces de levantar a un equipo del suelo. Eso fueron Fuenzalida y Luciano Aued, los paladines que armaron la jugada agónica que significó el triunfo por 2-1 de Univer- sidad Católica cuando estaba muerta. Chapita provocando el penal y el Luli, definiendo con categoría, dándole justicia al encuentro y haciendo explotar a una hinchada disfónica de tanto cantar y gritar.

Los cruzados, obligados a ganar, se pararon bien desde un comienzo. Con Pinares, Puch y Fuenzalida dándole mucho movimiento al ataque, apoyados siempre por un omnipresen­te Aued, jugador clave para el funcionami­ento del equipo y que anoche, a diferencia de lo que pasó en Asunción, sí rindió a su nivel.

En ese cuadrado de futbolista­s se concentró todo el fútbol de la UC. Y si bien no hubo un derroche de oportunida­des de gol, lo cierto es que el local siempre se vio en control del juego durante los primeros 45 minutos. El festejo de Puch (definición fría del extremo izquierdo), a los 28 minutos, era lo mínimo que merecía el cuadro estudianti­l antes del descanso, frente a un rival demasiado conservado­r y dependient­e casi con exclusivid­ad de los balones detenidos servidos por Gil, el argentino con sangre chilena que, de quererlo Rueda, podría ser parte de la selección nacional.

La línea defensiva de Católica sufrió muy poco en la fracción inicial. La película fue muy distinta en el complement­o, porque Rosario adelantó sus filas varios metros. Se instaló en campo cruzado y presionó por el empate. Ferrari, el técnico del Canalla, movió las piezas y mandó a la cancha a Fernando Zampedri, un jugador grande, pesa- do, de área. Preocupaci­ón clara para Huerta y Kuscevic, los centrales de la franja.

Poco a poco, Universida­d Católica se fue encajonand­o y apostando todas sus fichas a una salida rápida. Ver Puch ayudando a Cornejo como lateral derecho era prueba de ese nuevo escenario del partido.

De todas formas, la UC tuvo las opciones del segundo tanto. Sáez, el cuestionad­o Sacha, fue quien estuvo más cerca. La lesión de Puch, obviamente, generó preocupaci­ón, pero la victoria seguía ahí, al alcance de la mano. Los últimos 10 minutos eran un desafío de carácter para los cruzados.

Y esa prueba, la del corazón y el coraje, Católica la ganó por goleada. Porque se recuperó del peor golpe, del empate injusto de Rosario en los descuentos. Porque la sangre fría de Aued para resolver el penal en la última jugada del partido fue el final soñado para un triunfo de la UC que puede, y debe, marcar un antes y un después de la franja en la Copa Libertador­es.

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Aued y Fuenzalida se abrazan con Valencia para festejar el gol del triunfo de la UC sobre Rosario Central.
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