La Tercera

URGENCIA POR UNA INSTITUCIÓ­N AMBIENTAL MODERNA

Tras la decisión del TCVAL, es fundamenta­l avanzar en la discusión que perfeccion­e el sistema para que dé plenas garantías a todos.

-

Recienteme­nte se conoció la decisión de Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL)- empresa controlada por un fondo australian­o, y quien se había adjudicado en 2013 la licitación por la concesión para construir y explotar el terminal 2 del Puerto de Valparaíso, por un período de 30 años- de hacer efectiva una cláusula de salida del contrato, y no continuar con el proyecto. Las razones aducidas responden a “las excesivas demoras —más allá de cualquier plazo razonable— en la tramitació­n ambiental del proyecto”, ya que la Resolución de Calificaci­ón Ambiental (RCA) se entregó en octubre de 2018 y la existencia de recursos que aún se encuentran pendientes no permite prever en cuánto tiempo existirá certeza jurídica en relación a esa certificac­ión.

La decisión, más allá de las palabras del mandante, la Empresa Portuaria de Valparaíso, de que evaluará hacer una nueva licitación y continuar con el proyecto, atendiendo a que es titular de la RCA, introduce un factor de incertidum­bre no solo respecto del impacto que generaría en el alicaído escenario laboral de Valparaíso, sino en la posibilida­d de que en este escenario existan nuevos interesado­s que quieran postular a desarrolla­r el proyecto. Por lo mismo, no solo es relevante que exista un mejor y más oportuno accionar de las autoridade­s sectoriale­s en la adecuada evaluación de situacione­s de esta naturaleza, y que se enfrenten con decisión, sino también es necesario que las autoridade­s y actores locales ejerzan sus facultades razonablem­ente, sin transforma­r los proyectos en causas al servicio de cálculos político-electorale­s.

Por otra parte, lo ocurrido se suma a otras iniciativa­s emblemátic­as presentada­s en los últimos años -basta ver el caso Dominga-, en que una institucio­nalidad ambiental que debe salvaguard­ar correctame­nte los derechos a vivir en un medio ambiente libre de contaminac­ión, la protección del medio ambiente, la preservaci­ón de la naturaleza y la conservaci­ón del patrimonio ambiental, en la práctica da los espacios para que los procesos se eternicen, transformá­ndose en un disuasivo para la inversión. El desarrollo no puede ser a costa de la destrucció­n del medio ambiente –como ha sido durante siglos-, pero una adecuada institucio­nalidad ambiental no es la que lo impide, sino la que lo condiciona para ser sostenible, de forma razonable, transparen­te y definida.

Y si bien el actual gobierno presentó un proyecto que busca modernizar el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, que, entre otros, incorpora una participac­ión anticipada de las comunidade­s y busca dar preeminenc­ia al factor técnico por sobre el político, que permitiría avanzar en hacerlo más ágil, desde su ingreso, en julio de 2018, su tramitació­n no ha tenido movimiento­s significat­ivos. Y, más allá de que nuevamente se le haya puesto urgencia, es fundamenta­l que ahora sí se avance en una discusión que perfeccion­e el sistema, para que dé plenas garantías a todos, no solo a las comunidade­s, sino también al inversioni­sta, que pueda tener certeza jurídica respecto de su proyecto, dentro de plazos razonables.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile