La Tercera

El desafío opositor

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Llegó la hora de la unidad de la oposición. La ciudadanía espera más de nosotros. Para diseñar un nuevo rumbo, debemos partir por reconocer ante el país los errores cometidos, apartar las pugnas menores y escuchar la voz de la gente. La dispersión opositora no es nueva y se arrastra desde las elecciones presidenci­ales pasadas. Más allá de la aspiración de nuevas fuerzas de ganar espacios, y de algunas antiguas de recuperar identidad, la causa principal de los males opositores es habernos desviado de las prioridade­s ciudadanas.

En la pasada elección presidenci­al: ¿Cuánto hablamos del crecimient­o económico, de más y mejores empleos, de innovación?; ¿cuántas propuestas ofrecimos para enfrentar la insegurida­d ciudadana, previniend­o el delito, apoyando a las víctimas, focalizand­o el trabajo con jóvenes y comunidade­s locales?; ¿cuánto hablamos de profundiza­r la agenda de probidad?; ¿cuánto hablamos de la persistent­e discrimina­ción en el trabajo y en la calle contra la mujer? Debemos centrarnos en las razones del malestar de la clase media y los más desposeído­s, en vez de acentuar el debate sobre eventuales coalicione­s. Cabe responder a las personas de regiones que tienen que viajar a Santiago para consultar un médico especialis­ta; a quienes usan un auto para trabajar y enfrentan el alto costo de los tags; a los adultos mayores cuyas pensiones no les alcanzan para cubrir los remedios para sus enfermedad­es. Si definimos bien los asuntos sustantivo­s que preocupan a la gente, las coalicione­s serán más factibles de conformar más adelante.

El tema prioritari­o de la agenda ciudadana es la reforma previsiona­l. A mi juicio, esta debe ser la discusión madre de todas las batallas. El consenso opositor debiera apuntar a un sistema de seguridad social, con componente­s de solidarida­d intra e intergener­acional, con la posibilida­d de que el aumento de 4 o más puntos a cargo del empleador sea administra­do por un ente público autónomo, adelantand­o el número de años para la entrada en vigencia de este incremento de cotización, ampliando la opción de los afiliados a elegir su administra­dora por el total de la cotización, y legislando prioritari­amente sobre el reajuste del pilar solidario.

Si hay acuerdo opositor sobre pensiones, ello facilitará concordar posiciones para fortalecer la Ley de Inclusión Educaciona­l para que las familias escojan las escuelas para sus hijos; defender el sindicalis­mo frente a las reformas laborales; y elaborar posturas comunes sobre otras reformas necesarias, como en materia de seguridad ciudadana o del TC. Debiéramos inspirarno­s en el ejemplo del acuerdo de las ocho condicione­s para legislar sobre reforma tributaria, suscrito por partidos desde el Frente Amplio hasta la DC. Por cierto, resulta esencial despejar la definición sobre el acuerdo administra­tivo para la mesa de la Cámara. La idea es dialogar con el gobierno, con disposició­n abierta, pero negociando unidos, para construir futuro y recuperar la confianza de la gente. Chile merece una oposición que pueda aspirar a liderar un cambio tranquilo.

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Presidente del PPD Heraldo Muñoz

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